Abatido....volviendo de la fiesta de Leah (para mayores de 18)

El deseo y la excitación recorrieron todo mi ser, como si formaran parte de mí, como mi propia sangre que estaba bombeando a un ritmo atronador. Quería tener cerca a mi hombre, sentirlo sólo mío, y él no me hizo esperar en mis anhelos. Cuando me regaló el beso más delicioso y aturullante que había probado en toda mi vida, aferré mi cuerpo al suyo como un ancla, sin intención de dejarle acabar el postre.

Me deleité en cada pequeño roce, acercamiento y caricia sobre mi piel, desesperando en los pocos segundos que se separó de mí para acomodarse bajo el agua del jacuzzi.
Seguí con los ojos entrecerrados y mucho nerviosismo, el camino que hacían sus dedos a lo largo de mi espalda, sintiéndome vibrar como el más perfecto Stradivarius bajo las manos de un experto músico. Entre estremecimientos de excitación, y resguardada sobre su vientre, me di cuenta cómo su virilidad comenzaba a hacerse notar bajo mi cuerpo, y no pude más que ahogar un gemido, que tan sólo mostraba lo febril que me sentía.

Ya no tenía miedo, ni dudas, ni pizca de incertidumbre, porque sabía con seguridad que a la mañana siguiente, cuando me despertara, él estaría a mi lado, y creía con absoluta certeza nunca más sentiría la rabia o el rencor que me carcomían desde hacía años. No temía entregarme en cuerpo y alma a él, ya que la palabra “arrepentimiento” se había borrado de mi cabeza de un plomazo. Acababa de descubrir la razón de mi existir, la recompensa después de tanto dolor y la única persona en el mundo que me complementaba al 100%, sin prejuicios ni burlas.

Te quiero Brad Shinoda, nunca creí que llegaría a decirlo…-susurré separándome ligeramente de sus labios, mientras mis dos manos se apoyaban sobre su pecho mojado tras recorrer toda la forma de su pelo y su cuello-
Quiero ser sólo tuya, en todos los sentidos…-aseguré sonrojada con algo de timidez, pero con una cierta dosis de seducción-

A continuación mis manos se deslizaron bajo el agua, desabrochando muy lentamente el cinturón que le ceñía el bañador, que era parte de la barrera que impedía que fuéramos uno sólo, negándonos el placer y el éxtasis que era sólo nuestro.

Sonreí entrecortadamente, totalmente abrumada por la ternura de las palabras de mi amor, y agradecí toda su delicadeza. El asombro no me abandonaba en cada pequeño paso que avanzábamos hacia sentirnos el uno del otro, y la única respuesta natural que me salió de adentro, fue darle un gran abrazo, cargado de emoción y complementado con una serie de cortos y ansiosos besos.
Contigo no quiero frenarme, no quiero poner límites, no tengo miedo a nada si estás a mi lado, así que quiero que nos amemos hasta que ya no podamos más…-susurré aferrada a su nuca, apoyada sobre su hombro, ya que todavía me sentía algo cohibida por lo que suponía aquella situación para mí-

Y no tienes que tomar ninguna precaución a la hora de amarme, más que las puramente normales con una mujer en edad fértil…-aseguré acercando mi nariz con la suya- Ah, y no me transformo en loba, ni me salen garras, ni muerdo…bueno, no más de lo estrictamente necesario, porque no sé si te has dado cuenta, pero me enloqueces de una forma absurda y cada vez me cuesta más poner freno a mis instintos...-bromeé sonrojada mientras comenzaba a morderle el lóbulo de la oreja-

Cariño, tengo que comentarte algo…-tartamudeé volviendo mi cara frente a su rostro, al recordar mis limitaciones- No tengo demasiada experiencia en este tema…así que espero no desilusionarte, quiero hacerlo lo mejor y más satisfactorio para ambos, pero creo que tendrás que aconsejarme…por favor…-balbuceé nerviosa, jugando con la hebilla del cinturón que tenía entre mis manos y que acababa de desvestir de su bañador-

Después de confesarle mis temores, tomé el cinturón que peligraba de morir destrozado entre mis manos, y se lo pasé con cuidado tras la nuca para atraerlo hacia mí y besarlo con intensidad, intentando parece una auténtica fiera y para desquitarme de todo mi pudor y timidez.

*Escuché su explicación con atención y luego con alivio al enterarme de que no tendría que preocuparme por alguna reacción lobuna extraña. Disfruté cada momento en que ella se interrumpía para encargarse de que no bajaran los niveles de calor a los que habíamos llegado y cerré los ojos cada vez que me besaba. Me explicó que no tenía mucha experiencia en las relaciones, eso daba un giro inesperado a la situación...¿sería virgen? nunca me había palnteado esa posibilidad, pero me resultaba chocante preguntarle directamente, ya me daría cuenta cuando avanzaramos un poco más. Igualmente quise tranquilizarla y aconsejarla como me había pedido. Bajé mis manos de sus hombros deslizandolas por sus brazos hasta el codo y luego por el costado de su torso hasta llegar a sus caderas y reposar en ellas...*

-Pues...sólo debes hacer lo que sientas, lo que desees, lo que tu corazón y tu cuerpo te pidan, eso incluye también el hecho de que caundo algo no te guste me lo digas, o lo demuestres de alguna forma. No reprimas ni lo bueno ni lo "malo"...

*Besé varias veces su boca alternando besos cortos y besos más prolongados, luego continué*

-creo que no hay mucho más consejos que darte mi vida...sólo debemos ir conociendonos paso a paso, y relájate, no tengo dudas de que cualquier momento que compartamos juntos va a ser muchísimo más que "satisfactorio"...

*la miré con pasión al momento en que ella me hechaba el cinto por detrás del cuello como un lazo. La besé con renovadas ganas estrechandola contra mi, sintiendo el roce de sus senos en mi pecho, erizandome la piel...seguidamente susurré en su oído el principio de la frase y continué mientras la besaba en sus labios*

-creo que ya me tienes...*beso* y... *beso* debo confesarte que... *beso* tu también me enloqueces hasta el punto de perder al razón... *beso* es más... *beso* creo que acabo de perder los estribos...

*la tomé por la cintura con un brazo y volteé nuestros cuerpos para quedar en posición invertida a la que nos encontrabamos. Ahora ella reposaba su espalda en la pared del jacuzzi. En el rápido movimiento no supe qué fue de la vida del cinturón...supuse que se habría hundido en el agua. La tomé con ambas manos por los costados, un poco más abajo de las axilas y comenzé a bajar por su cuerpo desde su boca pasando por su mentón, siguiendo por su pecho y cuando llegué al agua tomé aire para bajar hacia su ombligo y dicarme a depositar cientros de besos y caricias en su vientre...cuando el aire se acabó volví a subir y besé su mandíbula cada vez más excitado...Deslizé una de mis manos desde su cintura hasta el centro de su espalda y luego subí lentamente hasta encontrar el lazo que aseguraba la parte alta de su bikini...presioné mis labios en los suyos y sin despegarme casi nada quise saber si todo estaba bien para ella*

-¿cómo te sientes?...

*esperé su respuesta*

Escuché atentamente las palabras de Brad, intentando desviar mi pervertida atención de su apetitosa boca, de la sensual forma en la que movía sus labios, o de la insinuante forma en la que el agua recorría, de forma traviesa su torso, marcando sensual y en detalle toda su musculatura.

¿Te cuento un secreto?...Pero que quede entre tú y yo, porque soy la más interesada en que no te pongas límites a la hora de hacerme el amor….-susurré mirándolo seductora- No creo que nada de lo que hagas ahora mismo me cause la más mínima molestia, y te aseguro que es descabellado que pienses que lo que haces pueda no gustarme,…de hecho, ahora mismo envidio hasta el agua que te acaricia…-aseguré siguiendo con el dedo índice las pequeñas gotas de agua perfumada, que rondaban su pecho- Contigo a mi lado, es pura ficción que me sienta relajada, si es que…por favor, ¡mírate!…me tienes totalmente desesperada…-exclamé casi babeando, haciendo un gesto divertido, en el sentido más “verde”-

A continuación, sonreí embobada cuando Brad jugaba a besarme y a hablar al mismo tiempo, y, sin darme tiempo a reaccionar, me trasladé con un preciso movimiento al lado opuesto del jacuzzi, mientras sugerentes besos recorrían lugares al límite de la intimidad, echando más leña al fuego de la que nunca hubiera podido soportar.
Miles de sensaciones desbordaban por mi piel, aumentando mis sentidos lobunos, y no tenía que hacer demasiados esfuerzos para oír nuestras respiraciones acompasadas, nuestros corazones latiendo desbocadamente, y nuestros cuerpos bailar al mismo ritmo en alguna especie de tango íntimo.
Carente de racionalidad, me dejé acunar y excitar por las caricias sensuales de mi hombre, que me provocaba increíbles subidas de adrenalina. Mis sentidos se dedicaron a deleitarse, las piernas temblaban de impaciencia, y me sentía transformada en la femineidad en persona, ya que él y yo encajábamos como un perfecto Ying-Yang.

Tras los deliciosos preliminares que me había regalado mi amor, sus dedos de seda encontraron la llave que cerraba definitivamente el cofre de mis temores, justo en el momento en el que el cordoncillo de mi bikini perdía flojedad.
Estoy...muerta del deseo por sentirte…mucho más de cerca…-susurré respirando jadeante, mientras separaba ligeramente mi espalda del jacuzzi para que el acceso a mi cuerpo le fuera más fácil-

Seguidamente, mis manos se deslizaron por la curvatura de su espalda, mientras al final de la misma, mi pierna derecha se anclaba atrayéndolo hacia mí, desesperada por sentir su calor más de cerca. Acaricié de forma lasciva su labio inferior con la lengua, mientras mis grados aumentaban considerablemente, lo que me obligó a saltar de forma instintiva sobre él, acomodándome sobre su cintura. Quería sentir toda la fuerza de su cuerpo contra el mío, al mismo tiempo que percibía cómo la parte de arriba de mi bikini caía con un pequeño sonido de "chof" sobre la superficie del agua, dejando mi pecho totalmente desnudo.

*me sentí reconfortado por sus palabras y el hecho de que despegara su espalda de la pared, como diciendo "anda, te doy mi premiso"...reí con ella en el final de su última frase.
Mi amada me atrapó por la cintura con sus piernas para acomodarse sobre mi y pude sentir con toda claridad cada parte de su cuerpo en contacto con el mío, en especial su femineidad sobre mi hombría y casi enloquecí de lujuria...por fin tiré del cordón superior de su bikini y ésta cayó al agua con un chapoteo. Contemplé su majestuosidad por unos instantes maravillado por su infinita belleza, era unas de las criaturas más perfectas que dios había creado en este mundo, y era sólo mía. Me acerqué nuevamente a su boca, ahora nuestros torsos desnudos se acariciaban mutuamente por el movimiento que generaban nuestros besos y la corriente del agua, ahogué un jemido cuando mis manos se deslizaron por la espalda completamente libre de cualquier barrera textil...esa piel sedosa, caliente, me enloquecía de amor. Coloqué mi mano izquierda en la parte baja de su espalda para atraerla un poco más hacia, movimiento que me generó una sacudida de placer puesto que se deslizó sobre mi miembro, mi mientras mi mano derecha reptaba por su costado hasta llegar a su pecho. Acaricié con suavidad el costado de su seno derecho y comprobé su sedosidad y turgencia, luego, con el pulgar acaricié repetidas veces su pezón palpando la excitación que ella sentía en esos momentos. No dejamos de besarnos con pasión, sus manos recorrían mis hombros, mi espalda, mi nuca haciendome sentir en una nube...El agua se arremolinaba entre nosotros y le daba al encuentro un toque más de armonía acompañando el movimiento de nuestros deseosos cuerpos. Sin dudas había escogido el lugar perfecto y estaba orgulloso de ello.
Los niveles de calor, adrenalina y deseo ascendían a niveles casi insoportables y ya no pude contenerme...*

-Te deseo mi vida, más que a nada en el mundo...

*hablé en voz baja y ronca, ya no podía esperar más, necesitaba hacerla mía, más que al aire que respiraba, temía explotar por exceso de deseo...Aproximé mi mano izquierda que reposaba en su cadera al límite de la parte baja de su bikini y jugueteé con el elástico que la ceñía a su cuerpo hasta lograr atravesarlo y llegar a su glúteo...*

-...ya...no puedo más cariño *jadeé*, ¿estás preparada?

*me sentía en la obligación moral de consultarla, pues no quería apurarla de ninguna forma, aunque mi experiencia me decía que ella ya estaba lista para recibirme*

Se había parado el tiempo en aquel pequeño lugar mágico, el reloj ya no marcaba el paso de las horas, porque simplemente para el amor no existe hora ni fecha. Sin embargo, no había notado la urgencia de la situación hasta que oí las agitadas palabras que salían del pecho de Brad, pidiéndome paso y haciéndome estremecer ante cada pequeña caricia sobre mis pechos o nalgas.
Simplemente había disfrutado de la situación al máximo, sin doblegarme a mis temores, luchando por saber lo que era actuar sin rencor, y movida por la libertad y mis propios instintos. No había nadie en el mundo que pudiera hacerme sentir tan especial como lo hacía aquel hombre, aún sin proponérselo.

Hundí mi rostro en el espacio entre su cuello y aquel pelo rubio y sedoso, y aspiré con fuerza empapándome de su embriagador aroma, mezclado con el del jazmín. Después me permití el lujo de tomarme un par de segundos, para admirar la perfección de su rostro de nuevo, sus pestañas mojadas, su varonil mentón y su arrebatadora sonrisa…
No podía evitar entrar en una especie de estado de frenetismo incontenible, que me obligaba a adherir mi cuerpo al suyo voluptuosamente, intentando atraparlo dentro de mí en un sentido muy físico.
No tienes que pedirme permiso, soy tuya por derecho…-susurré saltando de nuevo al agua, despegándome de sus caderas, poniéndome en pie y rodeándolo con mis brazos por la espalda-
Un fuego abrasador me invadió por completo cuando deslicé mis manos a través de la tela que cubría su desnudez, una de las pocas que nos separaba de ser el uno del otro plenamente. Acaricié toda la piel que mi mano alcanzaba, justo allí donde la espalda pierde su nombre, y enloquecida por sentir cada pequeña curva de su cuerpo entre mis dedos, mordí ligeramente su pecho y me dirigí hacia terrenos más peligrosos. Aunque no podía evitar sentirme torpe en aquellos asuntos, nada me frenó cuando mi tacto llegó a su virilidad. Inconscientemente, gemí de forma sonora, ya que aquella situación era desbordante para todos mis sentidos y quería cada vez más.

Rasgué su bañador de forma irracional, y lo desnudé con impaciencia. En el par de segundos que transcurrieron desde que el bañador voló fuera del jacuzzi y yo volví la vista al cuerpo de mi amor, algo extraño pasó en mí, arrasándome por completo. Era la primera vez que admiraba el cuerpo de un hombre en toda su plenitud, sin tabús, lo que contribuyó a que todo en mi mente se tintara de color rojo, y a que cada uno de sus movimientos naturales se me tornara extremadamente excitante.
Boquiabierta, me acerqué a Brad y mi mano se posó en su cuello con inercia, acariciando lentamente cada pequeño pliegue de su piel, su boca, sus hombros, sus axilas, la parte anterior de sus codos, sus muñecas, su pecho...hasta que mis dedos llegaron de nuevo al lugar donde la cintura cae y la piel se convierte en placer…y, fue entonces cuando mi hombre emitió un profundo suspiro…
El simple hecho de saber que podía provocarle aquellas sensaciones me enloquecía. Con una acción arrebatada y fuera de mí, le besé con ansiedad mientras clavaba mis dedos en su espalda, en sus nalgas, en su cara… ¡ya no podía aguantarlo más! Sin él ya nada tenía sentido, mi eternidad comenzaba en su boca, y lo amaba por encima de todo…

Yo sóla, me quité la parte de abajo del bañador con destreza, para evitar separarme de su fornido cuerpo, y lo miré con desconocida ternura, para a continuación saltar de nuevo sobre sus caderas. Apoyé mis pies a ambos lados de sus nalgas, y lo besé con dulzura mientras comenzaba a sentir la presión de su miembro en mí, lo que me obligó a gruñir con fuerza ante la inusitada oleada interna de calor.

Cuidado y delicadeza fueron dando paso progresivamente a acciones de rudeza y desesperación, en busca de alguna zona convergente entre nuestros cuerpo, un punto que hacía tocar el cielo con la tierra y que desbordaría nuestras sensibilidades y aunaría el placer físico.

La presión de sus dedos sobre mis caderas, mientras empujaba una y otra vez su miembro dentro de mí, me mostró la parte más varonil de mi hombre, obligándome a arquear la espalda en busca de más profundidad si era posible.
Nunca me había sentido tan bien, tan excitada, tan cálida como en aquel preciso momento. Era una sensación tan distinta a aquella lejana primera vez con Sam, incomparable e inmensurable. Acababa de entender que ya no podría vivir sin Brad, porque nuestra conexión existía en todos los sentidos, y es que había encontrado la perfección genética, física y emocional en él. Lo amaría durante toda la eternidad, aunque él me rechazara o se apartara de mí. Significaba para mí una nueva dependencia, pero dulce y adictiva, algo que nunca coartaría mi libertad…porque, simplemente aquel hombre era mi destino.

Gemí aparatosamente cuando vi su boca acercarse a mi pecho, y emití un pequeño aullido después de que lo besó con avidez. Estremecí brutalmente, y volví a aferrarme a su espalda acelerando los movimientos amorosos de forma salvaje. Jadeaba de forma incontrolable, y el calor de todo mi cuerpo comenzaba a ser insoportable hasta para mí. Los gemidos escapaban de mi pecho de forma descontrolada y demente, mientras besaba y mordía de nuevo sus labios. Fue entonces cuando toda la adrenalina contenida comenzó a concentrarse en un punto muy concreto de mi cuerpo, transformándose en puro placer.

E-sto e-s in-creíble cariño…-balbuceé loca de la excitación sintiendo cómo comenzaban a sobrevenirme las convulsiones del orgamos, mientras las manos de mi hombre continuaban moviéndome con destreza sobre su cuerpo-

-Te amo mi vida...

*dije con la voz agitada por la excitación del momento, cuando Leah emitió un pequeño aullido. Nuestros cuerpos al fín habían obtenido lo que tanto deseaban, el pertenecerse mutuamente...Besaba con incontrolable pasión el cuerpo de mi amor, aspiraba con éxtasis el aroma de su piel, el cual quedaría marcado en mi memoria hasta el fin de los días...Mi mujer me hacía sentir cosas que no había experimentado con anterioridad...Mi cuerpo se estremecía de placer al estar dentro de ella...aumentamos la velocidad hasta alcanzar un punto frenético...Deseabamos más y más...
Pude sentir cómo ella llegaba al orgasmo casi al mismo tiempo en que lo hacía yo entre gemidos y caricias...contuve con todas mis fuerzas la erupción volcánica que mi miembro estaba a punto de recrear...cuando ya no pude contenerme más, retiré delicadamente a mi amada de mi y la senté unos centímetros más cerca de mis rodillas..la besé con suavidad en los labios y suspiré algo abatido por haberme tenido que retirar justo en el mejor momento...Vi su expresión confundida y luego de atraerla otra vez hacia mi para poder frotarle la espalda comenzé a explicarle..*

-Cariño..esto ha sido increíblemente bueno...y me siento igual que tu al haber tenido que distanciarnos tan pronto, pero.....es que ...no creo que desees engendrar un lobito tan pronto...¿no es así? y como no nos habíamos protegido de otra forma...no quedaba otra cosa que hacer...

*la miré a los ojos...no podía dejar de mimarla...de estrecharla contra mí, de besarla...Podía sentir aún su elevada temperatura, pero el agua cuntrarrestaba bastante bien el efecto de las calorías...*

-Eres lo más bello que me ha pasado en la vida...

*le dije mientras arrastraba nuestros cuerpos hacia el fondo del jacuzzi y nos dabamos un apasionado beso subacuático, enredando nuestras piernas en el cuerpo del otro*

Después de que miles de corrientes eléctricas se descargaran estrepitosa y fugazmente por mi cuerpo, mi temperatura comenzó a descender un par de grados, y sentí cómo si me dieran vida de nuevo. Tan relajada, tan exhausta, tan renovada, tan somnolienta, tan inexplicablemente feliz….

Todavía entre los brazos de Brad, lo miré con una sonrisa, sin embargo su rostro reflejaba algo totalmente distinto al mío: un tremendo momento de autocontrol, tensión y cierto dolor. Entonces se retiró con cuidado de mi interior, tomando aliento durante un par de segundos, y besándome a continuación.
Me quedé perpleja, muy confundida, y un poco triste, ya que me di cuenta que él no había disfrutado el momento tan intensamente como yo. ¿Q-qué ocurre? –tartamudeé con un pequeño hilo de voz, mientras la excitación iba dejando paso a una extraña sensación de frustración-
Pero mi amor, me explicó que no habíamos tomado precauciones, y que nuestra desenfrenada pasión podría acarrearnos consecuencias prematuras. Era tan racional, maduro y precavido en comparación conmigo, que me sentí sobrepasada, y a continuación avergonzada.
Mientras me sentía bastante afectada en todos los sentidos, él volvió a esconder nuestros cuerpos bajo el agua, para intentar descansarlos, a la vez que me susurraba bellas palabras de amor y volvía a llenarme de mimos.

Posé mis manos sobre su pecho, para erguirme un par de centímetros y poder mirarlo a la cara con ternura. ¿Acaso crees que esto se quedará así? –pregunté tornando mi mirada de dulzura en auténtica dinamita-
Me puse a su lado en el jacuzzi, mientras tomaba prestada su mano para rodearme a mí misma con su musculado brazo, y comencé a narrar teatralmente con una sonrisa pícara y una idea rondándome la cabeza.
Érase que se era, una vez….una terrible y aterradora loba feroz, que vagaba por un frondoso bosque a sus anchas, haciendo todo lo que se le venía en gana….-comencé y puse mi dedo índice y corazón a modo de muñeco, caminando juguetonamente por su pecho mojado-
Esta era una loba terriblemente mala, perversa, que realizaba actos atroces con sus víctimas…-continué y le pellizqué con suavidad la piel del pecho, mientras acercaba con sensualidad mi boca a su cuerpo, y recorrería con la lengua su cuello y clavícula-
Y, en un día nublado, el destino regaló a esta bestia, a un desafortunado, inocente, tierno y sexy “Caperucito rubio", vestido tan sólo con un sugerente bañador rojo…y, con la intención de llevar una tabla de surf a casa de su abuelita, situada en medio del tenebroso bosque….-hice un gesto de sorpresa con los ojos, mientras mi mano descendía por su pecho lentamente-

Por otra parte, aquella loba se había levantando con un hambre voraz aquella mañana, y no tardó en olerse el delicioso manjar que paseaba tan alegremente por su bosque….En un abrir y cerrar de ojos, esta se presentó sorpresivamente a su lado, y nuestro pequeño “Caperucito” le sonrió amistoso…¡¡Pobre, inconsciente!!, -exclamé de repente, mientras mi mano se enredaba cuidadosamente en su virilidad-
En cuanto la vio, se acercó a aquella loba feroz, creyendo que era afable, e intentó acariciar su suave pelaje…pero a esta se le antojó comérselo de un solo bocado, y así lo hizo….-concluí mirándolo con deseo, para a continuación tomar aliento y sumergirme bajo el agua del jacuzzi, de forma que fuera capaz de alcanzar su miembro, y así intentar que mi hombre subiera al cielo, con las atenciones exclusivas que le dedicarían mis manos, cuerpo y boca-

Sonreí satisfecha cuando Brad se relajó bajo mis manos, nunca me había sentido tan realizada después de estar con alguien, lo sentía feliz y ese era el mejor regalo para mí.

Todavía recuperaba el aliento, cuando Brad volvió a la carga, y tuve la sensación de que un batallón de placer volviera a la carga, buscando más guerra de la que podía soportar. Reí pícara ante tan ocurrente idea, y a continuación un sonoro gemido huyó de mi garganta, al sentirlo intensamente dentro de mí, estremeciéndome lentamente mientras disfrutaba del nuevo momento que me regalaba mi hombre.

Me pareció que me consumía por completo con su roce, que ardía con cada caricia de sus manos, e incluso creí convertirme en alguna suerte de ser incandescente cuanto más aumentaba sus movimientos.
No entendía cómo actuaba aquel hombre para provocar esas reacciones en cadena y totalmente arrasadoras dentro de mí, que comenzaban por cada pequeño poro de mi piel y finalizaban en mi boca, la cual no podía dejar de besarlo, morderlo o saborearlo.
Sin entender bien el por qué, mi cuerpo se movía autónomamente, exactamente igual que si hubiera aprendido a vivir entre los brazos de mi amor desde antes de nacer, algo similar a un saber innato que doblegaba mi anatomía bajo sus manos, la hacía estremecer con cada uno de sus gemidos, o simplemente buscaba desesperadamente conectar con cada parte de su cuerpo, minimizando el espacio que nos separaba. Éramos dos piezas perfectamente encajadas, y cada uno de nosotros conocía a la perfección cuáles eran las teclas que debíamos tocar para hacer sonar la más bella, erótica y dulce melodía que nunca habíamos danzado.
Nunca más podría prescindir del hombre que me proporcionaba tan dulce adicción sin proponérselo, estaba loca por él en todos los sentidos y lo amaba de una forma irracional, y necesitaba hacérselo saber.

Mientras nos deleitábamos en nuestros movimientos, el éxtasis comenzó de nuevo a embargarnos, pero de una nueva forma, si cabe más pasional y ruda. Mis gemidos comenzaron a subir de intensidad y tono, y mis músculos se convirtieron en algo moldeable y flexible, adaptándose a la velocidad y ritmo que marcaba nuestra excitación. Salté de nuevo sobre sus caderas, clavando mis dedos en su espalda con fuerza, para acelerar mis movimientos.
No...me.…gusta…que…no…disfrutes…al mismo tiempo…que yo…eres…un…tramposo…muyyyy…malo….-susurré entre jadeos y gemidos, mientras mordía el lóbulo de su oreja y sentía inminente el arrasador orgasmo que estaba a punto de sobrevenirme-

Respiré e inspiré repetidamente, intentando controlarme el pulso, los grados de temperatura corporal y mis desbocadas exhalaciones. Todavía intentaba relajarme, cuando me perdí en la tibieza del cuerpo de Brad nuevamente, y disfruté de cada una de sus palabras de amor y de toda la sinceridad que encerraban. Deslicé el dorso de mi mano con suavidad por sus mejillas, mirándolo embobada para asegurarme de que la persona que amaba era real.
Esto no es como estar en el cielo, lo supera con creces…-susurré sintiendo cómo los efectos del amor me convertían en un ser renovado-

Después tomé aire y apoyé ligeramente mi cabeza contra su pecho acomodándome sobre él, con el objetivo de poder permanecer otro par de minutos en silencio, disfrutando del que había sido el momento más feliz de toda mi vida.
Pero de repente el pitido de un reloj de muñeca sobre la mesa, que avisaba de que eran las 2 de la mañana, me hizo poner de nuevo los pies en la tierra y volver a la realidad. Mi racionalidad se abría paso entre mis ensoñaciones, obligándome a volver al presente pese a que a mi corazón le habían crecido alas esa noche y pugnaba por abandonar mi pecho e instalarse permanentemente en el de Brad. De esa forma comenzó un atropellado torbellino de ideas en mi mente, miles de preguntas acerca de lo que ocurriría al día siguiente, de cuánto tardaríamos en volver a Forks, de dónde íbamos a vivir, de cómo se tomaría mi madre que la dejara sóla, de si podría dar de lado a mi condición de loba…

Todo aquello era nuevo, caótico y extraño para mí, pero tenía muy claro que al final de mi camino estaba mi amor, la respuesta a todos mis interrogantes era Brad y por él sería capaz de cualquier cosa. Así que no podía más que preguntarle cuáles eran sus prioridades y si quería un proyecto de vida conmigo, supeditándonos el uno al otro. Sin embargo, ser sutil nunca había sido una de mis cualidades, muy al contrario que la franqueza, la cual nunca había brillado por su ausencia en mis palabras. Así que haciendo gala de mi verbalidad, me apoyé sobre su pecho y lo miré a los ojos con devoción.
¿Te vendrás conmigo a la Reserva? –pregunté entrelazando mis dedos con los suyos en señal de unión y a continuación me di un pequeño toque en la cabeza con la otra mano- Quiero decir…¿quieres vivir conmigo?...-balbuceé de nuevo haciendo un gesto con la cara, mostrando que había dicho algo incoherente-…digo, ¿quieres que venga a vivir contigo?...-continué con mi interrogatorio cambiando la vista nerviosa e intermitentemente, sin saber bien cómo actuar-

Vaya, es complicado de expresar lo que intento preguntarte...pero te aseguro que decidas lo que decidas no voy a separarme de ti ni un minuto…-susurré aún sabiendo que, en primer lugar, lo estaba exponiendo al peligro constante de vivir con una licántropa, y, en segundo, estaba coartando su libertad de tomar una decisión acerca de su vida, la cual deseaba que compartiera conmigo-

*nos mantuvimos en silencio un buen rato...Ambos meditando inmersos en nuestros propios pensamientos...Por mi parte recreaba un futuro en compañía de mi amada, realizando viajes, practicando deportes, riendonos recostados en la arena de alguna playa paradisíaca y lo más importante....despertando cada mañana junto a ella. Fue entonces cuando comenzó a tomar forma en mi mente una imagen de Leah colgando unas cortinas y luego alejandose de la ventana para que la rodeara entre mis brazos y ambos contemplaramos su obra desde esa perspectiva...Era la viva imagen de un hogar en común. Entonces me di cuenta de que no sólo pensaba en Leah como mi novia...sino que necesitaba algo más...deseaba que ella sea mi pareja de vida...¿mi esposa? eso sonaba demasiado bien..."la señora Shinoda", un pensamiento daba lugar a otro con una increíble velocidad, me sorprendí sonriendo por el último pensamiento cuando sonó mi reloj de pulsera...entonces la burbuja que salía en forma de nube desde mi cabeza hizo "plop" y se desvaneció haciendome retornar al presente...Entonces, Leah tomó la palabra antes de que pudiese hacerlo yo...
La escuché asombrado pues parecía que estaba diciendome lo que leía en mi mente...Si se podía eso me hizo más felíz aún...ambos pensabamos de la misma forma. Medité unos momentos la respuesta...sabía que anhelaba una vida con ella pero no me había puesto a considerar en donde transcurriría nuestra historia....*

-Por supuesto que quiero vivir contigo mi amor....pero tu dime...¿donde te gustaría a ti que nos instalaramos? ¿te imaginas viviendo en una gran ciudad, en el bosque, en la playa...?

*mientras esperaba su respuesta mirandola embobado por su atractivo tan particular...pensaba que sería hermoso vivir a orillas del mar, a modo de tributo al sitio en donde nos conocimos...*

Se me iluminaron los ojos al escuchar su respuesta, y lo acompañé de una enorme sonrisa de oreja a oreja que tan sólo mostraba los sentimientos de euforia y felicidad arrasadora que me había invadido por completo.
¿E-enserio quieres? –pregunté acostumbrada a que nadie más que mi familia le interesara estar a mi lado-

Al ver cómo asentía sonriendo complacido abracé a mi amor con fuerza, comenzando a sollozar como una niña en el espacio entre su clavícula y su cuello, en el que me estaba apoyando. Me aparté ligeramente para mirarlo emocionada a los ojos, todavía con la mirada vidriosa y llena de lágrimas.
¿Sabes lo feliz que me haces? Te quiero Brad…-susurré y le di un tierno e intenso beso, mientras sentía mi corazón totalmente desbocado-
Pues la verdad…es que a mí me gustaría vivir en La Push, cerca de la playa, allí mi familia tiene tierras donde podemos construir una cabaña…-afirmé y enseguida me entristecí ligeramente, sopesando un par de segundos los contras de mi oferta-…aunque en Forks el tiempo no es tan cálido como aquí, además de que el lugar prácticamente está aislado de la civilización, con el añadido de que estarías en peligro constantemente…-murmuré comenzando a ponerme nerviosa, ya que me había dado cuenta de cuán dividida estaba entre dos aguas-

Por un lado estaba mi naturaleza, mi familia, mi origen…los cuales nunca había deseado pero de la cual estaba orgullosa, y en el lado opuesto de la balanza estaba mi amor, y desde luego se llevaba todo el peso de mi corazón hacia su lado. Sin embargo, no entendía por qué se me hacía tan complicado renunciar a todo lo que había sido hasta ahora. Tenía que dejarlo todo, y dejarlo inmediatamente o acabaría por arrepentirme de mi estupidez.

Cariño…voy a volver a la Reserva, un par de días a solucionar lo que hemos hablado acerca de la desaparición de Jeremy, también para poner en orden mis asuntos lobunos y renunciar a mi obligación como licántropa…sé que quieres acompañarme, pero es peligroso y nada conveniente…no te preocupes, volveré enseguida, y nos quedaremos aquí para siempre…-aseguré mirándolo con decisión, ya que nada iba a separarme de la persona que más amaba en el mundo-

*abrazé a mi vida como si se me fuera a escurrir entre las manos mientras sollozaba en mi hombro...ese acto me llenó de ternura y emoción...¿lloraba de felicidad? se me anudó la garganta al comprender la felicidad mutua...acaricié su cabecita unas cuantas veces mientras le susurraba al oído*

-shhh...no llores mi vida...tu también me haces sentir completamente dichoso y agradecido de estar vivo...

*luego se tranquilizó un poco y aún con los ojos llorosos me dijo que le gustaría vivir en sus tierras de La Push...y como todo pensamiento que habíamos tenido hasta el momento, coincidíamos plenamente...en realidad, aunque me hubiese dicho que le gustaría vivir en Alaska hubiese aceptado con tal de estar con ella. La miré con una sonrisa pintada en el rostro y en el amla y le dije*

-El mar...me encanta la idea...sabes que si hay algo que me enloquece es el agua...y tu... y me emociona la perspectiva de levantarme todas las mañanas y poder contemplarte durmiendo a mi lado, entre sábanas blancas, con una ventana llena de mar y arena de fondo...

*le corrí un mechón de pelo de la cara y se lo coloqué detrás de la oreja para luego continuar*

-...a demás fue allí donde nos conocimos...sería como completar el círculo ¿no crees?..El clima no me preocupa, y ¿peligro? ¿no se supone que los lobos son buenos chicos?

*pregunté intentando restarle importancia al asunto...Leah habló sobre sus obligaciones en La Push con el tema de Jeremy y su clan...dijo que renunciaría a ello y no estuve seguro de que eso me agradara...me sentía algo más que responsable por sus futuros actos...*

-Cariño...no creo que...digamos...mmmm...no quiero que renuncies a nada por mi...si el destino te ha escogido a ti para esta misión, seguramente es por algo ¿no crees?..

*le miré con seriedad*

Me sonrojé ligeramente ante la vida en pareja que dibujaba Brad en mi mente, ya que me estaba pintando el paraíso sobre la tierra, algo que nunca hubiera imaginado. Después me quedé ensoñada disfrutando de un vida perfecta en el que siempre había sido mi hogar, al lado del hombre que amaba por encima de mí misma.
Después miles de imágenes pasaron velozmente por mi mente, películas de violencia, de humanos asesinados y mutilados, de enorme tristeza y dolor, y el regusto del miedo me obligó a estremecer nuevamente.

Sé que lo haces por mí cariño, y te lo agradezco…pero, debería comentarte algo importante que tal vez te eche atrás a la hora de pedirme que siga con mi “misión”…-aseguré poniéndome seria y tomando sus manos entre las mías-
Verás, el hecho de ser licántropo conlleva ciertos beneficios incorporados aparte de todas nuestras características fisiológicas para enfrentarnos a los vampiros. Hemos sido diseñados para controlar el ansia de sangre de estas alimañas, y la naturaleza nos ha dotado de armas poderosas...únicamente para protegeros...
Cuando entramos en fase tenemos una fuerza imponente, la velocidad de nuestras patas aumenta considerablemente y nos curamos en un abrir y cerrar de ojos de cualquier desgarro. También somos inmunes a los poderes psíquicos de los vampiros, y además de todos estos superpoderes….-reí amargamente-… En último lugar, la naturaleza nos ha regalado el don de la inmortalidad equiparándonos a los “fríos”….-aseguré tomando aire haciendo una pausa, y mirándolo para escrutar su reacción-

Pero no te preocupes....esto tiene solución…mi condición inmortal cambia si renuncio a ser licántropa, tan pronto deje de transformarme, envejeceré como una humana normal cariño…y la verdad es que quiero seguir a tu lado para siempre, tanto en la vida como en la muerte…-susurré con sinceridad, acariciando su mejilla con ternura para que no le afectara ninguna de mis palabras-

*Sus palabras tuvieron el mismo efecto que un baldazo de agua fría...quedé perplejo ante la noticia de que Leah sería toda la vida joven y radiante como ahora que reposaba en mis brazos con su piel tersa y aterciopleada... De pronto esa imagen se vio nublada por una de mi mismo, con la piel cuarteada por el paso del tiempo, levemente enconrvado y con cabello entrecano...jamás me había puesto a pensar en cómo luciría dentro de 50 años...y para ser sincero...no me causó ninguna gracia. Por otro lado, la perspectiva de ser siempre joven era tentadora y no quería privar a mi amor de ese beneficio tan escaso y precioso...suspiré y me tomé mi tiempo para hablar. Cuando lo hice, fue pausadamente y con voz tranquila*

-Mi vida...sería el hombre más felíz de la tierra si tuviese el privilegio de envejecer junto a ti...pero por otro lado, no me gusta la idea de privarte a ti de la juventud eterna...

*acaricié suave y lentamente su rostro con el dorso de la mano, descendí por el hombro y recorrí su brazo hasta la punta de los dedos*

-...la posibilidad de conservarte así como el día en que nos conocimos...también es muy tentadora...aunque...no se si me seguirás queriendo cuando esté hecho una pasa...seré un viejo aprovechador saliendo con una jovencita...

*dije lo último a modo de broma y la contemplé allí acurrucada contra mí...como debería estar siempre....acaricié su cabecita y miré a lo lejos*

-...es tu desición, sabes que te apoyaré sea lo que sea...cueste lo que cueste...porque te amo Leah Clearwater...

Me había dado cuenta de que Brad siempre quería lo mejor para mí, pero sin él a mi lado no deseaba nada de lo que me pudiera ofrecer el mundo o la eternidad. Me aterraba la idea de verlo envejecer sin poder frenar el tiempo, pero el pensamiento se volvía todavía más terrorífico y desgarrador al saber que vagaría para siempre sóla, después del momento en el que viera cómo sus cenizas se las llevaba el viento. No estaba dispuesta a permitirlo, tanto en la vida como en la muerte nos amaríamos y nos complementaríamos, porque éramos dos cuerpos con un solo espíritu unido por el amor. Estaba segura de querer viajar a su lado en cualquier forma, y a renunciar a aquello que me lo impidiese.

Creo que ya lo tengo decidido cariño, mi elección ya estaba hecha desde el momento en que me di cuenta de que te amaba, en aquel justo instante en el que vi reflejado en tus ojos todo mi destino…-aseguré acariciando su mejilla con suavidad- ¿Crees que me importa la juventud eterna? ¿La apariencia física? Te diré que mi único fin es no dejarte sólo nunca, vayas a donde vayas yo estaré siempre contigo, en cuerpo y alma…-susurré sonriendo con ternura-

Pasaré un tiempo, puede que meses, ayudando a la manada a proteger y eliminar vampiros de nuestro entorno, ya que Forks se está convirtiendo en una especie de boca del infierno para ellos…y después dejaré de transformarme, buscaré un trabajo, haré mi carrera a distancia, volveré a nuestro hogar cada noche y pasaré cada segundo de mi vida pensando en cómo hacerte feliz…-dije decidida sin miedo ni culpabilidad, besando sus labios con dulzura-

Después comencé a sentir cómo mis párpados pesaban cada vez más, debido a la calidez del agua, a los brazos que me rodeaban, a la relajación y felicidad general en la que me encontraba sumida, y a la idea recurrente en mi cabeza de que la vida acababa de empezar para mí. Deberíamos dormir cariño, mañana será un día muy largo…-dije sin despegarme demasiado de su cuerpo- Además, estoy deseando dormir abrazada a ti, mi querido "viejo aprovechador"…nuestra primera noche…-susurré con una media sonrisa-

OFF: Siento tardar tanto en contestarte amorcito...soy un lastre cuando tengo trabajo

*suspiré con satisfacción al oír la respuesta más dulce que cualquiera que hubiese podido imaginar...le sonraí mientras acariciaba mi mejilla y disfruté del tacto de su mano húmeda y caliente. Respondí a su beso cuando ella selló su compromiso verbal en forma física y me sentí extasiado al saber sus deseos de dedicarse en cuerpo y alma a nuestra futura vida en común...y con el corazón agrandado al sentir que ambos estabamos dispuestos a aportar cada día un poco más de amor que el anterior.*

-Me halaga mucho esa desición...y ¿Sabes? adoro cómo pones en palabras tus deseos y pensamientos...a veces creo que estoy saliendo con una poeta...y eso me hace sentir culpable, pues me hace darme cuenta de que no sé que carrera estás estudiando...soy una porquería de novio... y encima vejete...

*reafirmé sus últimas palabras en broma mientras alargaba mi brazo hacia atrás por encima del borde del jacuzzi y tomaba unos toallones blancos para ofrecerle uno a Leah...*

-y sí, estoy de acuerdo en que es hora de hacer un sueñecito para recuperar energías para mañana...y hagamoslo pronto antes de que envejezca más...

*besé su frente aún sonriendo*



-------off roll----------
Don't Worry! Be Happy!

Una oleada de calor encendió mis mejillas, pero esta vez a causa de la vergüenza que me causaban los halagos de Brad. Nunca nadie se había fijado en mí, nunca nadie me había dicho que era especial o que le encantaban mis palabras. Por eso no podía dejar de sorprenderme con cada pequeño gesto, palabra o caricia de mi amor.
No creo que sea poeta cariño, si soy una persona muy tosca hablando y actuando…a lo mejor es tu influencia la que cambia mi forma de expresarme…y es que todo lo que te digo sale directamente desde aquí…-aseguré poniendo su mano sobre mi corazón-

Me da vergüenza confesártelo, pero no he podido empezar a estudiar ya que no tengo demasiadas posibilidades económicas…estoy ahorrando y…me gustaría mucho estudiar Medicina…-comenté con una enorme sonrisa, mientras me rodeaba con la toalla para secarme- Aunque sé que es difícil, es una enorme inversión de tiempo, dinero y esfuerzo, porque mis intenciones son realizarlo a distancia, con lo cual el trabajo se me triplicaría…-dije mientras pensaba en todos los retos que me deparaba el destino-

Lo primero es volver a casa contigo, instalarnos, buscar un trabajo…y lo más importante…amarnos cada noche como si fuera la primera…-susurré esperándolo fuera del jacuzzi con una sonrisa bobalicona, mientras admiraba de arriba a abajo, cada curva de su cuerpo casi con desesperación-

*le sonreí seductoramente mientras apoyaba mi mano en su corazón*

-pues para mi eres la mejor de las poetas...

*luego escuché su explicación sobre los estudios... ¿Medicina?...wow...no sabía porqué pero no se me había ocurrido que pudiese querer estudiar ese tipo de carrera. En realidad, me la imaginaba más como una tierna maestra de jardín de niños, o una diseñadora de ambientes...pero lo que había escogido era mucho más "valiente". También me sorprendió que se avergonzara por el dinero...*

-Oye, no tienes porqué avergonzarte... es algo muy meritorio que estés ahorrando para costearte tus propios estudios...por lo menos lo intentas, no como otros que inventan un trabajo a partir de un hobbie...

*dije haciendo referencia a mi mismo en la última parte*

- y por el dinero ya no te preocupes más...como futura señora Shinoda, tus estudios corren ahora con todo gusto por cuenta del señor Shinoda...que no será un tipo millonario, pero por lo menos tiene un cómodo pasar económico...

*le sonreí como si estuviese viendo a algún futuro hijo dando sus primeros pasos, me puse de pie y me cubrí con una de las toallas anudandola a la cintura, luego salí del jacuzzi y atraje a Leah hacia mi apoyando una de mis manos en la parte baja de su espalda y la otra en su nuca. Luego, otra idea cruzó por mi mente y quise compartirla con mi vida*

-Dices que si estudias a distancia te será el triple de complicado...¿que pasa si nos mudamos a la ciudad en donde esté tu universidad?...puestos a hacer una mudanza no veo problema en desviar el rumbo unos cuantos grados en el mapa...eso claro, si no te importa estar lejos de tu familia...

*esperé su respuesta contemplando cómo unas resbaladizas gotas se deslizaban desde su cabello hasta su mejilla y de ahí a la curvatura de su pecho para luego ser absorbidas por el mullido toallón*

Escuché los ánimos de mi amor, calmando un poco mi vergüenza de ser una pobre chica sin recursos. Sonreí divertida cuando me comentó que se ganaba el dinero dando clases particulares.
Cariño lo tuyo sí que es importante, enseñas a los niños cosas nuevas en la vida, cosas que los motivan y los hacen reír…y por encima te pagan, eso sí que meritorio…aparte de resultar increíblemente atractivo a los ojos de cualquier mujer…-comenté cerrándome el toallón en torno a mi cuerpo- Uhm….creo que tengo un “sexy teacher surfero” como novio, me siento muy afortunada…-susurré dándole una pícara palmadita en su trasero-

Todavía escuchaba embobada, con mis manos posadas en la parte más al sur de su espalda y una enorme sonrisa en mi rostro, cuando le oí decir claramente algo que me dejó tremendamente atónita, como si todavía no fuera consciente de la realidad tan perfecta que me había tocado vivir al lado de Brad.
¿Se-señora Shinoda? –tartamudeé mientras mi mente viajaba a lo largo del tiempo, viéndome vestida de blanco acompañada de mi hermano hacia un altar quileute, y, a un par de metros el tremendo porte de mi atractivo novio esperándome para tomarme como esposa-

Entonces comencé a sonrojarme de nuevo, sintiendo mis mejillas encendidas en un calor que amenazaba por salirme por la garganta en forma de fuegos artificiales, al mismo tiempo que una lágrima de felicidad intentaba deslizarse por la piel de mi oliváceo rostro.
Cariño…no creo que sea ético que me aproveche del dinero que te ha costado tanto tiempo y esfuerzo reunir…-comenté casi sin aliento, con la mirada clavada en uno de los tatuajes de su pecho y más eufórica que nunca, mientras mis labios temblaban de la emoción-

Mientras pensaba en cómo desviar aquel tema que se me quedaba tan grande, mi amor me recordó la libertad de la que disfrutábamos, y que podíamos trasladarnos a una zona donde todos mis sueños se harían realidad a su lado.
¿Enserio? –exclamé sintiendo cómo se me iluminaba la mirada- Y-o yo no sé qué decir…me encantaría…aunque tendríamos que hacer continuas visitas a la Reserva…-sonreí de oreja a oreja, incapaz de asimilar todo lo que oía acerca de nuestros planes de futuro-

Seguidamente rodeé la cintura de mi hombre con un brazo, guiándonos hasta su enorme habitación mientras millones de rayos de esperanza inundaban la oscuridad en la que me había sumido durante años. Entonces dirigí la vista a la única fuente de aquella ilusión, la que había causado la trémula luz que me había despertado de mi letargo, y entendí que ya nunca volvería a sufrir porque había encontrado al amor de mi vida.