Suite presidencial (Jane y Damon)

- Bueno... me tendrás que enseñar - asentí tímidamente respirando hondo. - Bueno... cuando quieras... - dije pasándome el pelo por detrás de las orejas.

La miré a los ojos - Jane, ¿estás segura? - pregunté seriamente

- Si vas a estar junto a mí, sí. - dije mirándolo a los ojos firmemente.

Permanecí unos segundos en silencio mirándola a los ojos- Jane... todo va a cambiar, ¿hay algo que quieras hacer como humana?-le pregunté evitando decepciones futuras

- ¿Algo como qué? - dije encogiéndome de hombros.

Me quedé pensativa un instante. Pensé en lo que cualquier chica quiere tener en su vida: una boda de ensueño, familia... la boda quizás la tendría y estaría junto a Damon hasta que la muerte nos separase y más, pero no podría tener hijos, era el precio que había que pagar.

Pensé nuevamente en cosas que me apetecía hacer como humana, quizás ir a la universidad (pero podría igualmente en algún momento de mi vida, al fin y al cabo la apariencia la tenía), quería estar con un chico... aunque siendo vampira supongo que podría estar con Damon y acabar lo que varias veces hemos empezado sin riesgo alguno para mi salud.

Suspiré.

- Bueno, no sé, supongo que no... - dije con un hilo de voz.

Recuerda que no hay vuelta atrás...-susurré llevándome la muñeca a mis labios mordiéndome para abrir una herida desde la cual ella podría beber mi sangre. Estiré un poco el brazo ofreciéndoselo.

- ¿Tú te quedaste con ganas de hacer algo siendo humano?- dije agarrando su muñeca sin llevármela todavía a la boca.

Muchas cosas... yo no tuve la suerte de elegir... A mí me impusieron el ser un vampiro-respondí mirándola fijamente

- ¿Qué te quedaste con ganas de hacer?- pregunté curiosa dándole un beso en la palma de la mano.

Vivir más tiempo siendo humano...-susurré

Una expresión de pena se enmarcó en mi rostro.

- Damon, no quieres que lo haga, ¿verdad?

Egoistamente quiero... pero también quiero que estés segura-le acaricié el pelo con mi otra mano

- Yo creo que estoy segura... creo que lo único que echaría en falta es ser madre... - dije encogiéndome de hombros algo avergonzada- Aunque me da que soy joven y no va a ser obra del Espíritu Santo...- dije pasándome la mano por el pelo.

Suspiré profundamente.

- No creo que tenga nada mejor que hacer en esta vida...

Siempre puedes adoptar a un bebé, como hice con Delia-dije mirándola con ternura a los ojos

- No es lo mismo... pero bueno, si no hay otra... - dije de nuevo cogiéndole la muñeca con ambas manos y mirándola fijamente.

Iba a ser la primera vez que iba a convertir a alguien. Nunca lo había hecho, pero conocía de sobra el proceso. Permanecí algo tenso mirándola.

Miré a Damon y sonreí dulcemente aunque algo nerviosa, al fin y al cabo no era la primera vez que bebía de su sangre.

Me acerqué la muñeca a mis labios, dándole un suave beso para abrir levemente la boca y comenzar a succionar el espeso líquido. Bajaba por mi garganta con suavidad proporcionándome una energía tremenda. Cada sorbo me hacía querer más y más, lo que hacía que apretase la muñeca de Damon contra mis labios y apenas me olvidase de respirar. Cuando noté que me faltaba el aire y ya había tenido suficiente me separé, respirando entrecortadamente mientras una pequeña gota se deslizaba por la comisura de mis labios.

Cuando Jane terminó de beber le acaricié con mis manos las mejillas, deslizando una de mis manos por su cuello y hombro bajándole la ropa para que la clavícula quedase al aire - Lo siento -susurré rozando con mis labios su cuello y clavando mis colmillos empezando a beber con fuerza de ella. Sentía su sangre inundar mi boca, salía a borbotones.

Deslicé mis manos por los brazos de ella sujetándola con firmeza y poniéndola contra la puerta del armario, atrapándola entre mi cuerpo y la puerta

Sentía que se me escapaban las fuerzas. Esta vez no era como las anteriores. Dolía. Intenté gritar pero sólo conseguí emitir un gemido ahogado. Me aferré a los brazos de Damon, agarrándolo con fuerza de la camisa pero notaba como mis dedos se deslizaban levemente perdiendo su fuerza.

Mis piernas no aguantaban más, mi cuerpo quedó inerte con un hilo de vida, aunque no cayó al suelo porque Damon me tenía contra la pared. Notaba como me iba. Ladeé levemente la cabeza, luego todo se volvió negro.

Bebí de ella hasta que dejé de escuchar los latidos de su corazón. Ahora, debía terminar con su actividad cerebral, para provocarle la muerte instantánea.

En un rápido movimiento, sujeté su cabeza y le partí el cuello como si de un pajarillo se tratase. Tomé el cuerpo de ella en brazos y la llevé hacia la cama recostándola y permaneciendo a su lado. El despertar sería suave, pero pronto empezaría a tener un cúmulo de sensaciones nuevas a las que debería acostumbrarse.

Estaba todo oscuro, pero notaba las cosas. Cada ruido, cada susurro. El cuerpo me ardía, el corazón no me latía. La luz me molestaba. Me puse torpemente la mano en la cara intentando incorporarme.

Tenía la garganta seca. Me llevé la mano al cuello. No respiraba. Miré a mi alrededor confusa, aturdida. Allí estaba Damon, sentado junto a mí.

- Damon...- susurré.

Volví a morderme en la muñeca acercándola a los labios de Jane. Mi sangre no le saciaría, pero le daría fuerzas suficientes para aguantar.

Shhh... tranquila Jane-susurré acariciándole el pelo - Pronto te alimentarás y podrás saciar tu sed

Comencé a beber. La sangre de Damon me refrescó la garganta, pero seguía teniendo sed. Mientras bebía contemplé la habitación, veía todo de otra manera, colores más vivos, detalles imperceptibles que me hacían quedarme embelesada.

Me quedé absorta mirando los ojos azules de Damon, tenían tonalidades que jamás habría adivinado. Dejé de beber y comencé a mirar mis manos, estaban algo más pálidas, pero no demasiado, lo que sí estaban eran tremendamente frías, heladas y duras.

Me senté en la cama con las piernas cruzadas observando a Damon.

- ¿Y ahora?

Aún no has desarrollado tus colmillos, te empezará a doler la encía, y en pocas horas estarás lista para alimentarte por ti misma. Durante unos días estarás muy sensible al sol. Y debes evitar al menos durante una semana los lugares muy concurridos, ya que tu habilidad auditiva es bastante superior a la humana. Y también... posees desde ya, una velocidad y fuerza inhumanas...-dije lazando mi puño directo a su cara, sabiendo que ella lo esquivaría con rapidez

- Dam...-dije apartándome con rapidez.

Luego me dejé caer en la cama mirando al techo.

- ¿Entonces voy a tener que estar encerrada? - pregunté tranquilamente mientras me llevaba la mano a la boca para tocarme los dientes ya que notaba pinchazos.