Suite presidencial (Jane y Damon)

- Pero me cuesta mucho hacerlo... y no consigo hacer todo el dolor en el que pienso... supongo que necesitaré más práctica... - dije encogiéndome de hombros con desgana.

Parpadeé y miré por la ventana.

- La gente que dices... ¿me ayudará a controlar esto? - dije algo desconfiada refiriendome a mis nuevas habilidades.

Los Vulturi son los mejores maestros que podrías tener-susurré acariciándole la mejilla

- Bueno... si ellos me ayudan... - dije ladeando mi cara ante sus caricias.

Me quedé pensativa un instante.

- ¿Cuando partimos hacia Italia?- dije en un susurro.

Ahora mismo iremos a tu casa a recoger las cosas, si está tu madre, necesitarás su invitación para entrar. Sin no está, entraré yo por ti.- dije besándola en la frente

- Perfecto... - dije suspirando poniendo los ojos en blanco- Y si tú entras, ¿no me puedes invitar?

Me quedé mirando el armario lleno de ropa.

- ¿Y como nos vamos a llevar todo esto? - dije señalando mientras pasaba un brazo por su cintura y apoyaba mi cabeza en su hombro.

Debe invitarte alguien que viva en esa casa, no puede ser alguien externo- dije mirando el armario - Bah, no te preocupes, pediremos que lo preparen todo y lo recogemos de camino al aeropuerto

Asentí levemente.

- Bueno... pues cuando quieras nos vamos... - dije dándole un beso en la mejilla.

Cogí las llaves de la mesilla y jugueteé con el llavero. Fijé mi vista en el cuerpo que yacía inerte en el suelo.

- ¿Y qué hacemos con esto? - dije moviendo levemente el cuerpo con la puntera de mi zapato.

Ahí se queda, mi pequeña- sonreí guiñándole un ojo

Sonreí inocentemente ante su gesto.

- Pues vámonos entonces... - dije aferrándome a las llaves.

Pensé durante unos segundos en si cogerle o no. Por muy vampira que fuese todavía seguía siendo bastante tímida e insegura en algunos aspectos. Me armé de valor y le cogí de la mano dirigiéndome hacia la puerta de la habitación para salir de allí.

Solté su mano y pasé mi brazo por sus hombros abrazándola contra mí saliendo de la habitación. Al entrar en el ascensor rodeé con mis brazos el cuerpo de Jane besándola en los labios apasionadamente, poniéndola contra el espejo del enorme ascensor.

Me mordí el labio cuando soltó mi mano y me abrazó contra él. Ya en el ascensor de acorraló contra el cristal, besándome apasionadamente.

Le devolví los besos con la misma intensidad. Apoyándome contra la pequeña barandilla que había a la altura de la cintura y deslizando una de mis manos hasta su nuca mientras miraba de reojo el contador de pisos y esbozaba una sonrisa maliciosa.

Estiré la mano pulsando el botón de parada de emergencia. Las luces parpadearon al detenerse el ascensor, la miré a los ojos sonriéndole, apoyando una mano contra el espejo y descendiendo con la otra por la cintura de ella hacia su trasero.

Arqueé las cejas sorprendida ante su reacción y no pude evitar reprimirlo.

- Damon... - susurré algo sorprendida por lo que acababa de hacer sin dejar de juguetear con su cabello y mordiendo levemente su labio.

Lo miré a los ojos y me mordí el labio. Entonces noté su mano aferrarse a mi trasero. Sonreí y comencé nuevamente a besarlo.

¿Uh?- pregunté sin dejar de besarla, manoseando su trasero dejándome llevar por el momento

Esbocé una sonrisa sin dejar de besarlo. Me aparté levemente, deslizando mis labios hasta su cuello besándolo lentamente.

- Que... igual... alguien... quiere... usar... el... ascensor... - dije dándole un suave beso a cada palabra mientras acariciaba su cabello acercándolo contra mi cuerpo para acabar acariciando su mandíbula con la punta de mi nariz, expectante por ver su reacción.

Que usen otro, éste está ocupado-dije agarrándola del trasero con las dos manos y levantándola en volandas

Sonreí inocentemente mordiéndome el labio mientras me levantaba en volandas. Enrosqué mis piernas en su cintura y crucé mis brazos en su nuca.

Comencé a besarlo apasionadamente en los labios, al tiempo que mi cuerpo se contoneaba buscando el suyo. Deslicé mis manos por su nuca, hasta su cuello, deteniéndome en el cuello de la camisa.

De repente, el teléfono de comunicación interna del ascensor comenzó a sonar. Me detuve observando a Damon.

- ¿Y ahora qué? - dije arqueando una ceja.

Estiré de nuevo la mano y arranqué el pequeño teléfono de color amarillo dejándolo colgado de nuevo con el cable destrozado - Pues que no funciona el teléfono- reí agarrándola de nuevo por el trasero besándola apasionadamente en los labios

Sonreí divertida.

- Que pena que no funcione... nos tendremos que quedar aquí... -susurré entre besos.

Deslicé mis manos nuevamente hacia su nuca, jugueteando con su cabello y arañando su cuello. Bajé mis uñas hasta su espalda, clavándolas delicadamente y arañándolo placenteramente.

- De haberlo sabido no habríamos quedado otro ratito en la habitación... - dije mientras aferraba con fuerza mis piernas a su cintura, hasta conseguir notar cada centímetro de su anatomía.

Aquí es más excitante, ¿no crees?- pregunté apoyando el trasero de ella sobre la barra a media altura, deslizando mis manos bajo su ropa ascendiendo por su cintura

- Pero es más cómodo en la cama... - dije imitándolo y deslizando mis dedos por debajo de su camisa, recorriendo su abdomen y describiendo cada músculo con mis dedos.

Esbocé una sonrisa y seguí deslizando mis manos por su torso, volviendo a bajar, recorriendo de nuevo su vientre hasta acabar en su cintura, jugueteando con la cinturilla del pantalón.

Empezaron a oirse voces al otro lado de la puerta, suspiré apartando mis manos y bajando a Jane con cuidado adecentándole la ropa - Se nos acabó la travesura

Sonreí divertida.

Me acabé de arreglar la ropa y atusé el pelo. Me mordí los labios y me coloqué junto a Damon esperando que la puerta se abriese, arreglándole el cuello de la camisa.

- Será mejor que te metas la camisa por dentro tú... que si me ven a mi se pensarán lo que no es... - dije sonriendo inocentemente.

Me arreglé la ropa con tranquilidad acercándome a la puerta y golpeándola - ¿¡Hola?! ¿¡Hay alguien ahí?! - grité haciéndome la víctima

No pude evitar sonreir ante su reacción. Me mordí el labio y me apoyé contra la barandilla del ascensor, reposando mis manos en la misma y mirando intermitentemente hacia la puerta y hacia Damon.

Parpadeé. Estaba alerta. No esperaba que hubiese ningún problema, pero estaba a punto de saltar y de intentar doblegarlos con mi mente como intentasen hacernos algo.