Salón de la casa

Nos vemos a las ocho y media - me despedí entrando en el coche y arrancando el motor, para volver a casa y ducharme antes de que Damon llegase. De camino a casa, tenía que recoger a Jane para pasar la tarde juntas. Saqué el móvil de mi bolsillo y le mandé un mensaje, para que estuviese en la puerta.

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Aparqué la pickup y salí directo hacia casa. Saqué las llaves del bolsillo y abrí la puerta esperando que Delia entrase.
- Adelante, señorita. -dije sonriendo bajo la tenue luz del porche.

Sonreí entrando en su casa. Una vez dentro, me quité el abrigo dejándolo sobre el respaldo del sillón y me giré mirándole - ¿Quieres que me duche? - pregunté recordando que había tenido contacto con Damon - Imagino que su olor no debe ser agradable para ti...

- Como veas... yo no soy tan estricto en ese sentido como ellos. De todas maneras si quieres ducharte, ahí está el baño - dije señalando con la mano- Y detras de la puerta hay un armario con toallas, coge lo que necesites. Estás en tu casa.
Me quité las deportivas y los calcetines y me dediqué a caminar descalzo por la casa. Fui a la cocina y saqué un refresco. Lo abrí y me senté en el sofá pensativo.

No tardaré, soy rápida duchándome-sonreí sacando de mi bolsa ropa limpia y entré en el baño duchándome concienzudamente. Y me puse una muda limpia de ropa interior y el camisón que había traído con la bata fina de algodón. Salí descalza y con el pelo húmedo. En mis brazos tenía las toallas que había utilizado y mi ropa sucia, la cual metí dentro de una bolsa de plástico, en la bolsa de deportes.

¿Dónde dejo las toallas?-pregunté mirándole


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OFF: Modelito Pijama de Delia

Arquee las cejas a ver a Delia así: recien duchada y en pijama. Movi levemente la cabeza para salir de mis pensamientos.
- Dejalas ahí detrás, -dije señalando en dirección a la cocina- por detrás de la puerta hay un cesto blanco que es para la ropa sucia.
Cuando Delia se dirigió hacia la cocina a buscar el cesto la llame.
- Delia - dije esperando que se girase- Estás preciosa. - dije dando un sorbo al refresco.

Fuí hacia la cocina a dejar las toallas en el cesto de la ropa sucia y cuando David me llamó, me giré mirándole. Entonces me piropeó y yo tan sólo pude decir - Gracias - y sonreí sonrojándome y dejando las toallas en el cesto. Volviendo hacia él, sentándome a su lado en el sofá, cruzándo las piernas. - Bueno... no ha salido tan mal ¿no? - pregunté apoyando el brazo en el respaldo del sofá.

Sali de mis pensamientos.
- Bueno, realmente estaba la cosa mal. La chupasangres esa entrometida... es un problema... -hice una pausa- y Ryan cree que es buena gente.- dije forzando una sonrisa de incredulidad.-
Pase el brazo por los hombros de Delia.
- Dels, aquí siempre ha habido una relativa calma gracias a una tregua... -dijo recordando las palabras que los nativos le habían dicho a su llegada- Y ultimamente han ido saliendo vampiros de debajo de las piedras... no se como va a acabar esto - dije frunciendo el ceño y echando la cabeza hacia atrás para mirar el techo.

Me acurruqué junto a David escuchándole, apoyando mi cabeza sobre su hombro.
¿En qué consiste esa tregua?-pregunté con curiosidad, tomé la lata de refresco de David y le dí un sorbo devolviéndosela.

- Se supone que aqui convivimos con vampiros 'vegetarianos', vamos, que no toman sangre humana. Y la reserva es territorio sagrado, no pueden pasar los límites... aunque hay algunos que se toman demasiadas libertades... -dije frunciendo el ceño recordando a Damon la noche anterior.- Es algo extraño pero con lo que se ha convivido durante años.

¿Sabes?-hice una pequeña pausa - Todo esto me parece surrealista, como si estuviese viviendo un sueño... Vampiros, Hombres lobo... ¿También elfos y trolls?-pregunté mirándole a los ojos con cara de poker

Miré completamente serio a Delia.
- Por supuesto, pero te olvidas de los enanitos de Blancanieves y de Ronald McDonald- le dije sin gesticular.
Nos miramos en silencio hasta que estallé en una sonora carcajada.

Le golpeé con el puño en el brazo - Tonto - le dije poniendo cara de niña buena - Te gusta reirte de mí ¿eh?

Sonrei.
- Nah... me gusta reirme contigo - dije alborotandole el pelo con la mano.- Bueno, ¿qué te apetece hacer?¿Irte a dormir?¿Ver cualquier cosa en la tele?¿Algún dvd?- iba añadiendo hasta que Delia se decidiese.

Quiero que me cuentes cosas sobre vosotros y los fríos-sonreí. A pesar de ser tarde, no tenía nada de sueño.

- Bueno, sería de gran ayuda que tú hicieses las preguntas y yo las contestase en la medida de lo posible y no comenzar a hablar por hablar - dije dando el último sorbo a la lata y dejándola vacía sobre la mesa.

Me acomodé en el sofá - A ver... Háblame de tus orígenes. Y de cómo fué la primera vez que te convertiste en lobo-pregunté entrecerrando los ojos. A pesar del frío que hacía, el calor que desprendía David me resultaba más que suficiente para sentirme cálida.

- Comenzaron cuando tenía tu edad más o menos - dije frunciendo el ceño. - Al principio no entendía lo que me pasaba, dolía y no lo podía controlar. Era... como si no fuese yo mismo... - agaché la cabeza y una sombra cubrio mi rostro.

Aunque te parezca raro... te entiendo, algo así me pasa a mí... ¿Tienes conocimiento sobre todo lo relacionado con tu especie?-pregunté tumbándome en el sofá, apoyando la cabeza sobre sus piernas mirándole en todo momento.

- Bueno... tanto como todo no diría, yo creo que gran parte.- sonrei levemente- No conozco todo, pero sí gran parte, aunque empecé a conocer cuando llegué aquí a la reserva. Es un tema demasiado privado como para que salga fuera de estas fronteras. - dije con los ojos cerrados acariciando el pelo de Delia.

¿Y eso de la imprimación, dé que va? ¿Debería sentir algo?-pregunté cerrando los ojos sintiéndome a gusto con las caricias en mi pelo.

- Nop - dije sonriendo- No tienes que sentir nada. Es algo que uno de los míos nota cuando ve a la persona con la que quiere pasar el resto de sus días. Es un vínculo más fuerte que el amor, es el darlo todo por esa persona, morir por ella. - dije sin dejar de acariciar el pelo.

Le miré a los ojos, alzando mi mano acariciándole la barbilla - ¿Morirías por mí? - le pregunté algo incrédula. Ya que eso sólo era real en los cuentos de hadas y en las novelas románticas.

- Por supuesto. - dije poniendo cara de interesante- ¿Acaso tu no lo harias por mi?- añadi guiñandole un ojo.
Me agaché levemente y bese a Delia en la nariz.

No sé si mi vida valdría lo mismo que la tuya. Es bastante más fácil que yo muera.-hice una pausa sonriendo a David - ¿Qué esperanza de vida tenéis los licántropos? - pregunté interesada