Salón de la casa

Me encogí de hombros.
- Supongo que como cualquier mortal o un poquito más. Podemos detener el envejecimiento, yo no lo he hecho, esta carita de niño es mía natural por meritos propios -dije guiñando un ojo- Tenemos una fortaleza física descomunal y una capacidad de regeneración bastante rapida, así que bueno... ojito con que alguien se meta conmigo - dije en plan burlón.

Así que... cuando yo sea vieja y arrugada... ¿tú podrías parecer un chavalín de 25/30 años?-pregunté desanimada. Vaya faena.... con el paso de los años podría dejar de gustarle físicamente.

- Serás la envidia de todo el asilo - le dije guiñandole un ojo. Le acaricie nuevamente el pelo - Delia, ya te he dicho que yo no me quedo estancado, envejezco como cualquier otra persona. - le dije dulcemente mientras deslizaba mis dedos por sus mejillas.

¿Y no llevas el tatuaje ese que llevan casi todos los chicos de la reserva?-pregunté jugando con su camiseta

- Dels, ¿tengo pinta de ser un muchacho de la reserva? - dije arqueando una ceja.- Yo vine aquí a vivir hace nada, soy descendiente quileute, pero no soy uno de ellos aunque me haya integrado aquí. Así que supongo que no hay razón para que maltrate mi cuerpo de esa manera.

Tatuarse no es maltratar el cuerpo. Yo llevo dos y no me he maltratado. Uno de ellos lo llevo desde los quince años- dije incorporándome un poco para darle robarle un breve beso de sus labios, y volver a recostarme en su regazo

- Ya... bueno... pero el que se hacen los muchachos de aqui es enorme y bueno, no es bonito precisamente -dije arqueando una ceja- y lo hacen aquí en la reserva, así que no se que medidas higienicas puede tener...

El que me hicieron a los quince fué por el método tradicional. Ya sabes, el de la maderita con el pinchito. Me dolió durante semanas. Pero bueno, las tradiciones hay que seguirlas-dije resignada

- Qué dolor... - dije encogiéndome un poco.
Me recline en el sofa, apoyando mi nuca en el respaldo.
- ¿Alguna cosa más? - pregunté con los ojos cerrados.

¿Dolor? Menos mal que tú eres el fortachón y valiente. - reí, me incorporé del todo - Dave, ¿quieres que vayamos a dormir?- pregunté al verlo cerrar los ojos.

- Lo que tú quieras, princesa- dije sin abrir los ojos y bastante ido.

¿Qué te pasa Dave?- pregunté preocupada al ver cómo estaba.

- Estoy agotado... ayer gasté más energías de las que tenía y bueno... he de recuperarme. - dije sonriendo levemente sin abrir los ojos.

¿Qué pasó ayer?- pregunté subiéndome al respaldo del sofá, sentándome detrás de él, colocándolo entre mis piernas. Apoyé su cabeza sobre mi vientre y empecé a masajearle los hombros intentando relajarlo.

- ¿Ayer? -sonreí divertido mientras Delia me masajeaba. - Casi me mato con tu tío- dije profiriendo un gruñido de placer.

¿Cómo? - pregunté sorprendida, alargando el masaje hasta los hombros

- Mmmm... - ronroneé- él y una amiguita entraron en terreno sagrado, intentamos ahuyentarlos pero empezaron a pelear contra nosotros... y bueno... imaginatelo - dije mientras mi cabeza se mecía acorde a los movimientos de Delia.

¿Y quién ganó?-pregunté pasando mis manos por sus cervicales, notando que estaba tenso - Relájate Dave - susurré con suavidad.

- Quedó en empate... ambos recibimos una buena paliza... pero te juro que si se hubiese quedado un minuto más me lo habría carg...- hice una pausa- Habría ganado yo. - dije con toda la tranquilidad del mundo.

Me levanté del sofá y cogí a Delia en volandas.

- Hora de irse a la cama, pequeña.- dije como un padre que manda a sus hijas a dormir cuando mejor lo están pasando.

Me agarré a su cuello cuando me levantó - ¡¡Eh ¿por qué?!! - pregunté sujetándome el camisón con la mano para que no se me viesen las braguitas.

- Porque las niñas bueñas van pronto a la cama... - dije cruzando la puerta de la habitación con Delia en brazos y dejándola caer sobre la cama.

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Después de dejar a Jane en su casa, fuimos directos a casa de David. Aparcamos mi coche en su puerta y entramos. Al regresar pronto de la fiesta, nos paramos en una pizzería de Forks y compramos una pizza para llevar a casa. Al entrar dejé la pizza sobre la mesita del salón, me quité la chaqueta tirándola en el sillón, y fuí a por un par de refrescos a la nevera - ¿Dave, qué quieres beber?

- Un agua fresquita... no quiero acabar de emborracharme- dije guiñandole un ojo.
Entre tranquilamente observandolo todo.
- ¿Has avisado a Damon?- pregunté.- No me apetece que se presente en casa otra vez.

Le mandé un sms cuando fuimos a dejar a Jane-respondí cogiendo la jarra de agua y dos vasos - ¿Cuándo ha estado en tu casa?-pregunté sentándome en el sofá colocando los vasos.

No me acordaba que a Delia le habían borrado la memoria.
- ¿He dicho 'otra vez'? Mierda, creo que he bebido más de lo que creía...-dije con una risotada- Nada, Dels, que no me apetece que se presente en casa y nos interrumpa... - dije acercándome a ella y acariciando con mis pulgares sus mejillas.