Salón de la casa

Me levanté caminando hacia la cocina a preparar el té, mientras el agua se calentaba saqué del armario tres tazas con sus platitos, y una bolsita de hierbas para cada taza. POdía escuchar a David y Leah hablar, pero no era más que un murmullo.

- Cuentanosla, pues - dije obligándola a sentarse en el sofá. - Delia, ven, que Leah tiene algo que contarnos - dije apoyando mis codos sobre las rodillas y echando el cuerpo hacia delante. Amenazador, dispuesto a escuchar su historia.

Está bien...pero ella volverá a enterarse de la existencia de vampiros David ¿estás dispuesto a arriesgar? -susurré antes de que Delia llegara a nuestro lado-

- Sabe lo que somos y siendo una bruja... sólo quedan ellos. Además, algo se huele ya... - dije en un susurro severo.- Cuenta todo lo que sepas, por favor - dije casi a regañadientes.

Serví el té en una bandeja con las tazas y me acerqué a ellos sentándome junto a David - Leah, sé que eres una licántropa, sé que Damon es un vampiro - dije amargamente abrazándome a David en busca de su calor. Mi cuerpo seguía caliente, y la sensación de sed seguía ahí.

Respiré hondo y comencé a hablar, mientras ellos tomaban asiento.
Veréis, podéis creerme o no, pero por favor escuchadme y me iré tranquila - afirmé tomando asiento-
Cuando era pequeña mi abuelo me contaba historias sobre antiguos quileutes, ritos ancestrales y rarezas varias que habían pasado por la Push. Recuerdo con especial interés una sobre un clan de brujos, con poderes excepcionales y toda clase de cualidades paranormales. De hecho temía aquel cuento, porque en el fondo sabía que era real...conocía a uno de los miembros de aquel clan, una poderosa bruja llamada Emilie que se reunía con mi abuelo y con el Consejo de ancianos. Nunca supe la razón...pero mi abuelo me aseguraba que era una poderosa aliada contra los "fríos". Pero, un día simplemente desapareció de la reserva, conjuntamente con toda su familia...borrados de nuestra vida, como si nunca hubieran existido, ni hogar, ni papeles, ni legado...tan sólo esta leyenda. -narré jugando nerviosamente con el forro de mi camisa-
Y...y Delia, esa marca que tú...que tienes en la espalda...-tartamudeé- Esa marca...es la que tenía ella en uno de sus antebrazos. -afirmé sin mirarla-

Me quede pensativo un instante.
- Leah, ¿hay posibilidad de hablar con tus abuelos para ver si recuerdan algo más? - dije bastante serio.

Miré a Leah y luego a David - ¿Crees que Emilie es mi antepasado? -pregunté estremeciéndome.

Lamentablemente eso no va a ser posible David, mis abuelos fallecieron hace ya varios años. Creo que la única solución a la podemos optar es recurrir al Consejo, pero ya sabes cómo son...-dije preocupada- Seguramente nos obligarán a suplicar para sonsacarles información, y será complicado y exasperante...tendremos que mostrarle la marca de Delia y posiblemente acatar sus decisiones. -comenté nerviosa-
Miré a Delia de reojo, tenía la mirada perdida y ansiaba una respuesta en David. Volví a agachar la mirada, me sentía inquieta. Ella era la viva imagen de Emilie, aquella imponente y poderosa mujer que había visto tratar con severidad a mi abuelo.

Me quedé pensativo ante la respuesta de Leah. Recurrir al consejo podría costarnos caro, aunque fuese aliada nuestra, podrían obligarnos a su voluntad.
- Leah, guardais todavia las cosas de tus abuelos... igual podríamos encontrar algo: una foto, un manuscrito, cualquier cosa. - dije pasandome la mano por el pelo nervioso- Recurrir al consejo no creo que sea una buena idea.- dije mirando intermitentemente a Delia y a Leah.

Pero... ¿qué es el consejo?-pregunté sin entender mucho de qué estaban hablando.

- El Consejo es un grupo de ancianos que digamos son los que mandan en la tribu... - dije haciendo el gesto de las comillas con los dedos.- Son sabios y puede que sepan algo... pero también son algo... como decirlo... ¿absolutos? No dan su brazo a torcer cuando toman su decisión. - dije serio.

Pero... si lo que Leah ha dicho es cierto... Y yo soy descendiente de Emilie... Yo no debería suponer una amenaza para vosotros y el consejo... Debería ser al contrario-dije mirándolos a ambos alternadamente

- Ya, pero igual te obligan a hacer algo en contra de tu voluntad. - dije frunciendo el ceño- Imagina que te ordenan matar a Damon, ¿lo harías? - pregunté suspirando.

Nadie puede obligarte a hacer algo que no quieres-respondí encogiéndome de hombros.

- Ellos no te ayudan por nada. Recurrirán a antiguas alianzas y demases para obligarte a cooperar con la manada. Y si rompes el pacto irán tras tí como si fueses uno de ellos- dije severo.
Temía al Consejo y las decisiones que tomaban.

Deslicé mi mano por el muslo de David tomándole la mano y entrelazando mis dedos con los suyos - Lo que vosotros decidáis estará bien-susurré aunque en realidad me gustaría poder hablar con esa concilio

- Delia, entiende que no quiero que te pongan en un compromiso obligandote a hacer algo que no quieres, aunque si quieres intentar hablar con ellos puedes hacerlo. Supongo que primero pondrán sus condiciones y si aceptas, hablaran.- dije apretando su mano y agarrándola fuerte.

Sinceramente Delia, David tiene razón...las órdenes del Consejo funcionan a un nivel superior, tienen mil formas de obligarte a actuar según su criterio...créeme. -asentí-
Deberíamos pensar otras formas de buscar información, antes de recurrir a ellos...podemos empezar en la biblioteca, en los registros...y puede que mis abuelos hayan dejado algo. -dije asintiendo preocupada por Delia, ya que le había cogido un extraño cariño-

¿Cuándo podemos empezar con eso Leah?- pregunté interesada en descubrir mis orígenes y mis parientes.

Podemos empezar a investigar mañana si os parece bien, hoy creo que deberías descansar, pareces agotada y acalorada...además, así tengo algo de tiempo a rebuscar entre las cosas de mis abuelos, aunque dudo que encuentre nada...nunca han dejado rastros sobre nuestras leyendas, porque los quileutes las transmitimos de generación en generación. La razón es evidente: alguien no deseado podría ocurrírsele rebuscar entre los secretos de los licántropos, y no nos conviene. -afirmé levantándome y dirigiéndome a la puerta-
Tranquila Delia, todo saldrá bien...-me despedí controlando mi nerviosismo-

Leah ¿El consejo se reune en algún lugar? Me gustaría intentar hablar con ellos-pregunté seriamente

Se reúnen en una zona concreta del bosque, tras las montañas. Pero sus reuniones suelen ser secretas, sólo asiste el Alfa de la manada...y nosotros excepcionalmente si el asunto que tratan es de gravedad, o bien nos quieren dar un toque de atención. -afirmé estremecida-
Aunque puedo intentar averiguar cuándo es la próxima reunión...pero necesito saber por qué quieres visitarlos, sabes que no puedo ir aireando información del Consejo...-dije un poco nerviosa-

Es sólo que, en el caso de que encontrásemos alguna relación con esa tal Emilie y yo... me gustaría poder saber si ellos saben algo más.-respondí con tranquilidad.

Asentí ante los consejos de Leah a Delia.
- Dels, nena, vamos a intentar evitar llegar al Consejo si no es necesario... - dije casi arrastrando las palabras- Vamos a hacer lo que dice Leah y ya veremos lo que hacemos después, ¿vale? - dije dándole un suave beso en la frente y levantándome hacia la puerta para despedir a Leah.