El principio del final. (Aro y Blair) +18

Después de todo lo que me había pasado, del desengaño que me llevé con Decker, de los problemas que mi madre empezó a ocasionarme, sólo me quedaba una persona a la que acudir. La única persona que noche tras noche veía en mis sueños. La única persona, que mi corazón y todo mi ser anhelaba por encima de todas las cosas.

Una simple nota fue lo que le escribí a mi madre, para que no se preocupase. Le dije que me volvía a Manhattan, que no aguantaba la vida en este lugar, y que cada día que pasaba me sentía peor.

Tomé el primer vuelo a Italia y cuando llegué me metí en un taxi indicándole que me llevase a Volterra, hasta la plaza del reloj. Estaba lloviendo a cántaros, todo era oscuro como la noche, apenas podía ver la fuente a menos de diez metros de mí. Sentía el agua caer golpeándome la piel y empapándome por completo. Estaba sola, de noche, en el centro de aquella plaza que fue tan especial. Cerré los ojos apretando un poco los puños deseando que Aro apareciese.

Pude notar como las gotas de agua dejaron de impactar contra mi cuerpo y abrí los ojos alzando la mirada viendo un paraguas sobre mi cabeza. Me giré y permanecí unos eternos segundos en silencio mirando a Aro a los ojosalcé mi fría mano hasta su mejilla acariciándola con suavidad, respirando agitadamente, ya que había llegado hasta ese lugar corriendo bajo la lluvia - Aro- susurré cerrando mis ojos y acercando mis labios a los suyos deteniéndome antes de rozarlos. Abrí los ojos mirándole unos segundos hasta que los volví a cerrar dejando escapar un suspiro de frustración.

Mi vida estaba desbordándose, quería desaparecer, no quería ser de nadie, no quería más apariencias... sólo quería estar con Aro.

Al tocar su piel, su rostro con una de mis manos pude saber que es lo que le agoviaba y le entristecía de aquella manera, pero también lo que ella sentía por mí, lo que al poder saberlo no pude evitar sonreir levemente y, al ver su frío me saqué mi abrigo negro colocandoselo tras su hombros empapados de agua fría caída desde aquel cielo que alguna vez nos escondió.

Ella al acercarse a mí casi rozando sus labios me hizo sentir de nuevo aquél ardor que emanaba desde mi garganta, sostuve su menton un momento y mirandole a sus ojos susurré.

Blair, te extrañé....

Tomé aire y besé sus labios en aquella justa medida que podía sin tener la necesidad desesperante de atacarle.

Cerré los ojos frunciendo el ceño, no había conseguido olvidar el sabor de sus labios en todo ese tiempo, le necesitaba como si de una droga se tratase... Pude notar sus sed, sed de mi sangre... Me separé un poco de él mirándole a los ojos fijamente - Quiero que me conviertas, Aro.....- susurré totalmente segura de que eso era lo que quería. Quería convertirme en lo mismo que era él, quería sentirme más unida a Aro

Me estremecí cuando aquella palabras salieron de sus labios, yo, a diferencia de Edward, no pensaba que la inmortalidad fuese una maldición si lo pudiese vivir como yo lo vivía, y además entregarle la vida que yo quisiese a Blair, yo sí tenía esa capacidad, pero aún así, lo pensé.

Blair, esto no es algo que se decida a la ligera, tu....no quiero hacerte daño Blair, y nose si pueda controlar la sed, podría matarte...

Cuando dije aquello último sentí algo que clavaba mi frío e impalpitable corazón, nunca me gustaría que le sucediese algo malo a ella, no a ella.

Permanecí en silencio mirándole a los ojos mientras apartaba mi empapado pelo estirando el cuello. Delsicé mi mano hasta su nuca acercándole a mí - He necesitado cinco años para saber lo que quiero, he pasado cinco años preparándolo todo, preparando mi vida para que nadie me busque, para que nadie se preocupe por mí...- dije respirando profundamente, deslizando mis manos por los botones de mi chaqueta quitándomela y dejando caer el abrigo de Aro junto a mi chaqueta al suelo - Dime que no es quieres esto... dime que no me quieres a tu lado, y me iré para siempre... Yo ya he decidido lo que quiero... Ahora, decide tú lo que quieres- susurré dejando mi cuello desnudo

Si hubiera podido, me hubiera estremecido ante aquellas palabras tan decisivas, ella quería estar conmigo y yo...yo, realmente también quería estarlo, el día para mí había cambiado radicalmente,desde sólo pensamientos y una caminata bajo la lluvia, ahora me encontraba en uno de los momentos más decisivos en mi inmortalidad, es cierto, tenía que decidirlo, pero quise tomarlo por el lado de aquellas reglas que nosotros mismos cuidamos, y por el bien de su existencia tomé su cuello deslizando mis fríos dedos por su yugular, le miré un momento más, sabía que me tenía que controlar, aunque ahora mismo la adrenalina corría por mi sangre. Rodeé su cintura con mi mano libre y la atraje al fin a mi cuerpo apegandola, mis labios se acercaron a su cuello descubierto tomando al fin la decisión.

tu deseo será cumplido madame...

Murmuré antes de retraer mis labios dejando que se notasen mis colmillos, deslicé mi lengua por su piel, y enterré estos en ellla sintiendo fluir su cálida sangre.

El paraguas cayó al suelo, a ninguno de los dos nos importaba mojarnos. En ese momento sólo existíamos Aro y yo bajo la lluvia. Sentía que no tenía nada de miedo, estaba segura de lo que quería, estaba segura de que sería algo doloroso, pero era algo que deseaba sobre cualquier cosa.

Sentí el frío aliento de Aro sobre mi cuello y sus labios rozando mi piel, hasta que finalmente sentí las dos punzadas de sus colmillos haciéndome dar un pequeño grito de dolor. Intenté contenerme, pero me dolía, dolía más de lo que podía imaginar.

Puse mis manos en los brazos de él cerrando con fuerza los puños sobre éstos agarrándole de la ropa - No... te ... de-detengas... - gimoteé animándole a que siguiese a pesar de que mi respiración estubiese realmente agitada, al igual que los latidos de mi corazón.

Sentía que, apesar del dolor, el vampiro me provocaba placer, casí frenesí diría.

Podía sentir como mis puños cada vez tenían más fuerza, Notaba un calor indescriptible abrasándome el cuello recorriéndome el cuerpo. Dolía, dolía demasiado, mi cuerpo temblaba por la falta de sangre, por el frío y por el dolor.

No tardé mucho en perder por completo las fuerzas y dejar mis brazos suelos a ambos lados de mi cuerpo, hasta que finalmente me desmayé. Cerré mis ojos abandonando por fin todo lo que fue vida para mí, abandonando cualquier cosa que podría haber disfrutado como humana, cualquier oportunidad que podría haber tenido como humana, pero ahora me esperaba una eternidad, una eternidad junto a alguien que me quería, al igual que yo le quería a él.

Notaba como si tuviese un tambor de guerra repiqueteando en mi cabeza, intenté tragar saliva pero notaba mi garganta seca, y ardiéndome. Entreabrí los labios intentando tragar saliva pero sentía como si tragase fuego. Abrí los ojos desconcertada, fruncí el ceño parpadeando varias veces, notaba los colores totalmente intensificados y la más leve de las luces me deslumbraba - Mmm... - me quejé poniéndome una mano frente a los ojos tapándome un poco la claridad.

Notaba como si la boca me doliese, ¿serían los colmillos? - ¿A-a..ro?- pregunté paladeando, notando una sequedad indescriptible en la garganta, como si llevase semanas sin beber nada de agua, y tenía una extraña sensación de vacío en mi interior, como una especie de hambre, o sed... no sabría describirlo.

Había pasado toda esa noche en conversión, y mientras yo había matado a un humano llevandome un poco de su sangre guardada en un frasco que había conseguido, sonreí al verle tan hermosa y deslumbrante en este nuevo cuerpo inmortal, estaba sentado a su lado, sabía que tenía sed, y me acerqué a ella acariciando su rostro.

Estoy aquí mi amor....

Murmuré acercando mis labios a los de ella dandole un dulce beso, y sin miedo de tener tentación alguna con su sangre, su piel estaba a la temperatura de la mía que al tacto humano era frío pero entre nosotros era cálido.

Me levanté luego cogiendo un vaso con sangre para que la bebiese.

Cerré los ojos cuando me besó, sentía sus labios cálidos, muy distintos a cómo los sentía antes. Puse mi mano en su pecho disfrutando de aquel primer beso, sintiendo cosas que nunca antes había sentido.

Se separó de mí y regresó con un vaso con algo rojo dentro, pude notar el olor, era sangre. Antes de que pudiese acercarse a mí con él me levanté a una velocidad asombrosamente rápida y agarré el baso bebiendo de él con ansias sin darme cuenta de la velocidad que había utilizado para alcanzar el vaso. Podía sentir que aquella sustancia roja, espesa, y de sabor metálico calmava aquella sed que tenía. Se estaba acabando la sangre del vaso y me sentí frustrada, lo apreté sin ejercer mucha fuerza como si intentase exprimir de él hasta la última gota, y el vaso se rompió en diminutos pedazos dentro de mi mano. Me aparté un poco mirándome la mano sin entender que había ocurrido.

Me giré hacia Aro mirándole, buscando una explicación.

Observé entre medio divertido y algo sorprendido de aquella reacción, me acerqué luego quitando los pedazos de aquél vaso de su ropa con tranquilidad acercandome a su rostro acariciando este, y antes de poder darle alguna explicacion, con la punta de mi lengua quité los residuos de sangre que quedaron en la comisura de sus labios y su menton y luego le mire besando sus labios cortamente para luego hablar.

Tendrás experiencias nuevas mi querida Blair, lo que bebiste ahora no te parecerá suficiente, y nunca te parecerá suficiente, es cierto que tendrás sed, pero la podrás poco a poco aplacar y controlar.

Tu fuerza tendrás que controlarla, es sin igual, ya no eres una humana Blair, recuerdalo, esto te llevará meses, años, mucho tiempo, pero yo estaré ahí.

Contesté tranquilamente, ella ahora era una neófita, y aún no sabía si algún don poseía, pero teníamos tiempo para averiguarlo, sin embargo ahora yo estaría con ella, sabía que ella tenía y tendría por un tiempo mas fuerza que yo. Ya era inmortal y se quedaría conmigo, tendría que estar loco para hacer esto pero no, sólo la quería.

Entreabrí los labios cuando sentí su lengua, Aro tenía un aroma que me atraía un aroma realmente atractivo- Tengo mucha sed... - susurré mirándole a los ojos de forma suplicante, deseando que me ofreciese más sangre, necesitaba aplacar aquel fuego que tenía en mi garganta.

Sabía que ella seguiría sintiendo ese ardor a menos que no la calmara un poco, ella estaba eufórica y sus ojos eran de un rojo carmesí resplandeciente.

Sólo intenta no destrozar mis huesos amor....

Susurró colocandola en mis piernas dejando un beso en su cuello, aparto el cuello de mi camisa y corto un poco con una de mis uñas para que brote sangre y ella beba directamente de ahí.

Miré a Aro a los ojos y luego miré hacia su cuello, sentía la llamada de la sangre, mi gargata pedía a gritos esa sangre. Pasé mis dedos por el cuello de su camisa sujetándolo apartado, y acerqué mis labios a su cuello rozando con la lengua su piel recogiendo algo de sangre y saboreándola. Entreabrí los labios y noté cómo mis colmillos sobresalían, y clavé con fuerza mis incisivos en su cuello empezando a beber con ansia, gimiendo por el placer que me producía beber de él. Deslicé mi otra mano hacia su nuca agarrándole del pelo sujetándole firmemente para que no se moviese mientras me alimentaba de él.

Su sangre me calmaba, pero no me saciaba.

Cuando puso sus manos en mi cadera gruñí levemente soltándole el pelo y la camisa. Deslicé mis manos hasta las suyas sujetándole por las muñecas y sin darme cuenta de mi fuerza lo obligué a inclinarse sobre la cama colocándome encima de él como si de una depredadora se tratase. En ningún momento dejé de beber de él, sujeté sus muñecas contra el colchón con fuerza mientras seguía bebiendo de él sin darme cuenta de la cantidad de sangre que estaba bebiendo. Pero tenía la sensación de necesitar más y más

Bl....bla...ir...

Susurré jadeando al notar como ella me tumbaba con ella encima, todo esto me resultaba demaciado excitante, pero ella estaba bebiendo demaciada sangre.
Co...contro...late...

Intenté articular frunciendo el ceño, sentía un poco de debilitamiento pero a la vez excitación por la forma en como ella me tenía a sus pies.

Escuché las palabras de Aro, y gruñí nuevamente. Tenía todos mis sentidos amplificados, y mi cabeza estaba totalmente ausente, sólo pensaba en una cosa,... alimentarme.

Cerré los ojos siguiendo con mi comida intentando no ser tan brusca, pero me costaba controlarme, y sentía el impulso de dominar a Aro sobre cualquier cosa.

Le miré a los ojos respirando agitadamente por la excitación cuando se puso encima de mí, sonreí levemente antes de que me besase. Me moví bajo su cuerpo provocativamente gruñiendo pero también gimiendo por la excitación que su sangre me había provocado.

Arqueé un poco la espalda forcejeando sin mucha insistencia a que me soltase las manos, pero me gustaba que me dominase un poco él, devolviéndome a la realidad.

Le mordí el labio inferior tirando de él haciéndole una pequeña herida, mi mirada era totalmente lujuriosa, su sangre había despertado ese sentimiento de deseo y lujuria.