En la plaza del reloj...[blair]

Mi vuelo había llegado hacía pocas horas y una limusina me llevó hasta el hotel para dejar mis cosas. Decidí ver Volterra de noche, así que cogí mi pequeño bolso y me puse sobre los hombros la capa corta y me dirigí hacia la torre del reloj, ya que Aro me la mencionó y quizás era un lugar realmente digno de ser visitado. Cuando llegué a la plaza me detuve admirándola detenidamente y no pude evitar alzar la mirada al cielo, ya que la luna llena iluminaba la plaza dibujando caprichosas y sinuosas sombras grisáceas

De pronto sentí ese aroma familiar,adtivito que me volvia loco, dirigí mi mirada hacia el lugar en donde ella se encontraba y sí, era ella, Blair. Sfigilosamente salí de donde me encontraba y con velocidad vampírica me coloque tras de ella a un par de metros dejando que ahí se escuchase mi caminar, mientras llegaba tras su espalda susurrando en su oído.

llegó mi sol....

Sonreí levemente cuando escuché la voz de Aro en mi oído y dejé de mirar el cielo - Y se cumplió mi deseo - susurré dándome la vuelta lentamente para mirar a Aro a los ojos. Nuestros rostros estaba lo suficientemente cerca como para que él pudiese notar la calidez de mi respiración-

Me estremecí sintiendo sed al sentir su aliento dulce choca en mi marmórea piel, no podía resistir más, pero no sabía si podría controlar el poder besarle, no queria matarle, y mi dieta no era precisamente como la de un Cullen, no sabía que hacer pero quería que ella se acercase a mi....era como una princesa que esperaba por su príncipe azul, que aunque suene muy cursi se veía así.

La luna acompañaba el momento, acaricié su rostro escuchando que aquél deseo tenía que ver conmigo, volví a sonreir sintiendo una extraña sensación de dulzura en mí.

Y el sol con la luna se vuelven a encontrar...

susurro cerca de ella...

Por unos segundos sentí el impulso de acortar esa pequeña distancia que nos separaba y robarle un beso, pero me contuve. No entendía porqué me atraía de aquel modo, era distinto a Sebastian, y Sebastián me atraía de una manera casi sobrehumana. Pero con Aro, era todo distinto.

Sonreí levemente al escuchar sus palabras y por primera vez alcé mi mano algo temerosa hasta la mejilla de Aro rozando tan siquiera con la punta de mis dedos su mandíbula de forma sutil, brindándole una caricia tan suave que podría semejarse a la caricia de una liviana pluma.

Y entonces sucederá un eclipse, dónde la luz se volverá oscuridad y ambos compartirán la penumbra- susurré

Mi corazón se aceleró cuando Aro acortó aquella distancia que separaba nuestros labios hasta que finalmente pude sentir el roce de sus labios sobre los míos. Cerré los ojos entreabriendo los labios dispuesta a besarle, pero sólo si él decidía terminar de avanzar y fusionar nuestros labios en un beso. Pero no fue así, algo fue mal y Aro se apartó, lo que me hizo abrir los ojos algo desconcertada. No sabía si se trataba de un juego de seducción, o si había algo que estuviese mal.

¿Ocurre algo Aro?-le pregunté mirándole a los ojos, dibujando ahora con mis dedos sus pómulos y el contorno de su rostro de forma deliberada

Ella no se alejó de mí, yo desvié mi mirada frunciendo levemente el ceño aguantando el ardor de mi garganta que se saboreaba a metal caliente, aunque intentaba controlar mi sed, volví a mirar a Blair y acerqué controlando mi mano, acariciando su mejilla ruborizada, maravillado con el latir de su corazón.

No, es sólo...que, nose si te incomodarías...

susurré mirando sus labios otra vez, nada podía saber ella de mi existencia, pero sentía que el algún momento se lo tendría que contar, porque ya estaba resgnado al hecho de que no la quería lejos de mí.

Apoyé mi otra mano en la cintura de Aro y me humedecí los labios mordiéndome suave y seductoramente el labio inferior. Parecía que estaba claro que Aro deseaba besarme tanto como yo deseaba hacerlo. Pero quizás me equivocase, y no fuese así. Pero sin riesgo, nunca existiría una victoria.
Déjame descubrir cuánto puede llegar a incomodarme- susurré segundos antes de deslizar mi mano hasta el cuello de Aro y acercar mis labios a los suyos.

Primero rocé con delicadeza sus labios respirando profundamente, buscando su aprobación. Hasta que terminé cerrando los ojos y finalmente sellé nuestros labios con un suave y cálido beso, cargado de sensualidad, deseo, ternura e incluso, de necesidad.

Tras pocos segundos besándole me separé un poco abriendo los ojos y pasando por mis labios mi lengua de forma discreta, disfrutando del sabor de los labios de Aro - ¿Te ha resultado incómodo? - le pregunté rozando con mis dedos el mentón de él

De pronto ella tomó la iniciativa sintiendo por completo su cercanía, mientras mi garganta ardía a más no poder, ella me besó, e inexplicablemente logré controlar un momento mis deseos de sangre, aunque no de sus besos, por lo que entrelaze mi lengua con la de ella en un suave beso que me hizo estremecer, para luego alejar mi boca de la de ella perdiendome en esos ojos color chocolate.

que tiene ese corazón que tanto me atrae de tí?, que más tendrá que suceder para que al fin pueda lograr darte todo lo que deseo dar?..

Las palabras brotaron como agua de río por lo cual me sentí como un niñato, tantos milenos viviendo y aún sentía que esto era desconocido para mí.

Decidí avanzar todo el poco espacio que quedaba entre ambos hasta que nuestros cuerpos quedaron en contacto - Estar a tu lado, hace que mi corazón se acelere, y el haberte besado, ha puesto mi corazón a latir a un ritmo frenético - susurré rozando con mi nariz la suya con suavidad, entrecerrando los ojos. Acerqué nuevamente mis labios a los suyos de forma tentadora, pero sin llegar a rozarlos

Esto era mucho por hoy, mi forma de controlarme era sobre los niveles que esperaba, ya quería beber su sangre, por lo que me alejé de ella para dejar de sentir su contacto, pasé una mano por mi cabello apartandolo de mi rostro, ella me volvía loco, completamente loco, y no le quería perder por sed.

Mi querida y dulce Blair, hay cosas que nunca deberías saber...

Susurré frunciendo el ceño desviando la mirada.

Sentí como Aro se apartaba de mí, como si en mis labios existiese un veneno para él. Fruncí levemente el ceño sin moverme del lugar - Supongo que no me habrás invitado a Volterra para decirme sólo eso...- susurré bajando la mirada y acercándome a él posando mis dedos en su mentón obligándole a alzar el rostro y mirarme a los ojos - Si hay cosas que nunca debería saber... ¿por qué tengo la certeza de que necesitas decirme algo?- le pregunté intentando resultar comprensiva

Ella desafiaba mi control cada vez que hacía algo como eso, sentía ganas de besarle una vez más, pero no podía, tenía que saber controlarme, le volví a mirar. ¿Estaba loco si estaba pensando siquiera en la posibilidad de contarle sobre mi secreto?.

Puede que haya algo, pero no estás preparada para saberlo aún.

susurré acariciando sus labios con lentitud para luego tragar un poco de saliva y aprtar mis dientes controlandome aún.

Aro...He cruzado medio mundo, para encontrarte, medio mundo para robarte un beso. Creo que ha merecido la pena las largas horas de avión desde Seattle hasta Italia, pero...- empecé a hablar y bajé la mirada. Había casi huido de Port Angeles, porque necesitaba encontrar algo que mereciese realmente la pena. Algo por lo que luchar. No creía en las casualidadades, pero sí en el destino. Y el destino hizo que Aro y yo nos encontrásemos en dos lugares totalmente alejados el uno del otro y ahora estábamos los dos de nuevo aquí. Encontrándonos a una hora exacta, en el lugar exacto, sin haberlo premeditado- Pero,... necesito encontrar una razón que me ayude a convencerme de que esto no es pura coincidencia.... que es algo más, que es destino...

Suspiré pensativo, ella colocaba mis pensamientos entre una epada y una pared, si alguien lograra descubrir que Aro Vulturi estaba con una humana sería terrible, pero cuando volví a mirar a su rostro, algo en mí que estaba oculto y enterrado ya hace miles de años volvió a salir, tomé su mano y salimos de ese lugar en donde cualqueira nos podría ver, la llevé a un callejón en donde sabía que estaríamos seguros y tomé su rostro decidido.

Créeme que estarías mejos si te alejaras e mí...

susurre frunciendo el ceño, aunque no quería que se alejase, sabía que era lo mejor.

Por unos segundos miré a Aro a los ojos con miedo, pero no miedo a que me hiciese daño, sino miedo a que él fuese algo que para un humano sería antinatural. No era la primera vez que escuchaba aquellas palabras, pero no podía pensar que Aro era como Decker y su familia, o como la familia de Embry.
Puse una de mis manos sobre la de Aro y respiré profundamente cerrando los ojos unos segundos. Su mano era fría, recordé el tacto de los vampiros y el tacto altamente cálido de los licántropos. Abrí los ojos y le miré de nuevo a los ojos, el callejón estaba lo suficientemente oscuro como para que apenas se dibujasen nuestras siluetas - No te tengo miedo...- susurré apretando mi mano sobre la de él sin apartar mi mirada de sus ojos

Suspiré y le solté con rapidez, tome un poco de aire cerrando mis ojos.

Descúbrelo tú misma.

Esa era la clave, yo no podría decir nada, sino automáticamente en Volterra lo sabrían, todo esto estaba maquinado de tal manera que si un vampiro rompiese ua regla muriese al instante, la vida era cruel, pero arriesgarme a esto...lo era más, sin embargo seguiría haciéndolo, porque algo en mí no dejaba que me alejse de ella.

Se apartó de mí, pero puse mi mano sobre la suya sujetándole con firmeza, impidiendo que se alejase más de mí. Estaba casi segura de que él era un vampiro, no entendía porqué me resultaba tan fácil acceder a ellos, el 90% de la gente nueva que había conocido eran vampiros, y el otro 10% eran humanos y licántropos.

Me acerqué a Aro acariciándole la mejilla sin dejar de mirarle a los ojos - Sólo dime que no vas a hacerme daño... - susurré. Lo último que deseaba era convertirme en la cena de alguien, aunque con Hugo, casi me serví a mí misma en bandeja, hasta que las cosas se complicaron.

No me importaba alimentar a un vampiro, pero sí me importaba morir.

Sabía que ella lo había descubierto, pero me sorprendió lo de Hugo y Sebastian, asentí luego a lo que dijo contestando.

Nunca te mataría, no puedo hacerlo.

Susurré acercandome a ella una vez más arriesgandome a perder el control, sus manos cálidas me volvían loco, una sensación como esta no las había sentido jamás, su aliento rozaba mi fría piel y mis labios querían probar de su miel.

Con eso me es suficiente- susurré sonriendo levemente volviéndome a acercar a él deteniéndome cuando nuestras narices se rozaron. Apoyé mi frente en la suya y cerré los ojos unos segundos - No debes preocuparte, no voy a contar a nadie lo que eres- le susurré dejando escapar un suave y profundo suspiro. Casi de resignación, ya que había sido incapaz de conocer a un humano e interesarme por él. Pero quizás mi destino era terminar siendo una de ellos.

Tragué saliva, ahora entendía porqué actuaba de ese modo, como si mis labios tuviesen veneno, aunque realmente no era veneno lo que había en mis labios, ni en mi cuerpo... Sino una sustancia líquida que él necesitaba para vivir, tanto como el aire que yo respiraba.

Asiento con una sonrisa rompiendo lo poco y nada que había de distancia entre los dos, frunciendo el ceño, rozé finalemtne mis labios con los de Blair saboreando un poco la dulzura de estos sin pasarme, quería controlar mis impulsos y este era un desafío.

te cuidaré...

Susurré entre sus labios antes de besarlos mientras tomaba con una mano su rostro, teniendole acorralada en una pared, aquella pared que estaba en ese callejón sin salida, a oscuras, sólo con la luna de compañía.

Cerré los ojos cuando Aro me besó, mis labios automáticamente entraron en su juego, al igual que mi lengua la cual empezó a acariciar la suya con suavidad y sutileza, buscando deleitarse del sabor del vampiro en cada movimiento.
Apoyé mi mano en la cadera de Aro apoyando la espalda en la fría pared de piedra del callejón dejando escapar un pequeño jadeo por la frialdad de la pared.

Quizás fuese una inconsciente por meterme en este tipo de juegos, ya que era como jugar a la ruleta rusa, y saber que tarde o temprano la bala podría tocarte.

Durante unos largos segundos estuvimos besándonos de forma suave hasta que me separé un poco de él para respirar- Aro...- suspiré acariciando su mejilla con mi mano cerrando los ojos y apoyando mi frente en la suya

Supe que era suficiente, por lo que coloqué límites en aquél beso, aún no sabía si me podría controlar del todo.

Blair, no sé si podré controlarme del todo, yo ya te advertí, mi realeza está mas allá del mundo humano, tengo una esposa que ha estado conmigo miles de años, pero no te puedo dejar...no sé que sucede que tu sangre me llama, tu corazón me pide que no te haga daño, deseo tus besos como a nadie, todo a cambiado ahora.

Dije entre murmullos bajando la mirada apoyando una ano en aquella pared a un lado de Blair.