Un poco de provocación (Libre)

Habían pasado meses desde que nos volvimos a marchar, Forks, La Push, Port Angeles, todo era lo mismo, igual de aburrido, igual de monótono, igual de cargante. Decidí hacer una pequeña parada para visitar a una vieja amiga, Leah Clearwater, antes de ir a visitar a mi otra vieja amiga, Sulpicia Vulturi.

Había tomado algún que otro suculento aperitivo antes de llegar, pero ultimamente siempre tenía hambre. Había hecho un largo recorrido transformado en cuervo, hasta que volando entré en la reserva aterrizando cerca de la casa de Leah.

Volví a mi forma humana, y caminé con naturalidad y tranquilidad por las tranquilas calles de La Push.

Acababa de salir de casa de los Clearwater, sabía que echaba de menos a Seth y como él no podía ir a verla con frecuencia,yo intentaba ir por lo menos 1 vez a la semana para informarla de como iban las cosas. Después de estar un buen rato en su casa, comencé a andar por las calles de la Push un tanto aburrida, la mañana transcurría lentamente y más ahora que no tenía nada que hacer, saqué el periódico de mi bolso y me dispuse a leerlo. Las noticias sobre desapariciones captaron mi atención, un escalofrío recorrió mi espalda, aunque ya estaba más o menos acostumbrada a ese tema, me costaba digerirlo. Me golpeé de frente con algo o alguien, haciendo que cayese de culo.

Había decidido acercarme hasta La Push buscando un lugar lejos de los vampiros. Por loque tenía entendido, en estas tierras ellos no podían entrar. Y lo que yo necesitaba ahora mismo era distraerme y ver gente a la que al menos le latiese el corazón.
Mientras iba paseando, me fijaba en las casas, la mayoría eran de estilo tradicional. Casa por casa, me preguntaba en cuál debía vivir Embry.

Vi a una jovencita de aspecto más que apetecible caminar de forma distraída leyendo un periódico. Fortuitamente provoqué que chocase contra mí, y la vi caer al suelo.

El aire que movió hizo que un olor muy familiar llegase hasta mis fosas nasales. Tenía un ligero olor a Leah, seguro que era amiga suya. Pero de todos modos, olía muy bien para mí, era sangre fresca y yo tenía hambre.

Me puse de cuclillas y le ofrecí mi mano para que se levantase - Siento haberme chocado contigo. ¿Te has hecho daño? - pregunté mirándola fijamente a los ojos sonriéndole cándidamente

Tomé su mano,insegura,no sin antes pensármelo unos cuantos segundos. Noté su tacto ligeramente frío, pero yo ya estaba acostumbrada también a eso, por lo que no le di mucha importancia,¿quién no tenía las manos frías en algún momento? Por si las dudas, miré sus ojos, no había indicios del rojo carmesí ni tampoco del dorado o el ambar. Me aclaré la garganta antes de responder.
-Eh...no te preocupes, estoy bien- Me ayudó a levantarme del suelo y aparté mi mirada de la suya,la cual me penetraba como hielo.- La culpa ha sido mía por no fijarme por donde iba.

No me costó nada levantarla, me fijé en el periódico y sin perder esa habitual sonrisa le pregunté - ¿Alguna noticia interesante?

Miré el periódico;ahora arrugado; que llevaba entre las manos antes de responderle.
- Bueno, no lo he ojeado entero, peero he visto dos noticias sobre fútbol, una sobre política y otras sobre....desapariciones.- Respondí en un susurro, doblando el periódico por la mitad y tras observarlo otra vez, se lo tendí
- Léelo por tí mismo si quieres.

Fruncí el ceño cuando comentó algo sobre desapariciones, ¿tantas personas me había merendado como para que se notase tanto? - ¿Desapariciones? Qué raro ¿no?- pregunté fingiendo sorpresa y cogiendo el periódico ojeándolo - Vaya, vaya, vaya. Y tan raro, son todas por aquí cerca - dije mirando a la chica a los ojos

-Sí,ya,raro....- Comenté,era incapaz de mantenerle la mirada por más de dos segundos, tenía que admitir que ese tío me daba un poco de miedo.
-La gente no tiene otra cosa que hacer que ponerse a raptar gente- Me encogí de hombros, esperando que mi mentira colase, yo sabía por qué ocurrían esas desapariciones, pero no sabía quién las provocaba. Tenía algo muy claro, si algún día llegaba a ser como mis padres o tíos, yo sería inconscientemente la que provocaría más de una desaparición, deseché ese pensamiento de mi mente y suspiré.
- No me he presentado, soy Christine Sandler...

Escuché en silencio todo lo que la joven chiquilla decía y sonreí cuando se presentó - Yo soy Damon Salvatore - dije sonriendo ampliamente, ya que por el olor que ella tenía, posiblemente sabría quién era yo, o al menos conocería el apellido de mi familia.

¿Salvatore? Repitió mi mente, ese apellido me sonaba...y no sabía de qué. ¡Ahora caía! Leah me había hablado de él,bueno...sólo lo había mencionado,pero algo es algo.
- ¿Conoces a Leah...Clearwater?- Pregunté indecisa

Confirmado, Christine conocía a Leah - Claro, somos amigos, viejos amigos. ¿De qué la conoces?- le pregunté alzando una ceja y devolviéndole el periódico

Tomé el periódico que me tendía y lo guardé de nuevo en el bolso.
- Leah es mi cuñada, soy la novia de Seth.- Respondí.

¡Vaya, qué pequeño es el mundo!- exclamé enfatizando y sonriendo nuevamente mirándola a los ojos, disfrutando de su nerviosismo. Era familia de Leah, sería una buena forma de divertirme con ella.

-Eh...sí,demasiado pequeño diría yo.- Este tal Damon me estaba poniendo "un poco" nerviosa- Bueno...debería de irme- Me volví dispuesta a marcharme del lugar.

¿Tan pronto? Vayamos a tomar algo y me pones al día de las cosas de la reserva- dije sonriéndole e interponiéndome delante de ella para que no se marchase. Podría obligarla facilmente a que me acompañase.

Tragué saliva cuando lo volví a ver frente de mí. Calma Chris...no hay por qué tener miedo, sólo intenta ser amable Se repetía mi cerebro una y otra vez.
-E-está bien, aunque no p-podría contarte mucho de la reserva...yo soy de Forks, sólo estoy de paso- Comenté, mirándole a los ojos, me sentía a su lado muy pequeña e indefensa,y eso que en realidad no me sacaba mucho más de una o dos cabezas.

Me acerqué más a ella pasando mi mano por su mejilla captando su mirada. Le aparté un poco el pelo - No tienes nada que temer, estás tranquila, no tienes miedo, te sientes bien a mi lado y quieres complacerme- dije utilizando mi persuasión con la pequeña Christine

De un momento a otro,me sentía aturdida y de una forma extraña, mis miedos se alejaron, ¿qué me pasa? Gritaba mi interior, intenté decir algo para que me soltase y quitase su mano de mi mejilla, pero en vez de eso, repetí sus palabras con voz monótona.
-Sí,estoy tranquila, no tengo miedo alguno y quiero complacerte.

Sonreí satisfecho y besé la frente de la joven aspirando su olor. Resultaba de lo más delicioso - Ahora, mi querida Christine, quiero me que cuentes todo lo que sepas de Leah - le susurré al oído usando aún la persuasión y pasando mi brazo por sus hombros para empezar a caminar juntos hacia los bosques.

¿Por qué en vez de salir corriendo estaba ahí, tan "tranquila" caminando con Damon? Ni yo misma lo sabía,me estaba asustando, ¿qué clase de poder estaba usando conmigo?
- Leah ronda los veinte años...Tiene una familia compuesta por su madre y hermano, antes por su padre,pero falleció. Odia a los vampiros, o por lo menos repele a mi familia, los Cullen y está enamorada de un chico llamado Brad- Respondí, casi al mismo tiempo que él terminada de pedirme que contase todo sobre Leah. Observé con cierto temor cómo nos introducíamos en el bosque, frondoso y oscuro.

¿Cullen? Así que los Cullen tienen a una humana en la familia- susurré acercando mi nariz a su pelo oliendo su dulce aroma. Hacía tiempo que no tenía una presa tan joven a mi merced - Eso hará que todo sea más divertido- le susurré al oído

Cerré mis ojos, sintiendo cierta repulsión al sentir su voz en mi oído.
-¿Qué eres y qué quieres de mí? - Pregunté, sacando valor de dónde no lo había.

Tu peor pesadilla y quiero tomar un tentenpié- susurré acariciándole el pelo adentrándonos finalmente en la espesura del bosque, donde nadie podría molestarnos. La mejor provocación para los lobos sería atacar a una imprimada, que resultaba ser familia de los Cullen. Dos pájaros de un tiro

En ese momento, caí en lo que era, un vampiro carnívoro,seguro que uno o el único causante de las desapariciones,y yo pronto sería una de ellas, al día siguiente, encontrarían mi cuerpo sin vida en éste mismo bosque, y mi foto aparecería en el periódico, como las otras muchas víctimas inocentes. Esperé a que el miedo ocupase mi cuerpo, pero no llegó, esperé a que las lágrimas saliesen desesperadas de mis ojos, pero tampoco salieron, no había nada, ya sólo me quedaba implorar.
- No me hagas daño, por favor...- Le pedí.