En la plaza del reloj...[blair]

Gemí cuando sentí la lengua juguetona de Aro acariciando cada rincón de mi boca, dejé que con sus brazos me atrayese hacia él y deslicé una de mis manos por su cuello hasta su nuca, dejando mi otra mano sobre su pecho.

Mis labios besaban los de Aro con necesidad, ternura, pero a la vez, con pasión. Notaba ese calor abrasándome el pecho y la garganta, sus labios realmente aceleraban mi corazón y notaba como cantidades impresionantes de adrenalina corrían por mis venas activándome todo el cuerpo y sensibilizándome cada milímetro de mi piel

Noté a Aro apartarse de mí algo tenso, pero enseguida me cogió de la mano. Me sentía como si fuese una princesita que había encontrado al príncipe azul.

Aro, hay algo a lo que le llevo dando vueltas en la cabeza desde que cogí el avión en Seattle- dije acercándome más a él, caminando a su lado rodeando con mi otra mano su brazo - ¿Por qué hay vampiros que temen tu nombre? - le pregunté mirándole al recordar a Decker la expresión que puso cuando dije que mi ''amigo'' de Volterra se llamaba Aro.

Así fue que mientras estabamos caminando por aquél antiguo pasillo, ella comenzaba a formularse aquellas preguntas que sabía que saldrían a flote en algún momento, sonreí de lado pensando en ello mientras miraba el camino y respondí con algo más de tranquilidad.

Porque Aro Vulturi es su Rey,rey de Decker y todos los vampiros que hay alrededor del mundo, mis hermanos y yo gobernamos esta raza intentando pasar desapercibidos ante los humanos.

Contesté pensativo, porque aunque ahora con ella corría mucho riesgo, encontraría la manera de que todo estuviese en calma, o al menos eso esperaba.

Cuando escuché las palabras de Aro no pude evitar pararme en seco y dejar que mi mano se deslizase por su brazo dejando caer al suelo mi pequeño bolso - ¿Perdona? - pregunté mirándole incrédula cuando dijo que era un Rey.

Al parecer ella había quedado totalmente sorprendida con mi confesión, ya que se había detenido en seco dejando caer su bolso, pero antes de que este llegase al suelo, con mi rapidez lo cogí y se lo ofrecí sonriendo algo divertido.

Lo que haz oído, un Rey.

Luego indiqué mis castillo y le miré con algo de malicia en mis ojos, aquella que siempre demostraba con un brillo especial.

Es por eso que todos temen.

No podía salir de mi asombro, fuí a coger el bolso pero me sentí mareada por la impresión y tuve que sentarme en el borde de la fuente - De-debe de ser una broma...- dije con la voz temblorosa, pensando en que había estado besándome con el Rey de los vampiros... le había dado mi sangre a su Rey...

Me quedé observando su expresión un momento y me agaché frente a ella tomando sus manos.

Creo que no debí decirte esto aún...

Dije medio pensativo frunciendo algo el ceño, ella estaba totalmente impresionada con lo que había dicho, y ahora que lo pensaba, era muy poco de lo que ella había logrado conocer de mí, si con esto ella quedaba impresionada, ya me imaginaba cuando le contase lo demás.

Dejé que sólo me tomase una de sus manos y me llevé la otra al pecho intentando recuperar la respiración normal, y que los latidos de mi corazón disminuyesen -Lo siento Aro, pero ... esto es demasiado... - dije dejando escapar una risa breve y nerviosa - He besado al rey de los vampiros, y le he dado de mi sangre... - le dije notando como las palabras se aturullaban en mi boca

Bajé la mirada un momento y me quedé silencioso unos minutos, luego decidí hablar.

Entiendo si esto para tí es demaciado, no te obligaré a nada Blair, es tu decisión si quieres marcharte y alejarte de mí, aunque como lo dije, no te detendré.

Contesté con seriedad volviendole a mirar, las cosas eran así y lamentablemente no se podían cambiar los roles, yo seguiría siendo Aro, y ante todo defendería mi trono.

¿Bromeas?- le pregunté dejando escapar un abrumado suspiro - Esto es mejor que el cuento de cenicienta, es más de media noche, y no me encuentro con un príncipe, sino con un Rey...- dije mirándole a los ojos aún asombrada

Ella logró que se escapara una sonrisa de mis labios cuando comentó eso, luego reí levemente y volví a acercar una de mis manos a su rostro acariciandole, luego me enderecé y me senté a su lado.

Este no es un reino como el de los cuentos de hadas, es un reino que no es fácil de manejar, pero por el momento sólo te contaré esto.

Contesté tranquilamente aún teniendo mi atención posada en toda ella al completo.

¿Cuál es tu poder?- le pregunté cruzando una pierna sobre otra y poniendo mi mano sobre el muslo de él de forma inocente, complice e íntima, mientras tenía mi mirada fija en sus ojos - Sé que algunos vampiros tenéis habilidades especiales...

Al tener contacto físico con alguien inmediatamente puedo leer su mente y sus recuerdos.

Murmuré sonriendo al momento que ella posó su mano en uno de mis muslos, yo colocaba mi mano ensima de la de ella entrelazando nuestros dedos.

Vaya... no puedo tener secretos contigo...- susurré estrechando mis dedos con los de Aro de forma suave - Pero me da igual, no quiero tener secretos contigo- añadí acercando mis labios a los de él - Debería solicitar un beso del rey... ¿o puedo besarle yo, majestad?- pregunté dramatizando un poco sin borrar mi suave sonrisa

De pronto ella volvía a acercarse a mi y yo intentaba no reaccionar, sin embargo levanté una de mis cejas susurrando cerca de sus labios.

Te encanta desafiar mi resistencia...

Y mientras decía esas palabras, mi mano libre cogía su nuca y la acercaba a mí con suavidad, pero antes de besar esos adictivos labios tomé un poco de aire rozandolos en un principio.

Empiezo a sentirme muy cómoda entre los de tu especie- susurré rozando con mis labios los de Aro entreabriendo los labios dispuesta a besarle, pero atrapé juguetonamente entre mis dientes su labio inferior tirando con suavidad de él para soltárselo justo antes de besarle con pasión.

Me separé un poco de Aro para respirar, mirándole a los ojos. Me mordí con suavidad el labio inferior poniendo su mano sobre mi pecho para que pudiese notar mi corazón latir con fuerza - Provocas que mi cuerpo se acelere - susurré suspirando profundamente - Nunca antes me había sentido así.. ¿estás seguro de que quieres que yo viva mi vida con otras personas?- le pregunté con sinceridad

Sentí como latía a mil por hora su corazón desvocado, y entre mi control y el descontrol que luchaba por salir de dentro de mí, me quedaba ahí acercando mis labios a su frente besandola con dulzura dejando estos aquí rodeandole con mis brazos.

Si quieres que sea sincero, no, yo querría que te quedases conmigo siempre.

Murmuré cerrandos mis ojos pensando en ellos, que aunque era un pensamiento egoísta, era algo que no podía evitar, sentir que quería que Blair fuese sólo mía.

Me aparté un poco el pelo pasándolo por encima de mi hombro dejando ver mi terso cuello- Pero... tienes pareja, y eres un Rey... Yo no soy reina, ni soy vampira...- susurré pensando para mí ''por desgracia'', bajé la mirada acariciando la mano de Aro con suavidad

Suspiré, ella tenía razón en cada palabra que decía y por el momento no tenía respuesta a todas esas interrogantes.

Sólo si decidieses quedarte conmigo, sólo en ese entonces veré como solucionar todo esto.

Murmuré para luego dirigir mi mirada a su cuello acercandome a él como si fuera un imán, pero luego con suavidad me alejé de este intentando pensar en otra cosa, conteniendo la respiración.

Me fijé en cómo Aro se acercaba a mi cuello y vacilé unos segundos - ¿Quieres?- le pregunté bajándome un poco el cuello de la capa dejando ver mejor mi cuello y la clavícula. Estaba dispuesta a que Aro bebiese de mí, algo me decía que podía confiar en él.

Negué y tomé su rostro.

no quiero, además aún quiero que seas una humana, y si coloco mis colmillos ahí, mi veneno quedará en tu sangre, no me arriesgo aún mi Blair, porfavor, ayúdame a cuidarte.

Susurré tomando su rostro y besando su cuello sin dejar marca alguna.