Segunda cita (Evangeline y Anthony)

El sol estaba a punto de rozar el horizonte, había decidido cuidar un poco más mi aspecto para esa cita. Opté por un vestido blanco ajustado, con escote palabra de honor y falda corta asimétrica. Me peiné el larbo cabello de forma natural con suaves ondas, dándole un aspecto salvaje, pero cuidado.

Anthony todavía no había llegado. Me acerqué a la barandilla de madera del embarcadero apoyándome en esta mirando hacia el mar, viendo la puesta de sol. Era algo que me gustaba mucho, ya que siempre sentí que mi vida, era como el sol... Nacida en la luz... viviendo en un contínuo descenso a la oscuridad, y muriendo en el crepúsculo.

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Mi vestido

Me acerqué lentamente al lugar. Ansiaba verla pero algunas cuestiones relativas a la investigación que estaba conduciendo me entretuvieron más de la cuenta - Querida - Saludé abrazándola por atrás. Su vestimenta era distinta. La hacía verse más sofisticada

Sonreí poniendo mis manos sobre las suyas girando tan sólo mi cabeza para mirarle - Empezaba a pensar que no vendrías... - la dorada luz que daba el sol en esas horas, iluminaba el cuerpo de Evangeline dándole a su piel un tono bronceado, como si aún fuese humana.

Observé el destello de su cuerpo y sonreí - Cómo iba a faltar a mi palabra querida - Había estado ansioso de volverla a ver - Querida luces hermosa - Tenía que decirlo pues era la verdad

Me giré apoyándome en la barandilla de madera deslizando mis manos por la cintura de Anthony tirando de él hacia mí - Me alegra que te guste - susurré sintiendo de nuevo el mismo impulso de la noche anterior... ese deseo de besarle que me resultaba difícil de controlar - Con esta luz tienes unos ojos preciosos - susurré agarrando con mis manos su ropa y cerrando los puños sobre su cintura

Sonreí al escucharla. Su cuerpo tan pegado al mío - Querida te he extrañado - Las palabras salieron de mi boca antes que mi mente pudiera siquiera procesarlas

Si mi cuerpo fuese capaz de producir calor, mis mejillas se habrían sonrojado en ese momento. Bajé un poco la mirada sonriendo, durante unos segundos, para volver a mirarle a los ojos - ¿Has podido pensar en lo que hablamos anoche?- pregunté

La observé todo el tiempo. Estaba avergonzada? - Si querida lo he pensado - La observé a los ojos mientras ella me observada el atuendo que traía el día de hoy - Demasiado para ser sincero - Sonreí

¿Y qué conclusiones has sacado? - pregunté sentándome sobre la barandilla con Anthony entre mis piernas, con su cuerpo pegado al mío. La falda caía con gracia entre mis piernas tapándome por completo la entrepierna. Sentía la fría brisa mecer mi cabello, la misma brisa que llenaba mis fosas nasales del aroma de Anthony.

Me encogí de hombros tomándola de la cintura con mis manos - No he decidido nada aún - La observé a los ojos - Supongo que tengo que hablar con Charlotte pero no ha he visto

No hay prisa, las cosas... cuando se hacen calmadamente, es cuándo salen mejor.-dije acariciándole los brazos.

Sonreí ante sus palabras - Eres muy sabia querida - Bromee y en parte afirmé tocando su nariz con un dedo - Y muy atractiva

Apoyé las manos sobre la barandilla de madera, a ambos lados de mi cuerpo, acerqué mis labios a los de Anthony mirándole a los ojos, deteniéndome justo antes de llegar a rozarlos - Anthony... no sabes cuánto deseo tus labios... - susurré con un hilo de voz.

Rocé un momento nuestros labios antes de sonreír - Querida, los deseos de este caballero son los mismos - Suave y lentamente me acerqué para concretar el beso que ambos ansiábamos.

Suspiré apoyando mis manos sobre el pecho de Anthony, enroscando una pierna en su cadera - Tus besos tienen un sabor dulce - susurré pasando mi lengua por los labios saboreando.

Me mordí el labio inferior mirándole a los ojos, acariciándole la mejilla con la mano - ¿Puedo probar tu sangre? - susurré pasando mi dedo índice por su cuello.

La observé cuando pidió beber mi sangre - Evangeline querida extraña petición la que me haces - Le sonreí sin dejar de ver sus ojos

La sangre dice mucho de una persona, y también de un vampiro... Cuando pruebas la sangre de otro vampiro... nunca puedes olvidar ese sabor...-susurré jugando con los botones de su camisa.

Esas palabras me recordaron a Charlotte. Ella y yo habíamos compartido nuestra sangre - Evangeline lo siento querida pero ese deseo no puedo cumplirlo - Observé el paisaje desviando mi rostro y mi mirada hacia el costado

Me aparté un poco volviendo a apoyar las manos en la barandilla y mirando hacia el mar al ver que Anthony se apartó de mí - Lo siento - dije mirando como se ocultaba el sol.

Me sentí terrible por tratarla de ese modo - Evangeline - La volví a tomar de la cintura con delicadeza - Comprende querida por favor comprende - La observé directamente a los ojos - Solo ha habido una persona que ha bebido de mi sangre

Miré a Anthony con el rostro serio - ¿Y qué se supone que debo hacer o decir yo? ¿Cómo se supone que debo actuar? - pregunté apartando de nuevo la mirada suspirando y bajándome de la barandilla, quedando mi cuerpo entre el de Anthony y la barandilla de madera.

Observé sus ojos - Solo te pido que tengas un poco de paciencia querida - Le di una mirada cariñosa - Evangeline querida yo... - No podía decirle que la dejaría beber de mí sin antes aclarar mis propias dudas. Ella era definitivamente alguien que se estaba instalando en mi historia. La pregunta era: Qué papel querría yo que ocupase en esa historia.

Le miré a los ojos esperando a que terminase la frase.

Suspiré para liberar algo de tensión - Querida haciendo honor a la sinceridad, estás ocupando un lugar en mi historia - La observé a los ojos - Y no sé si sea el lugar que deseo que ocupes - Aún estaba con sus palabras de nuestras conversaciones en la cabeza

Deslicé mi dedo índice por su nariz - El tiempo aclara los pensamientos... y a veces el corazón