Dormitorio de la casa

Sé que es un vampiro, que es vuestro enemigo natural. Pero ha estado cuidando de mí desde que mis padres murieron. Es quien me ha dado una educación, quién me ha alimentado, quién me ha permitido ser quién soy. Y le quiero.-dije con tono brusco, escuchando a Damon pedirme que me calmase - Y para nada estoy hipnotizada. Y jamás se ha alimentado de mí.

Me quedé totalmente petrificada. Ni podía creérmelo, ningún vampiro había conseguido sorprenderme, ni siquiera los Cullen. Y ahora ante mí una humana declaraba que amaba a aquella sanguijuela.
Miré desconcertada a David y tomé asiento. Era incapaz de asimilar aquello.

Disculpad, me he metido donde no me llaman...pero al vampiro lo quiero fuera de la Reserva... -dije sin levantar la cabeza del suelo -

- El vampiro se ira y no volvera a la reserva, eso tenlo por seguro... - dije poniendo la mano en el brazo de Leah mientras miraba a Damon severo. - Pero primero hemos de hablar con Delia... cuando acabemos el se ira, te lo aseguro. - dije tensandome levemente.

Me parece estupendo...esperaré fuera, no quiero interrumpir un momento entrañable...- grité estupefacta mientras salía por la puerta -

Me senté en el porche de la casa de David, mientras mis piernas se movían sólas por la inercia de la rabia.
Esto es increíble, increíble...- hablaba en voz alta yo sóla -
Cada vez entendía menos la situación. Un licántropo aceptando a un vampiro, y una humana viviendo en feliz armonía con una criatura como Damon, refinado pero mortal.
Mi razón me dictaba entrar y echarlos a todos de allí, pero sabía que no podía. Tenía que respetar a David como igual.
A todo esto se unía un potente sentimiento de frustración e incomprensión, porque era incapaz de asimilar el alcance de una imprimación. Yo nunca la había vivido, de hecho dudaba convencida de que existiera tal magia.

Esperé a que los dos lobos terminasen su charla y cuando Leah salió miré a David.

Bien, a los vampiros no se nos permite convertir a humanos de temprana edad. Como era Delia cuando me convertí en su tutor. Cuando un infante es convertido en vampiro se le llama Niño Inmortal. En nuestra sociedad están terminantemente prohibidos porque no tiene razonamiento y se guían por sus instintos primarios. Cuando yo acogí en mi casa a Delia, yo ya era un vampiro. Vivíamos en Volterra, lugar de residencia de Los Vulturi. Éstos, vienen a ser nuestra propia nobleza. Son quienes se encargan de que se cumplan nuestras normas y de hacer justicia. Uno de esos Vulturi supo que yo vivía con una niña humana de dos años y me llevaron ante el concilio. Ante ellos hice el juramento de no convertirla en un Niño Inmortal. Durante los años, han ido visitándonos los Vulturi. La vampira que estuvo anoche en el bosque, es una de ellos. Vino para ver a Delia y asegurarse de que seguía siendo humana y que no sabía de la existencia de los vampiros.- hice una breve pausa mirando a Delia y luego a David para continuar - El mundo, los humanos... no deben saber que nosotros existimos. Debemos quedar como meras leyendas, ya que el descubrir a un solo vampiro... Podría ser la condena para todos. El pacto con los Vulturi fue muy claro... Mientras Delia no sepa mi naturaleza, ella podrá seguir siendo humana... Y .... - hice otra pausa apretando los puños con incomodidad - Y si los Vulturi descubren que Delia sabe de mi naturaleza... Me matarán, y a ella la convertirán... Los Vulturi tienen muchos medios para saber la verdad. Podrían entrar en su mente, en sus recuerdos... Y saber que ella sabe que soy un vampiro.

Pasados unos segundos de silencio, aflojé mis puños proponiendo una solución - David, yo no quiero poner en peligro la vida de Delia. Quiero que siga siendo humana y tenga una vida normal, como la que yo no pude tener. Yo tengo un medio para hacerle olvidar que sabe que yo soy un vampiro... Pero eso implicaría borrar parte del recuerdo que tiene de ti.- Esperé en silencio la respuesta de David.

Me quedé en silencio mientras Damon contaba la historia. Todo lo que estaba diciendo me hizo pensar - ¿Qué recuerdos perdería sobre David? - pregunté mirando a Damon. Me levanté y fuí hacia David rodeando su cintura con mis brazos abrazándole.

La imagen de Delia con el licántropo me hizo hervir la sangre. Apreté de nuevo los puños y respondí -No puedo saberlo, olvidarías cualquier cosa que estubiese relacionada conmigo. Intentaría hacerlo lo más preciso posible para no dañar tus otros recuerdos, dejando espacios en blanco... Pero alguna cosa sobre él olvidarías.- miré a David levantándome y acercándome a ellos guardando una distancia prudencial - David, entiende que podría haberle borrado los recuerdos en cuanto estuviese a solas con ella, en casa... Pero creeme... no estamos en una muy buena posición. Ninguno de los tres... Los Vulturi están en Forks, y no tardarán en saber que ella conoce mi naturaleza. Debemos darnos prisa. - dije con total sinceridad

Alcé la mirada hacia David en silencio, y luego miré a Damon - Quiero que lo hagas - afirmé

Suspiré apartando la mirada de Damon y fijándola en Delia. Acaricie su cabello mientras estaba aferrada a mi cintura.
- Borralos... seguire amandola igual- dije mientras le daba un beso en la frente.- Lo primero es su seguridad.- dije claramente.

Asentí acercándome a Delia y ofreciéndole mi mano para que se sentase conmigo en el sofá

Miré a David a los ojos - Te quiero - susurré bajando la mirada y cogiendo la mano de Damon, dejándome llevar hasta el sofá.
La verdad es que tenía miedo de olviarle por completo...

Seguía dándole vueltas a todo, pero pude escuchar perfectamente la historia de Damon. Me asombré absolutamente con cada detalle, el mundo de los vampiros era demasiado hipócrita para mi gusto, y el hecho de que se inmiscuyeran en la vida de aquella humana me ponía furiosa.
Iban a matarla por el simple hecho de conocer que los vampiros existían, y para mí aquel antojo por quitar vidas humanas era imperdonable.
En un principio admiré la entrega altruista de David, pero mi parte más amarga se abrió paso a machetazos, y me hacía ver su cobardía. Y este sentimiento fue el que ganó en mi lucha interna. Abrí la puerta de nuevo y entré sin pedir permiso.

Lo siento, pero no puedo permitirlo... - miré a Delia enfurruñada -...David tienes que luchar contra esos malditos Vulturi por Delia, lucharás contra la falta de libertad y de pensamiento, todos nosotros lucharemos a tu lado...no podemos permitir que nos digan lo somos o que nos quiten a lo que amamos, ella se convertirá en otra persona...¡joder David reacciona! - le animé mientras miraba a Damon rechinando la mandíbula -

Me quedé pasmado escuchando el discurso de Leah.
- Leah, sabes que voy a proteger a Delia pase lo que pase, aunque tenga que dar mi vida en ello, pero, esa gente es poderosa y... seamos realistas- dije haciendo un inciso- ¿cuantos de los nuestros estarían dispuestos a ayudar a una humana que ha sido criada por vampiros?¿EH? - pregunté visiblemente alterado en mis ultimas palabras.
Me pase la mano por el pelo y cubrí mis ojos pensativo. Aquello era una decision sin vuelta atrás, pero no sabía cual tomar.

Aparté con mi mano el pelo de ella ignorando a Leah - Delia, mírame a los ojos - en cuanto me miró empecé con la persuasión.

Delia, los vampiros son todo leyendas. No existen, no sabes nada de ellos, sólo cuentos e historias. Todo lo que está relacionado con los vampiros no existe en tu cabeza, no lo recuerdas. - mi voz sonaba suave, como un susurro. Mis pupilas estaban dilatadas y fijas en los ojos de ella.

Escuché a Leah, pero en seguida Damon llamó mi atención. Mientras me estaba mirando a los ojos me sentía extraña. Como si su voz retumbase en mi cabeza. Me sentía como en una especie de trance, mi mente estaba totalmente en blanco.

No existen los vampiros... -susurré reafirmando las palabras de Damon

Permanecí cruzado de brazos, expectante ante la reacción de Leah pero sin perder de vista a Damon.
A simple vista parecía que solo iba a perder recuerdos sobre vampiros, pero seguiría recordando lo nuestro...

Me estaba costando horrores hacerle eso a Delia. Jamás tuve que hacerlo, ya que era algo que siempre traía consecuencias. Ahora debía rellenar los espacios en blanco sobre su vida.

Los vampiros no existen-repetí

Me quedé allí parada, mirando pasmada la escena. No iba a permitirlo, me daba igual lo que creyeran, Delia era lo primero, y no iba a permitir que anularan su personalidad de aquella forma.
Así que simplemente actué. Empujé a Damon con fuerza, y cogí a Delia entre los brazos cargándomela al hombro. Y con dos saltos me planté fuera del porche.
Si vosotros no la respetáis yo sí, así que lucharé sóla...- pensaba mientras corría intentando buscar un lugar seguro en la oscuridad del bosque -

En ese momento mi mente se quedó bloqueada, sentía que debía responder a Damon, pero me costaba hubicarlo.

Los va-...- era una sensación extraña, me costaba pronunciar la palabra ''vampiro''. Sentí que alguien me hacía salir del trance agarrándome. Sentía miedo, no sabía cómo había llegado, ni porqué estaban mi tío y el chico de la tienda allí... Ya que lo primero que vi al salir del trance fué a David y a Damon y yo alejándome.

¿Qué?...-miré a leah - ¿Qui-quien eres? - forcejeé con ella gritando el nombre de Damon.

¡¡¡SUELTAME!!! ¡¡¡¡DAMON!!!! ¡¡¡¡AYUDAME!!!!-gritaba luchando contra Leah

- Mierda... - dije mientras me levantaba y salía corriendo en dirección hacia Leah. Si las cosas se ponían feas iba a tener que luchar contra una de los mios y no dudaria en hacer lo que fuese por salvar a Delia.

¡NO!- exclamé saliendo a la carrera tras Leah. Había forzado a Delia a salir del trance y podía sufrir daños considerables. Nunca antes había provocado a nadie salir del trance durante la manipulación.

Sentía a David pisarme los talones, y las patadas de Delia en mi estómago. Debía entrar en fase para poder correr más rápido.
¡¡¡Quieta Del, todo saldrá bien...confía en mi!!! - grité agarrando sus piernas -

OFF: ¿Abrimos post en el bosque?

OFF: Delia ha abierto thread en el bosque

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En la cama me envolví en el albornoz y le indiqué a David que se acostase conmigo para que me diese calor - ¿Te importa si duermo desnuda?-pregunté sonrojada

- Si a tí no te importa a mi tampoco... - dije dándole un beso en la frente y arropándola entre mis brazos. - Pero recuerda que te puedes constipar si duermes con el culo al aire, ¿nunca te lo dijeron? - dije divertido mientras la acariciaba con la punta de mi nariz.