Salón principal

Cuando llegamos, subí a mi habitación a dejar mis cosas. Mi tío se marchó y yo me quedé sola en casa. No tenía mucha hambre. Bajé y me senté en el sofá encendiendo el portátil para mirar algunas páginas y mi correo.

Cogí el Móvil y escribí un mensaje a Jane-
''Hola Jane, perdona si mi tío te ha hecho sentirte incómoda. Mañana pasaremos a recogerte a las siete y media''- y le di a enviar. Al poco rato, recibí una respuesta de ella. - No te preocupes, Delia, me ha parecido muy simpático. Estaré preparada en la puerta.

Bloqueé el móvil y cerré los ojos dejando las cosas en casa, subía a cambiarme y decidí coger el coche e irme a correr un poco por la playa.

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Aparqué el coche y me guardé las llaves en el bolsillo. Salí cerrando la puerta despacio y me dirigí hacia la puerta. Me detuve y mire hacia David y Delia. La puerta estaba cerrada y Delia no llevaba llaves. Volví a mirar el llavero del coche y estaban allí. Me dirigí hacia la puerta y abrí tranquilamente esperando a que viniesen al interior.

Desabroché mi cinturón y luego el de Delia. Había pasado ya un buen rato desde que salimos de Seattle. Pasé mi mano por su rostro, acariciándolo.
- Dels, despierta, estamos en casa... - dije en un susurro.

Podía escuchar la voz de David llamándome, me sentía muy cansada, y con hambre... Abrí los ojos lentamente, me costaba adaptarme a la claridad del sol

¿Dave?...¿Qué pasa?-pregunté mirándole y apoyando la cabeza en el respaldo.

- Venga, parejita... que nos vamos a mojar como no os deis prisa- dije señalando el cielo encapotado. - ¿Os ayudo a algo? - pregunté amistosamente.

- No pasa nada, Dels, ya estamos en casa- le dije con una cálida sonrisa cogiéndola de la mano para ayudarla a bajar del coche.

Me bajé del coche torpemente, reconocí el coche y busqué con la mirada a Damon, luego me fijé que David llevaba una ropa idéntica a la de él - ¿Dónde está Damon? ¿Y porqué vas vestido como él? - pregunté aún somnolienta

Bajé las escaleras corriendo hacia donde estaban Delia y David. La cogí del brazo.

- Va, cariño, Damon ha tenido que ir a hacer unas cosas y como te habías desmayado me ha pedido que os trajese a casa. - dije sonriendole mientras la agarraba por un brazo- Y ahora prepararé el almuerzo. ¿Qué te apetece, Delia?

Intenté esquivar las preguntas de Delia.
- Mmmm... almuerzo... Tú sí que sabes, Jane. ¿Qué te apetece, Dels?¿Tortilla?¿Un bistec?- dije cogiéndola del otro brazo y llevándola hacia el interior de la casa.

Suspiré entrando en casa ayudado por ellos - Chocolate - dije instintivamente. Tenía ganas de comer cosas dulces.
Una vez en casa, ayudada por ellos, me senté en el sofá.

Entré casi corriendo en la cocina y me puse a buscar por todos los armarios chocolate. Tras rebuscar un buen rato me encontré una pastilla y cogí un trozo llevándoselo a Delia.

- Delia, ¿te apetece así o prefieres una fondue de chocolate?- dije con una sonrisa maliciosa.

- Madre mía, ¿fondue? Que rica... Si Delia no quiere, yo sí que quiero, ¿eh, Jane?- dije divertido desde el mango del sofá sin parar de sonreir.

¡Me gusta la idea de la fondue! Fondue de chocolate, con fruta y pastillas de chocolate, y gominolas, y palitos de cangrejo-dije totalmente seria, mirando a David y a Jane, asintiendo entusiasmada con la cabeza.

- Estupendo - dije dando palmitas- Veré que puedo hacer con todo eso que pides. Dels, si falta algo no pasa nada, ¿verdad? - dije pasándole la mano por el pelo.- Es que pides demasiado- dije alborotándoselo.

- Curiosa combinación... - dije frunciendo el ceño y luego estallando en una sonora carcajada.- ¿Palitos de cangrejo? Delia... nunca habría adivinado que fueses una depravada... -dije intentando ponerme serio.- Palitos de cangrejo... - susurre.

Mientras haya chocolate... siempre tendremos el dedo para mojar en la fondue-dije riéndome.

Miré a David - Los palitos de cangrejo con chocolate son el alimento del demonio - dije riéndome y robándole un beso me levanté. Me sentía bastante mejor y con ganas de comerme todo lo que había en la nevera

- Delia... es una pena, no quedan palitos de cangrejo - dije escondiéndolos en el fondo de la nevera.- Tendremos que conformarnos con fruta troceada y trozos de muffin.

Abrí el armario donde estaba el chocolate y lo saqué, junto con la fondue. Me pude a derretir el chocolate y a preparar la fruta troceada en un plato grande, junto con los trozos de muffin.

- Me puedo quedar a comer, ¿verdad? - dije mientras cogía un trozo de kiwi y me lo comía.

- ¿Del demonio? Normal... con tanto azufre debe de tener el sentido del gusto descompuesto- dije mientras salía corriendo tras ella y la cogía de la cintura para hacerle cosquillas.

Me escapé como pude de David, escondiéndome detrás de Jane - Te ordeno como amiga que te quedes a comer, y a merendar, y a cenar, y a dormir - dije sacándole la lengua a David, por encima del hombro de Jane

- Delia, te recuerdo que tengo una casa y una madre que pasa poco por casa pero puede pasar... - dije riéndome- Aunque la verdad, así tu tío tendría el coche en casa y no habría problemas. - dije buscando la excusa tonta.

Me quedé fugazmente mirando a David y a Delia.

- Pero no quiero interrumpir... - dije arqueando una ceja divertida.

- No vale... - me queje como un niño pequeño- Si enfado a la cocinera o le hago cosquillas seguro que no me da de comer... - dije sin poder aguantarme la risa acercándome a las chicas y cogiendo un trozo de manzana.

Jane, no empieces como anoche en la cena. Con el dejarnos a solas-dije molesta y apartándome de Jane. Me acerqué a David y le di una colleja - Espera a que esté en la mesa la comida, mal educado - dije sacando del cajón de la cocina un mantel para poner sobre la encimera

- Vaaaaaaaale- dije en tono de niña buena.- Pues ahora luego preparamos las habitaciones, ¿vale? Aviso a mi madre y tal... ¿y si te digo de ir a mi casa a coger ropa me pegarás, verdad?- dije encogiéndome de hombros.- Y recuerda que te tengo que devolver lo que me prestaste anoche- dije antes de que pudiese decirme nada.

- Au... - dije llevandome la mano a la nuca.- Dels, eso duele... - dije recogiendo el trozo de manzana del suelo, ya que el golpe había hecho salir despedido el trozo de fruta de mi boca.