En busca de un nuevo capricho

Estaba cansada de estar en casa y decidí que Patrick me llevase en coche hasta el centro de Port Angeles. Quería comprarme alguna ''chuchería'', como yo llamaba a las pequeñas joyas, había visto en un catálogo una preciosa gargantilla con el cordón de oro blanco y con pequeño diamante de talla brillante. Era sencillo y absolutamente perfecto. Bajé del coche y paseé por las tiendas de la zona comercial en busca de una joyería para ver si tenían algún producto de mi gusto. Me detuve delante del escaparate de una joyería observando los brazaletes que tenía, no eran precisamente muy asequibles, pero para mí no suponían un gasto.

Habia terminado de enterrar mi comida, limpie el polvo de mis pantalones y me coloque la camisa blanca junto con la chaqueta de cuero, saque de mi pantalon unas gafas oscuras y observe que el cielo estaba tapado y muy pronto iria anochecer; era la escena perfecta para salir un rato.
Sali del bosque sin que nadie se diera cuenta y senti un efluvio exquisito era buena suerte para la muchacha que acaba de cenar, me acerque a ella y le dije - Creo que la pulsera con el rubi te quedaria de maravilla - Le dije al lado mientras pedia la pulsera

Escuché una voz a mi lado y mi mirada se fijó en el brazalete con el rubí, era una pieza de muy buen gusto. Me sorprendí del gusto de quién me había hablado y me giré para dedicarle una encantadora sonrisa pero me quedé algo paralizada al ver que era un chico joven que aparentaba mi edad y realmente atractivo. No pude evitar sonrojarme ligeramente - Tienes muy buen gusto- le felicité indicándole al joyero que me sacase el brazalete. Subí un poco la manga de mi abrigo dejando ver la muñeca y me giré un poco más hacia el chico- ¿te gustaría probármela?- le pregunté dejando sobre el mostrador mi bolso.

Le regale una sonrisa sin mostrar los colmillos dejandola un poco deslumbrada, con cuidado de no tocar la piel de su muñeca se la coloque y enfriando un poco su mano se la tome para que no notara el frio de mi piel - Te dije que te quedaria perfecta - Dije dandole suavemente vueltas a su muñeca y a la joya

Alcé una ceja sonriendo y mirando el brazalete. Alcé la mirada hacia Sebastian y le sonreí - Tenías razón. Me llamo Blair - me presenté mirándole a los ojos sin apartar en ningún momento el brazo, dejando que le diese vueltas admirando la joya

Sonrei un poco por la ironia - Tienes tu nombre parecido a mi apellido mi hermosa dama, yo soy Sebastian - dije alzando su mano y dandole un beso, se la solte y pague el brasalete - ¿ Puedo tener el gusto de acompañarla ? - Le dije cordial y acomodandome las gafas

Miré al joyero sonriendo, Sebastian había pagado un brazalete que costaba más de mil dólares- Me lo llevaré puesto - dije al joyero cogiendo el bolso con mi mano libre. El gesto de besarme en el dorso de la mano denotaba que era un chico con una buena categoría y estatus social, y que pagase ese brazalete era un signo claro de que no le faltaba para nada el dinero - Será un placer Sebastian - sonreí bajándome la manga del abrigo y mirando a Sebastian sonriéndole - Iba a acercarme a la tienda de zapatos, necesito unos zapatos a juego con un vestido blanco que me compré

Entremos en la tienda de zapatos - Me encantaria un dia de estos ver como te queda el vestido, claro si no supones que soy un pervertido o algo por el estilo - Le dije mientras me sentaba en uno de los sofas

Sin duda estaba siendo mi día de suerte - ¿Te gustaría venir a una fiesta conmigo? El único requisito es vestir de blanco- sonreí dejando junto a Sebastian mi bolso y mi abrigo, con total confianza ya que en este tipo de tiendas había bastante seguridad. Para salir de compras me había puesto un vestido de tonos grises, bastante conservador, de manga larga y cuello redondo con encaje. Era algo ceñido en la cintura y por encima de las rodillas. Esperé a la respuesta de Sebastian para empezar a mirar los zapatos.

Me puse a pensar si tendria aun algun traje y luego recorde que si tenia uno, sonrei al recordar para que lo habia utilizado - Claro que me gustaria ir a tu fiesta creo que llevo bastante tiempo sin ir a una - Le dije mientras observaba unos zapatos para que fuera con el traje

Sonreí satisfecha - Si no tienes traje, podemos ir a comprarte uno - dije mirando los zapatos de un estante, eran unos preciosos peep toe de color marfil con unos tacones altos. Los cogí y fuí hacia Sebastian sentándome a su lado en el sillón contiguo. Crucé una pierna sobre la otra y me desabroché el cierre de la tobillera de las sandalias para probarme los nuevos zapatos.

Me arrodille a su lado y le ayude abrochar el zapato me hizo recordar a un cuento para niñas pequeñas - No te preocupes, el traje lo tengo en buen estado, ademas no le utilizado mucho que digamos mi bella dama - Dije levantandola de la silla para que observara sus zapatos

Cuando Sebastian se arrodilló a mi lado y me puso el zapato me sentí como cenicienta y no pude evitar sonreír algo divertida. Entonces le escuché hablarme y regresé de mi cuento de hadas. Un momento.... ¿me había llamado ''Mi bella dama''? ¿Qué tipo de chico joven llama así a otra chica joven? Eso era algo anticuado, incluso para un chico con clase. ¿Sería Sebastian un vampiro como Decker y su familia? ¿O sería uno como Hugo?, el que llevase gafas de sol incluso dentro de las tiendas me hacía pensar que podría ser un vampiro como Hugo, y que por el color de sus ojos llevaba las gafas.
De todos modos, me gustaba que me hiciese sentir cómo una princesa de un cuento Disney, y sabía que en un lugar público no podría pasarme nada. Cuando terminó de abrocharme el zapato me ayudó a levantarme.
Gracias, Sebastian- dije con una sonrisa y solté sus manos lentamente caminando hacia el espejo para mirarme los zapatos. Puse una mano en la cadera, y parecía que más que admirar los zapatos, admiraba el conjunto perfecto que formaban los zapatos, mi vestido, y por supuesto, yo. No pude evitar sonreir complacida por lo que estaba viendo en el espejo.

A través del espejo miré a Sebastian - ¿Qué te parecen Sebastian?- le pregunté refiriéndome a los zapatos

La vi y me parecio muy hermosa quite de ese pensamiento de mi mente; no podria interesarmeen una humana, me acerque a ella y le di una vuelta delicadamente - Resaltan tu figura - Dije con una sonrisa

Dejé que me diese una vuelta y me quedé mirándole con una sonrisa en los labios - Entonces me los llevo - dije apartándome de él sin dejar de sonreirle y me senté de nuevo en el sillón para quitarme los zapatos

Mire la hora en el reloj y me di cuenta que ya era tarde; cuando ella termino de colocarse sus zapatos me lleve los zapatos y se los pague, regrese con ella - Ven deberias de comer algo - Le dije entregandole la bolsa; pase por un espejo me quite las gafas levemente y note que el color de mis ojos estaba levemente oscurecido dando la ilusion de que estaban cafes; aproveche y me los quite; le pase el brazo - Bueno mi bella acompñante a ¿donde quieres ir? - Dije saliendo con ella de la tienda

Cuando vi que pagó los zapatos me quedé algo sorprendida, pues en menos de dos horas, había pagado más de 2000 dólares - Sebastian no tenías por qué pagarlo- dije apartando su brazo de mis hombros y rodeando yo con mi brazo el suyo, como deben hacer las damas. Le miré a los ojos y sonreí- Así está mejor, de la otra manera es muy vulgar- dije escuchando el comentario sobre comer algo, alcé la mano mirando el reloj, Dorota seguramente habría preparado comida de sobra, como siempre - Si quieres puedes venir a casa, Dorota habrá hecho comida de sobra

Le sonrei ligeramente - esta bien no te preocupes el dienro para mi no es de mucha importancia - Dije tranquilizandola, me quede pensativo no sabria si ir con ella o no - Bueno me gustaria saber que tal prepara tu chef la comida - Dije con amabilidad

Sonreí satisfecha a Sebastian y salimos juntos de la tienda - En la esquina me espera Patrick en el coche, nos llevará a casa- dije mirando al cielo cuando salimos de la tienda. En ese lugar el 98% de los días estaba nublado, era peor que Nueva York en invierno.

Asenti levemente y observe el cielo siempre me agradaba haci, ademas este clima hacian parecer mis ojos de un cafe claro por lo que me gustb¿aba momentaneamente - ¿ De donde vienes? no pareces de por aca - Dije intentando de no parecer muy anticuado

Soy de Manhattan, Nueva York. ¿Y tú?- le pregunté mirándolo a los ojos. La verdad es que tenía un color de ojos precioso y una mirada embelesadora

Le sonrei levemente, Manhantan hace tiempos que no la visitaba solo cuando llegua a America en una embarcacion - Soy de Londres - Dije enmarcando un poco mi acento - Pero he estado tanto tiempo aca que hasta aveces pienso que pierdo el acento - Dije sosnriendo tenuemente - ¿ Te puedo preguntar algo? - Dije por primera vez curioso

Vaya, un chico de Londres, y con clase- afirmé asintiendo levemente - Claro, pregúntame lo que quieras Sebastian- dije sonriendo y deteniéndome con él frente al coche. Patrick salió y nos abrió la puerta - A casa Patrick - dije antes de entrar y cuando Sebastian entró, Patrick cerró la puerta y subió la mampara de cristal que separaba la zona del piloto, de la zona de detrás- Dime, ¿qué quieres preguntarme?- le pregunté acomodándome en el amplio asiento trasero

Coloque el brazo en la silla detras de su cabeza - ¿Por que dejaste la ciudad del glamour... - no sabia como continuar, ¿ Que tal que ella quiere este lugar? suspire frustrdamente teniendo una palabra - este lugar tan escondido? - Dije sin itentar de no causarle molestias

Me giré un poco mirándole a los ojos, crucé una pierna sobre la otra colocando con cuidado la falda del vestido sobre mis muslos - Terminé el instituto, y terminé mi noviazgo. Necesitaba tomarme un año alejada de todo, alejada de las miradas de la gente de Manhattan. A mi madre, Eleonor Shields, le han ofrecido abrir un taller de costura de su linea de ropa aquí. Simplemente pensé que sería un buen lugar para descansar de todo. Y librarme de la reina cotilla por un tiempo- suspiré después de contarle mi último año de forma breve