Fogata Culinaria

Después de haber preparado mi famosa tarta de chocolate amargo, naranja y mi toque ligeramente picante, salí de mi casa rumbo a la playa, esperando no retrasarme mucho.
No podía correr ni entrar en fase o mi postre se chafaría, así que aceleré lo más que pude mi paso recorriendo los pocos kilómetros que me separaban de mi reto.

Cuando llegué vi a Brad al lado del mar con una enorme caña de pescar. Le pegué un silbido y le hizo un gesto de saludo. Después posé mi postre sobre unos salientes de roca y me dirigí hacia dode estaba el temible pescador.

¿Qué tal va la pesca del día caballero? - sonreí observando el movimiento hipnótico del sedal en el mar -

Siento decirte que el mar siempre tiene las de ganar, aunque ya lo sabrás bien siendo surfista…pero bueno, estoy segura de que nos regalará una buena cena. – sonreí convencida –
La noche es espléndida, me encantan las noches de luna llena…hay una excelente visibilidad, el mar parece de plata y lo único que me provoca es bailar alrededor de una hoguera después de una buena cena, y disfrutando de una buena compañía…- susurré ensimismada al tiempo que posaba una mano en su hombro y disfrutaba la magia de la luz que había en el ambiente –

Creo que voy a buscar la leña y empezar con el fuego, me portaré como una Girl Scout sólo por esta noche…- afirmé bromista haciendo el gesto del saludo militar mientras miraba a Brad -

Eché una carrera tranquila hacia el bosque, sintiendo al mismo tiempo el sonido seco de las olas del mar y el de Brad recogiendo el sedal lentamente en su carrete. Incluso podía oír su respiración al hacer ese esfuerzo, y lo miré de reojo.
Estaba de lo más tranquilo allí sentado con una pierna cruzada sobre la otra, era entrañable y todavía no entendía qué era lo que hacía yo allí, pero simplemente me sentía tranquila y a gusto a su lado. Agite la cabeza de un lado a otro intentando despejarme de aquellas ensoñaciones.
No sé por qué sentí una rabia rara contra mí misma, no me permitía bajar la guardia ni un minuto, pero sin embargo había puesto mi mano en su hombro. Y entonces corrí hacia la entrada del bosque, pegándole una enorme patada a un leño que salió despedido por los aires.

Mientras intentaba calmar mi rabia hice un montón enorme de leña, demasiado para la carga que podría llevar una mujer normal. Pero eché un vistazo a la orilla y comprobé que Brad estaba distraído, así que cogí los varios kilos de troncos y me trasladé a la entrada de las cuevas dispuesta a encender el fuego.

¡Ya puede estar bueno ese pescado Brad! - le dije cuando trasladé todos los leños -
No veas el trabajo que me ha costado encontrar buena leña para la hoguera...- disimulé sonriendo mientras caía sentada en el suelo, al lado de su mesa -

Crucé las piernas y me dediqué a ver cómo limpiaba el pescado para cocinarlo. Después de un rato admirando sus mañas, caí en la cuenta de que no había pescado más que un leguado y me sorprendí.
Esto...no quiero ser descortés, pero te advierto que tengo muy buen estómago...y que esa delicatessen marina no me va llegar ni para empezar. - afirmé riendo con cara de circunstancia al tiempo que hacía un gesto de preocupación con los brazos -

Lo miré frustrada, tenía mucha hambre y ni todo lo que podía oler en el jeep me la quitaría.

Ah...¿me estás retando? ¿Sabes que? en este tema sí que te pegaría una paliza, alucinarías si supieras cuántas calorías ingiero al día...lo que pasa es que hago mucho ejercicio...- reí de medio lado -

Me levanté y sacudí mi pantalón corto de la arena, mientras lo miraba batir en aquel bowl.
Oye Brad, me encanta cuándo haces....¡Mayonesaaaa! - le dije imitando el movimiento de una tonta canción de hacía muchos años -

Entonces salí corriendo dando pequeños saltos victoriosa, y, dispuesta a hacer mi enorme hoguera, mientras me reía a carcajadas.

Me hice con varias ramas de maleza seca, y las coloqué bajo el trozo de sílex que siempre me acompañaba, en un intento de encender el fuego. Pero algo acaparó mi atención, y no pude más que distraerme al ver de reojo un movimiento extraño a unos metros de mí.
¿Brad estaba moviendo el trasero y bailando? ¿El machoman de Phoenix lleno de tatuajes y medio sireno estaba moviendo el culito al ritmo de una canción?
No podía ni creérmelo, y después de abrir los ojos como platos, estallé en risa dirigiéndome hacia él de nuevo.

Brad eres tremendamente sorprendente, no me hacía a la idea de que fueses tan buen bailarín…Creo que no tengo fuerzas para batirte, en tal caso podría imitarte en tu nuevo baile…- continué riendo, mientras echaba mi trasero hacia atrás y colocaba las manos en la cintura, intentando imitar los pasos del “Tiritití”–

Vamos Brad, no seas tímido ahora…- lo animé en alto cantando algo parecido a la Mayonesa -

Uhmmmm...a lo mejor los peces también quieren unirse a la fiesta! Creo que he subestimado lo buen anfitrión que eres Brad...- comenté viéndolo con la caña a modo de micrófono -
¿Quién te ha enseñado a divertirte así? Creo que algún día me daré una vuelta por Phoenix, a ver si puedo aprender más bailecitos de estos...a lo mejor alguien que sea nativo de allí puede enserñarme algunos... -bromeé poniendo el dedo en la barbilla, haciendo un gesto de duda mientras lo miraba -

Sus ojos azules me desconcentraron por un minuto, y a la luz del crepúsculo se veían espectaculares y transparentes.
Creo que ya deberíamos cenar, está oscureciendo, los peces se van a dormir y a mí me afecta la luna muchísimo...-dije guiñándole un ojo -

Síiiii....pescadooooo....tira así, no tanto....suelta carrete, que vieneeeee....tiraaaa.... - aconsejaba mientras pegaba pequeños saltos alrededor de Brad al ver que había picado algo grande -

Una enorme lubina asomó por el anzuelo y cayó sobre mis manos, después saltó al suelo y más tarde pasó a las de Brad. Y así alternativamente hasta que perdió el aire y la vida. Miré a Brad asombrada y estallé en risas.

Lo que pasa hoy no es normal....tienes un don para hacerme reír pequeño...- reí dirigiéndome a la orilla para asearme las manos -

Creo que podré contentarme si me dejas comerme esa lubina…- la miré asombrada, verdaderamente era un ejemplar enorme –

Pero, mi hoguera está sin hacer aún…venga, te dejo tranquilo un ratito que empiezo a ser un poco pesada contigo...pero es que no puedo evitarlo, me haces reír con cada ocurrencia tuya…- sonreí de medio lado –

Entonces me dirigí a mi pequeña hoguera, que comenzaba a prender y alimenté con paciencia el fuego, hasta que la llama se levantó varios metros sobre mí. Me quedé un rato observando el chisporroteo de las brasas, con tranquilidad y fascinación.

Después observé a Brad sentada y apoyando mis brazos hacia atrás. Se le veía atareado con su “alta cocina”, y me dediqué a esperarlo para comenzar nuestra cena.

Todo tenía una pinta estupenda, el aroma de las hierbas cocinadas con el pescado comenzaban a hacerme la boca agua, y cuando vi su extraordinaria presentación no pude más que asombrarme.

Brad esto es fantástico, eres un artista de la cocina, mis felicitaciones al Chef Sireno...- afirmé tomando asiento y mordiéndome el labio inferior de las ganas que tenía de probar aquellas delicias -

Aunque no deberías haberte tomado tantas molestias, no por mí...- susurré abriendo la botella de vino blanco y sirviéndoselo con delicadeza -
Brindemos por esta noche, por la lubina que me has preparado y por el destino, porque ha permitido que nos hayamos conocido...- dije tintineado mi copa contra la suya, me sentía realmente tranquila a su lado -

Comencé a devorar aquella lubina, con un hambre feroz. Pero de repente vi cómo Brad me miraba asombrado y ligeramente asustado por mi voracidad, así que decidí comportarme. Era diferente a comer con la manada, cuando literalemente tragábamos como cosacos sin modales, incluso quitándonos la comida unos a otros mientras reíamos a carcajadas.
Cogí el tenedor y bocado a bocado degusté aquel plato con ansia. Miles de sensaciones gustativas pasaron por mi paladar, y no pude más que emitir un ligero gemido de lo deliciosa que estaba aquella salsa. Brad rió sin mirarme.

Reitero mi felicitación al cocinero...- aseguré dando un sorbo al vino disimulando mi reacción -
Cuéntame algo de tu vida Brad...¿cómo es tu vida en Forks? ¿qué te gusta hacer aparte de surfear? ¿Trabajas o estudias? ¿comedia o terror?...- pregunté soltando una sonora risita, intentando averiguar algo más de aquel hombretón de ojos azules -

Vaya un rockero de pura cepa...y profesor...espectacular supongo...- dije abriendo los ojos como platos -

Mi vida no es tan interesante como la tuya. He nacido, crecido, sufrido, estudiado y enamor...-interrumpí la palabra- vamos que soy parte de la Push tanto como ella es un trozo de mi corazón, y la verdad ahora mismo estoy pensando en comenzar la universidad, aunque estoy pendiente de una beca de estudios...- dije un poco cabizbaja -
Mi ilusión era poder llegar a ser alguien más allá de los límites de aquella Reserva, dejar atrás todo mi pasado de dolor, pero sin embargo mi sentido lupino me ataba de una forma sobrehumana a aquella tierra.

Me levanté, recogí los platos sucios y corté mi tarta ofreciéndole un trozo.
Esta es la mejor que probarás nunca...aunque está un poquitín picante aviso para que tengas un extintor a mano...- dije sonriendo mientras comenzaba a notar el efecto mareante del vino -