Paseo nocturno

- Yo también me alegro de haber venido- dije mientras caminaba mirando hacia el suelo y mordiéndome el labio con una sonrisa. Me giré y lo miré directamente a los ojos- Mmmm... menudo interrogatorio- dije con una sonrisa pícara.- Bueno, allá vamos... Me llamo Jane, tengo 17 años, vivo con mi madre en Forks desde hace un par de meses. Apenas conozco a nadie en este pueblo. - me encogí de hombros- Cuando acabe el instituto me gustaría ir a la universidad a estudiar Bellas Artes, aunque la escuela de magisterio también me atrae bastante... ya veré. Tengo un tatuaje en la nuca - dije apartándome el pelo y mostrándoselo levemente para volver a mi posición original rápidamente- Y creo que eso es todo sobre mí. Ahora te toca a tí- añadí sonriendo divertida.

-Viné a Forks hace tan sólo un mes, ahora mismo estoy alojado en el motel del pueblo, creo que soy el único cliente a parte de las parejas de amantes que viene a pasa sólo una noche. Ni te imaginas quien esta liado con quien, estar allí es mejor que una telenovela.- dijé entre unas carcajadas -aprendí sobre la construcción trabajando con mi padre y el tatuaje me lo hicé en su honor a los 20 años.- le resumí, a no ser que quisiera que le contará todo.

Parecia bastante nerviosa enogiendosé de hombros y mirando hacia el suelo.

Continué paseando junto a Ryan.

- ¿Un lobo?¿En honor a tu padre? -arqueé una ceja escéptica- ¿Y eso?¿Qué relación guarda? Vamos, si se puede saber... - añadí algo tímida.

La verdad es que se me notaba algo nerviosa, apenas había tenido citas y menos con gente que no conocía de nada y era mayor que yo. Ryan era muy agradable, pero de ese sentimiento de inseguridad y nervios resultaba bastante complicado deshacerme.

-Sí, te explico: mi padre siempre cuidó de mi con lo poco que tenia y el lobo representa la fuerza y el saber salir adelante de los problemas, me lo tatué a los 20 año cuando le diagnosticaron la enfermedad.- le expliqué mientras caminabamos bajo las luz de las farolas de la calle.

- Vaya... -no sabía qué decir más al respecto, no quería seguir hablando del tema de su padre porque igual le incomodaba, intenté desviar el tema- A todo esto... -cambié de tema algo nerviosa- ¿por qué prefieres estar en el motel y no compartiendo casa con David? El motel tiene pinta de ser muuuy cutre - dije poniendo los ojos en blanco y aguantando una sonrisa.

-Por lo que me enseñó mi padre, a salir yo mismo de mis propias dificultades, era un gran hombre.- le seguí explicando -Y dime ¿tienes novio? si no te incomoda la pregunta.- le pregunté

- Era... vaya... lo siento... -añadí con un hilo de voz sin dejarle prácticamente tiempo a que dijera algo ya que me preguntó nuevamente - ¿Novio? No... que va... - dije de manera casi infantil apartándome un mechón de pelo por detrás de la oreja.- Acabo de llegar y apenas conozco a nadie... - dije esquivando su mirada y poniéndome a mirar los edificios cercanos.

La verdad es que la pregunta me incomodaba, pero no me molestaba, nunca se me había dado demasiado bien el tema de los chicos y, bueno, hoy no era un día distinto.

Noté que se habia puesto nerviosa asi que le rodeé el brazo por los hombros -Venga mujer, yo la verdad que tampoco tengo novia y es raro con la cara de niño bueno que tengo, además, no me creo que una chica como tú no tenga novio ¿habrás tenido alguno al menos, no? alguno como Leonardo DiCaprio. Yo soñaba con Dylan de Sensación de vivir.- le dijé mientras le guiñaba un ojo mientras sonreia.

Estaba siguiendo su argumentación hasta la última parte, me descentró, lo que provocó que frunciese el ceño extrañada, sin apenas darme cuenta de que me había cogido por los hombros.

- ¿Dylan?¿Has dicho Dylan?- pregunté tímidamente - Vaya... eres gay... - dije sorprendida- Y no, no he tenido novio. Bueno, novio novio, porque he tenido medio novios que me han durado em... ¿2 semanas? Los chicos y yo no nos entendemos - dije frunciendo los labios y forzando una sonrisa.

Hicé una sonora carcajada -No, no soy gay. Pobre de vosotras si lo fuera.- le dije

-Pues como yo, medio-novias he tenido, la verdad que cuidando de mi padre y trabajando cuando podia no tenia tiempo ni para mi mismo.- le dije para tranquilizarla y que se le pasarán los nervios -Cuentame ¿cómo es Miami? nunca he estado.- le pregunté.

- Ah... vaya... perdón - dije algo acalorada por la confusión.- M-Miami... pues piensa como es esto: triste, gris, pequeño, lluvioso... pues es toooodo lo contrario - dije sonriendo mientras recordaba el calorcito y las playas.

Me dispersé momentáneamente mirando un escaparate.

- Debió de ser duro... - me giré a mirar a Ryan a los ojos.- No todos los jóvenes sacrificarían su tiempo para cuidar de sus padres y sacar la familia adelante. ¿Sabes? Mi padre murió en un accidente de trafico cuando yo tenía 12 años - suspiré-. Yo estuve bastante tiempo ingresada recuperándome y bueno... - tomé aire, me empezaba a faltar- nos quedamos mi madre y yo solas y hemos tenido que salir adelante como hemos podido. Ahora apenas nos vemos por su trabajo, pero bueno... ya vendrán mejores tiempos - dije encogiéndome de hombros con los ojos empañados.

-Lo siento mucho, debe haber sido muy duro. Siento rectificante, sólo cuidaba a mi padre, mi madre no estaba.- le dije -Si alguna vez necesitas desahogarte sobre lo sola que te sientas a veces o para lo que necesites. Cuenta conmigo, te escucharé.- la consolé.

- Gracias. Eres muy amable- le dije con una sonrisa franca.- Pero tampoco me gusta agobiar a la gente con problemas, pienso que la gente ya tiene demasiados problemas propios como para ir agobiando con lo que pueden ser tonterías al lado de los suyos.- sonrei de nuevo- Pero bueno, siempre puedo hacer excepciones - dije dándole un golpecito amistoso con el puño sobre su hombro.

Le sonreí tras su golpe -La verdad que no importa, durante mucho tiempo he estado sólo y dar mi apoyo a otra persona que lo necesita no me importa.- le dijé -¿Cómo te encuentras de tu empanchó? ¿te sientes mejor? ¿o lo has hecho para estar más tiempo conmigo?.- le dije tras una sonrisa malévola.

- Se me ha pasado, graci... ¿Eh? Se cree el ladrón que todos son de su condición - dije divertida- Te iba a decir si querias quedar otra tarde en el café del parque a tomar algo pero bueno, no, no sea que me empache y tengas que quedarte conmigo un rato más - dije sarcásticamente.- No te quiero obligar a hacer algo así... - dije fingiendo cara de circunstancias y aguantándome la risa.

-No me importaria pasar más tiempo contigo.- le dije mientras la miraba con sinceridad

- Gracias, a mí tampoco - dije sonriendo levemente- pero... ¿podemos ir volviendo despacito hacia el coche? - dije mirándome los pies.

Los zapatos que me había dejado Delia eran preciosos pero cuando llevabas caminando un buen rato con ellos no lo eran tanto.

- Si no te importa, claro está. Tengo los pies hechos polvo - dije poniendo morritos y carita de pena.

-Claro.- me acerqué a ella y la cogí en brazos como si la llevará a dormir a su cama -No quiero que te hagas daño.- le dijé mientras fui avanzando hacia la furgoneta. No me costó nada llevarla ya que estaba en plena forma gracias a la construcción.

- ¡Ryan! - dije gritando entre carcajadas- ¡Bájame! - dije sin parar de reir.

Me cogí al cuello del chico para no caerme. Me estiré de la falda del vestido para que no se subiese demasiado y cuando me serené le dije:

- Puedo ir caminando, no pasa nada. Lo que pasa es que no puedo ir demasiado rápido. No tengo los pies heridos ni nada, lo de hoy ha sido una retirada a tiempo...- dije sonriendo.

'Madre mía como nos vea alguien, ¡qué vergüenza!', pensé.

-No me importa llevarte, si te duelen los pies es como si estuviras herida. Pero hazme un favor, no apretes tanto mi cuello. Necesito respirar- le dije fingiendo ahogo.

Seguí avanzando con Jane en brazos en dirección hacia la furgoneta.

Me solté de su cuello y crucé mis brazos sobre el pecho.

- Bien, así ya no te ahogo- dije divertida- Venga, campeón, ya queda menos hasta el coche. Si me llevas te daré un premio, creo que llevo caramelos en el bolso. - dije levantando las cejas como si aquello fuese algo importante.

-Mientras sean de fresa me va bien.- dijé divertido sobre su broma.

Empezaba a ver la furgoneta que la iluminaba una farola de la calle -Estamos a punto de llegar a su carruaje, princesa.-

Fruncí el ceño.

- ¡Por supuesto! Todos mis chicles y caramelos son de fresa. La menta no me gusta. - añadí en un susurro como si estuviese contándole un secreto.

Estiré las piernas.

- Perfecto. Asegúrate de que llegamos antes que se convierta en una calabaza - dije mordiéndome el labio divertida.

Reí ante su chiste de la calabaza. Finalmente llegamos hasta la furgoneta. -Si me permite princesa, la bajo para buscar las llaves en el bolsillo y abrirle la puerta. mientras la dejaba de pie en el suelo

- Bueno, por hoy pasa... pero que no se vuelva a repetir - dije fingiendo tono severo mientras aguantaba la risa.

Cuando me dejó en el suelo me arreglé el vestido y la chaqueta y esperé pacientemente.
Me lo estaba pasando francamente bien. Nunca había sido tan libre y espontánea con un chico como lo estaba siendo esta noche con Ryan. Se notaba que no era un crío de instituto.