Primer encuentro.

Aquel humano llevaba vestimentas de hacer ejercicio. Decidí acercarme a él.

Cuando estaba cerca, hicé como si estubiera leyendo el libro que llevaba en mis manos y chocarme con su espalda.

-Sí, sí, lo siento, iba despistada leyendo. ¿te he hecho daño?- le pregunté, me salió bien la táctica

-Te parecerá ridículo pero estoy leyendo Orgullo y Prejuicio.- le dijé imitando vergüenza.

Le miraba profundamente a los ojos haber si conseguía que me invitará a acopañarle a algún lugar con él.

-Es una novela romántica de te quiero, no te quiero, ahora si te quiero.- le comenté.

-Perdona mi falta de vergüenza, soy nueva en el pueblo ¿me puedes recomendar algún sitio para comer? le dijé sin apartar mi mirada de sus ojos.

Al preguntarme si tenia hambre lo primero que vino a mi mente fue que su sangre sabia tan bien como olia no me importaria probar un poco pero a plena luz del día y con tantos testigos no debia y tampoco debia en esa zona.

-Sí, tengo un poco de hambre y conozco muy poco el pueblo.- era tentador usa mi poder para controlar su mente y llevarlo donde quisiera.

-Por supuesto, me encantaria.- le contesté y a la vez alegrandome hacia mis adentro -Me llamo Nadia.- le dije mientras le ofrecia mi mano para que la estrechara

-Lo siento, siempre tengo las manos frías aunqe no tenga frío.- le dijé mientrar me estrechaba la mano yme fuí con él.

-Vivo en los bosques de Forks, hace sólo unos dias que me he trasladado aquí ¿y tú?- le respondí y la vez le pregunté, mirandolé a los ojos.

-Me parece bien.- le contesté.

-¿Y qué hace un chico de Phoenix como tú en el pueble Forks?- le pregunté curiosa.

-Desde hace muy poco, vivo en una casa vieja en los bosques de Forks. He contratado un chico para que venga a repararla.- le contesté ante su pregunta. Me atraía ese chico.

Reí con una sonora carcajda -Lo siento, no te entendí, creía que se te habia olvidado que hacia poco que te dijé que habia venido a vivir aquí. Nací en Florencia, a mi padre no lo conocí y me madre murió cuando yo era muy jóven. Al poco de morir ella fuí dando tumbos por el mundo en busca de algún familiar que conocierá a mi padre, y esos tumbos me han traido hasta aquí. Y la verdad que tantos tumbos me estan casando, estoy planteandome a tener mi residencia fija aquí.- le dijé.

Cogí la carta para elegir que tipo de café preferia tomar mientras le miraba por encima de dicha carta. -Cuentame más cosas de ti a parte que vienes a visitar a tu abuela.- le dije para no entrar en detalles sobre mi.

-Aprendí a seguir adelante, no me puedo quejar, por ahora me ha ido muy bien.- no podia dejar de mirarle.

-¿A qué se dedica tu padre para estar en África?- le pregunté

Me costaba concentrame y controlarme, no podia dejar de mirarle y sólo olia su aroma que me embriagaba. Seria fácil usar el control mental y llevarlo a casa y alimentarme de él pero habia más, no podia ser para mi sólo comida, no sabiendo que es posible que aquí le conozca gente y note su ausencia, sabiendo que visita a su abuela, sabiendo que mantiene contacto continuo con sus padres. Podia alimentarme de él y dejarle con vida.

-Vaya, parece interesante el trabajo de tu padre. ¿Y tú? ¿A qué te dedicas?- le dije, decidí tomar un cappuchino con una magdalena aunque eso no me alimentará.