Buscando una nueva lectura (David y Delia)

La librería de Forks la tenía visitada de sobra, ya no tenía material que me interesase. Conducí hasta la librería Quileute y decidí comprar algún libro de fantasía. Había escuchado que tenían libros sobre hombres lobo, vampiros y cosas así. Bajé del coche y entré en la librería. Había gente consultando los libros, me acerqué a un estante empezando a leer los títulos. Ninguno me resultaba interesante.

Me acerqué por detrás sigilosamente. Delia estaba concentrada ojeando diversos libros.
- ¿Que hace una chica como tu en un sitio como este?-dije con una media sonrisa irresistible.

Me giré sonriendo de forma falsa y respondí - Vivo en La Push, es normal que visite las tiendas y establecimientos de mi zona- no sabía muy bien porqué me comportaba así. Quizás fuese porque Damon nunca me había dejado estar con ningún chico y porque me puso en sobreaviso de que los chicos de la reserva eran chicos muy peligrosos. Pero David no me parecía ni peligroso, ni el típico chico de la reserva, de hecho... cuando sonreía, me resultaba encantador.

Busco algún libro para leer, ¿y tú?-respondí, esta vez, con educación, intentando moderar mi caracter.

- Teoricamente vives en los limites de Forks, junto a La Push.-me encogí de hombros y miré a mi alrededor- He venido a comprar una pizza. -dije bromeando, pero al ver que la chica ni se inmutaba añadí- Vivo aquí cerca, me paso de vez en cuando a por algun libro de leyendas quileutes. Son fascinantes. ¿Conoces alguna?- añadí mientras me apoyaba sobre un hombro contra una estanteria.

Le miré con cara de incredulidad. Me parecía sorprendente que un chico de su edad se andase con tonterías de leyendas - Me parecen un absurdo - respondí con sinceridad, sacando un libro de encuadernación antigua con un símbolo que antes había visto en uno de esos flashes que a veces sufría.

Más que leyendas, son historias de terror. Vampiros, Hombres lobo... Leyendas dignas de un guión de película de terror-pronuncié negando levemente y mirando la tapa del libro en el cual estaba el símbolo. Lo acaricién incosncientemente con los dedos índice y corazón.

- No creas, son las raices de este pueblo y un consejo: no lo digas demasiado alto o te echarán a los lobos - dije guiñando un ojo.- Una cosa son las historias de fantasmas que tú tienes en la cabeza y otra muy distinta las historias que se han transmitido de generacion en generacion entre los quileutes.
Me separé de la estanteria y alargue la mano a una de las estanterias superiores, cogiendo un libro antiguo con encuadernacion granate sin ninguna letra en su exterior. Era una recopilacion de todas las leyendas quileutes que existian.
- Cuando te lo leas me dices si has cambiado de opinion.-dije arqueando una ceja divertido.

Cogí el libro que David me bajó y ojeé las páginas - ¿Se supone que esto es cierto? - pregunté señalando un dibujo que mostraba el proceso de un hombre transformándose en un lobo enorme.

- Se dice que los primeros quileutes descienden del dios lobo, de ahi que sus guerreros aparezcan transformados en las ilustraciones en lobos u hombres-lobo, pero supongo que no hay nada de fantasía hollywoodiense en todo esto...-dije encogiendome de hombros- ¿Por qué no podrían existir, Delia?

Escuché en silencio a David - Pues, basicamente porque es anti-natural. Es imposible, que por ejemplo un chico como tú se transforme en un lobo enorme. Todo tu esqueleto y tus órganos se verían afectados y algo así es... simplemente imposible - expliqué encogiéndome de hombros y cerrando el libro.

- Nada es imposible - dije cogiendo el libro de sus manos y dandole un leve golpe en la cabeza- No seas tan cerrada de mente o acabarás mal en esta vida...-dije suspirando.
Mire a mi alrededor, la libreria estaba bastante mas frecuentada de lo comun.
- En mi casa tengo mas libros sobre leyendas quileutes. Si te interesa...

David, no me creo esas leyendas. ¿A caso crees que podrías hacerme cambiar de opinión?-pregunté arqueando una ceja

- Puedo intentarlo - dije haciendo una mueca de superioridad - El simple hecho de estar en una reserva quileute ya hace: sus costumbres y tradiciones hacen que empieces a creer aunque no quieras.
Un hombre paso justo por detras mio, empujandome. Hizo que tuviese que apoyar mis manos sobre la estanteria para apoyarme y no aplastar a Delia. La tenía arrinconada, aprisionada contra mi pecho, podia notar los latidos de su corazón, su aroma...

Retrocedí un poco chocando contra la estantería y notando que David se me venía encima. Pude oir el golpe de sus manos a ambos lados de mí, y su cuerpo contra el mío, ahí estaba de nuevo su olor. El mismo olor que había quedado en mi chaqueta el día anterior cuando nos abrazó a Jane y a mí. Alcé la mirada hasta mirarle a los ojos algo confusa por lo que había acabado de ocurrir, puse mi mano vacía sobre el pecho de él apartándolo, sin empujarle - Ni un perdón, que poca educación - repliqué mirando al hombre que los había empujado.

Suspiré apartando la mano del pecho de David y mirándole de nuevo - No doy segundas oportunidades nunca. Así que, aprovecha bien la primera y única oportunidad. Te advierto que no te resultará fácil - dije dándole un golpecito en el pecho con el dedo índice.

Retrocedí lentamente.
- Ya veras como si...-dije tranquilamente- además te puedo invitar a algo. En la reserva no hay muchos sitios donde tomar algo-dije frunciendo los labios y encogiendome de hombros.
Nos dirigimos hacia la salida.
- ¿Has venido andando o en coche?

Pasé antes por el mostrador para dar mis datos y llevarme el libro de prestado para consultarlo. (El libro del símbolo) Seguí a David - He venido en coche, ¿necesitas que te lleve? - le pregunté

Bostece levemente llevandome las manos al abdomen superior y estirandome.
- Vivo aqui al lado, a un par de calles. Puedes ir andando o en coche, como prefieras, aunque si vas en coche tendré que acompañarte para que no te escapes- dije acercandome a su cara y guiñando un ojo.

Vayamos a pié, así dejo el coche ya aparcado y no tengo que moverlo.-dije apartándome un poco indicándole con la mano que le indicase el camino.

Pase un brazo por su hombro y nos dirigimos hacia la salida de la tienda.
- No te sueltes, es para que no te de nadie ningun golpe- dije divertido.- Ademas, asi te protejo de que ningun quileute te imprima. ¿Sabes lo que es eso?-pregunte arqueando las cejas.

Miré a David alzando una ceja - Imagino que eso será alguna de esas chorradas de leyendas Quileutes - respondí apartando el brazo de él.

No podía impedirlo, mi tío me había marcado durante mucho tiempo con el tema de los chicos, y había llegado un momento en el que yo misma intentaba rehuir de ellos y rechazarlos. Aunque en el fondo este chico me resultaba cuanto menos interesante.

- Exacto- dije adelantandome rapidamente a los pasos de Delia para abrirle la puerta.- Si supieses lo que es la imprimacion no te acercarias tanto a la gente de la reserva, esa que con la luna se transforma en lobo-dije fingiendo miedo aguantando la risa.

Bajé los escalones acompañado de Delia y nos dirigimos caminando hacia mi casa.