Habitación y baño de Damon

- Ahm... - dije con la boca entreabierta- Pero tú eres guapo... -dije encogiéndome de hombros.- Así que el que seas guapo unido a ese 'algo' te convierte en alguien irresistible, ¿no? - dije arqueando una ceja mientras pensaba en todas las mujeres a las que podría haber conquistado a lo largo de su existencia.

Dímelo tú Jane. ¿Soy irresistible?- pregunté mirándola a los ojos

- Sips, ¿por qué no? Eres guapísimo y encantador- dije encogiéndome de hombros- Cualquier mujer caería rendida a tus pies y la que se quede dudando le enseñas el coche y arreglado- dije bastante desinhibida.

El problema es que no sé si la mujer que yo quiero... caerá rendida a mis pies. ¿Podrías responderme tú a eso?-sonreí cándidamente

Me encogí de hombros confusa.

- Eso tendrás que preguntárselo a ella, Damon, no a mí.- dije con un cálido susurro mirándolo con ojos tiernos.

Eso estoy haciendo-susurré acariciándole el rostro con mi mano, deslizándola por su cuello y hombro.

Me quedé quieta, pensando en sus palabras. Si no me equivocaba, por lo que había dicho, la mujer que él quería era... ¿¡yo!?

- ¿Estás seguro de lo que dices? Es que hay algo que no me cuadra... - añadí algo nerviosa.

¿Qué es lo que no te cuadra Jane?- pregunté mirándola a los ojos, jugando con un mechón de su pelo

- Corrígeme si me equivoco... pero tú has dicho que 'no sabes si la mujer que quieres caerá rendida a tus pies' , ¿verdad? - dije moviendo la cabeza- y yo te he dicho que se lo preguntes a la mujer en cuestión y entonces tú me has dicho que estabas haciéndolo. Entonces... ¿soy yo esa mujer? - pregunté con algo de temor.- Es que no me cuadra que sea yo cuando puedes tener a cualquiera mejor que yo... - dije casi en un susurro.

Reí divertido, con mi dedo índice le di un toquecito en la punta de la nariz - Pensé que serías un poco más lista, y que captarías las indirectas. Pero veo que no... Déjame darte una directa - susurré acercándola a mí, besándole en los labios lentamente, jugando con ellos y con su lengua

Permanecí inmóvil mientras me besaba y jugueteaba con mi lengua. Sonreí incorporándome y abrazándome a su cuello devolviéndole los besos deslizando mis manos hasta su torso.

Rodeé el cuerpo de Jane, recostándome con ella encima. Terminé de besarla, con mis manos aparté el pelo de su rostro y lo sujeté a ambos lados de su cara.

La miré a los ojos sonriéndole - ¿He solucionado tus dudas? - pregunté en un susurro

Me mordí el labio.

- Bueno... eso creo... - dije algo pícara.

Abrí las piernas y me senté a horcajadas sobre Damon, apoyando mis manos en su pecho y sonriéndole. Me dejé caer suavemente, tumbándome sobre su torso, con las manos apoyadas y mi cara sobre mis manos observándolo divertida.

Espero estar más cerca de tu estereotipo de principe azul, que del conde drácula-reí apartándole el pelo, dejando su hombro descubierto. Me estaba entrando hambre, sólo de tenerla cerca.

- Digamos que eres una mezcla de ambos.- dije divertida mientras lo miraba.

Damon se tensó y su mirada se oscureció. Quizás tenía hambre. Aparté mi pelo a un lado y me acerqué susurrante a sus labios.

- ¿Quieres? - dije mostrándole mi cuello con una sonrisa pícara.

La miré unos segundos a los ojos y luego miré su cuello. Era realmente una delicia. Acerqué mis labios besándola suavemente. La rodeé con mis brazos sujetándola y clavé con suavidad mis dientes en su fina piel, empezando a beber de ella. No sin antes haberme mordido a mí mismo en la muñeca y ofrecérsela a Jane.

Comencé a lamer delicadamente la muñeca de Damon, con cuidado de que no se derramase nada y acabase manchando. Pero su sangre era adictiva, hasta la noche anterior jamás había pensado que la sangre podría tener un sabor tan delicioso.

Me aferré a sus muñecas y comencé a succionar intensamente, entre gemidos, mientras cada centímetro de mi piel buscaba acariciar la de Damon.

La sangre de Jane me hacía recuperarme asombrosamente rápido, se notaba que era una chica muy sana. Me recosté lentamente sobre ella, aprisionándola contra la cama, dejándole disfrutar de mi sangre, así como yo lo hacía de la suya.

Abrí las piernas al notar a Damon sobre mí, quedando acoplados mientras enrollaba mis piernas en su cadera y deslizaba una de ellas a lo largo de su pierna.

Suspiré profundamente, aquella sangre me llenaba de energía, era como una inyección de vitaminas de acción rápida. Deslicé una mano hacia la nuca de Damon, acaricié su cabello delicadamente hasta presionar su cabeza levemente contra mi cuello, emitiendo un jadeo ahogado.

La sangre de Jane hacía que desease beber más y más. Antes de hacerle una herida considerable que le costase sanar, saqué mis fauces de su cuello relamiéndome, y lamiéndole la herida limpiándola de sangre.

La miraba a los ojos, disfrutando de ver cómo se alimentaba de mí.

Serías una vampira estupenda, Jane- susurré acariciándole el pelo - bebe, vamos... Bebe...

Bebía con tanta ansia que incluso de olvidaba de respirar. Me aparté recobrando el aliento mientras observaba a Damon.

- ¿Tú crees? - dije encogiéndome de hombros mientras me relamía los restos de sangre de mis labios.

Eres preciosa... no tienes miedo... eres sensata... -sonreí besándole en los labios, pasando mi lengua por éstos para limpiarselos bien

- Tú que me ves con buenos ojos - añadí.- Y... ¿por qué tendría que tener miedo?¿Qué me vas a hacer algo malo? - pregunté arqueando una ceja con mirada traviesa.

No sabía como lo hacía, pero la sangre de Damon me desinhibía de manera total.

La gente suele tener miedo de los vampiros, nos ven como algo malo... Como portadores de muerte-dije acariciando el brazo de Jane con suavidad.

- Porque no te conocen... -dije acariciando la punta de su nariz con mi dedo.- Porque sino descubrirían que eres un vampiro encantador, simpático y amable que deja que una pobre jovencita sin cama duerma en la suya. - dije divertida mientras rozaba sus labios cuanto apenas sin llegar a un contacto pleno.