Disfrutando del atardecer

Como empezaba a ser tradición, me acercaba hasta el puerto cada tarde a ver el sol esconderse en el horizonte. Era algo que me relajaba, y aún más disfrutarlo desde una de las exclusivas terrazas del puerto, desde dónde se podían gozar de las mejores vistas.

Llegué al restaurante y me senté en uno de los sillones de la terraza esperando a que el camarero me sirviese lo de cada día, mi Dry Martini con dos aceitunas.

Aquella tarde decidí arreglarme un poco más de lo normal, pero de forma sencilla y elegante. Opté por un precioso vestido de color crema con pedrería en tonos bronce y dorado, y me hice un recogido en la nuca dejando la melena suelta en suaves ondas. No me hacía falta el abrigo, ya que la terraza estaba cubierta y disponía de estufas para caldear el ambiente.

Cuando el camarero me trajo el martini, éste vino acompañado de un precioso ramo de flores silvestres y exóticas. Miré al camarero alzando una ceja y éste me indicó que eran de parte de Aro,, señalándolo de forma discreta.

Seguí la dirección de su dedo y vi a Aro, me sorprendió verle en Port Angeles, y aún más que se hubiese acordado de mí. Sonreí levemente a Aro tomando el ramo de flores y oliéndolas a la par que cerraba los ojos deleitándome con el dulce aroma floral. Dejé mis cosas con confianza sobre mi sillón y con la copa me acerqué a Aro ofreciéndole mi mano- Ha sido todo un detalle, Aro.- susurré sonriendo levemente

Sonreí de lado sin quitar la vista de sus ojos,tomé su mano con delizadeza y la besé con eleganca para luego dejarla caer con la misma suavidad.

Es lo menos que puedo obsequiar a una dama tan fina como usted querida.

Respondí mientras uno de mis empleados me traía un licor color rojoel cual no me molestaba beber, asentí tomando la copa de cristal y bebí un poco invitandole a sentarse en el sillón en el cuál ella se encontraba.

que sopresa encontrarla acá, en uno de mis restaurantes precisamente...

Comenté mientras esperaba a que ella se sentase para luego sentarme yo a su lado mientras los camareros nos dejaban a solas en un ambiente cálido y acogedor.

Regresé a mi asiento dejando la copa de Martini sobre la mesa, y me acomodé en el sillón ligeramente girada hacia Aro, y cruzando una pierna sobre la otra. El vestido no era muy corto, era por encima de las rodillas, pero al sentarme, dejaba ver casi medio muslo.

No sabía que fuese tuyo el restaurante. Veo que realmente eres un hombre de negocios- dije hablando con una voz cálida y fina. Alcé la copa a modo de brindis con él - ¿Por nosotros?- pregunté antes de chocar la copa

Dirigí mi mirada por su silueta sultílmente sin que ella se diese cuenta y luego volví a fijar mis ojos en los de ella sin borrar aquella sonrisa de mis labios que se dibujaba cada vez que la volvía a ver.

Siempre se saben cosas nuevas de los demás, ya sabes querida que puedes visitar este Restaurante las veces que desees, mis empleados te trataran de maravilla porque así lo ordené.

Comenté mientras ella levantaba luego su copa, mientras yo hacía lo mismo con la mía y oía el brindis que ella proponía asintiendo.

Por nosotros...

Susurré acercando la copa a la suya y chocandolas levemente sintiendose el ruído del cristal de éstas.

Me llevé la copa a los labios bebiendo un pequeño sorbo para luego dejar la copa sobre la mesa con cuidado. Cogí el ramo de flores y volví a olerlas - ¿Sabías que las flores silvestres son mis preferidas?- comenté sonriendo mientras deslizaba mi dedo con cuidado sobre los fínos y frágiles pétalos de las flores - No me habrás estado investigando, o siguiendo o algo extraño ¿verdad?- le pregunté dejando nuevamente el ramo sobre la mesa

pués esta equivocada querida, no necesito investigarla para saber que usted tiene estos gustos tan finos como yo lo esperaba.

Respondi acertivamente mientras dejaba la copa ensima de la mesita que había frente a nosotros, me acercaba un poco mas a ella acomodandome un poco mientras rozaba las flores tambíen con las yemas de los dedos de una de mis manos, obserbava éstas y luego a Blair.

Digame, ¿qué más puedo hacer para complacerle?

En un despiste, nuestros dedos se rozaron sobre las flores de los ramos, y retiré levemente la mano sonrojándome- Sí, hay algo que puedes hacer para complacerme.... Y es dejar de tratarme de usted. Soy una chica joven- susurré sonriendo. Estiré la mano sujetando el palillo con las dos aceitunas y con cuidado acerqué la boca a una de ellas cogiéndola con los dientes tirando de ella hasta sacarla del palillo, el cual dejé de nuevo dentro de la copa junto con la otra aceituna. Mastiqué la aceituna y me pasé la servilleta con cuidado sobre los labios - ¿Vas a estar mucho tiempo en Port Angeles?

Sonreí y asentí sin alejarme de las rosas.

Entonces así te trataré..

Susurré sonriendo de lado, luego me pensé un momento lo que ella preguntaba.

La verdad es que no mucho, sólo tenía que resolver algunos asuntos pendientes, pero pronto me iré a casa.

Decidí contestar, ya que aunque estaba maravillado con poder encontrarle de nuevo, tenía que volver, no podian sospechar de mis ausencias o arriesgarme a que alguien me viese conversando con una humana, aunque...por ella quizá ya me estaba arriesgando bastante.

¿Debería confiar en que el destino me permita verte de nuevo?- pregunté acercándome la copa de martini a los labios sonriendo antes de beber un poco y dejarla con cuidado sobre la mesa. Aro parecía un chico maduro, formal, con clase y refinado en su justa medida.

Creo que sí, además de confiar en mí, ya que si vas a Volterra, seré el primero en saberlo te lo aseguro...

Dije eso mientras pensaba, claro estaba, siempre sabía quien salía o entraba de mi querida Volterra, nadie escapaba de mis ojos, y ella mucho menos lo haría, mi atención estaba al completo en su ser.

Luego me enderecé un momento apoyando mi espalda en el sillón y tomé mi copa bebiendo un poco de ese licor rojo que me había dado uno de mis camareros, el lugar se sentía cálido, de pronto comenzço a esconderse el sol y me levanté de ahí ofreciendole mi mano a Blair.

Quiero invitarte fuera a ver este atardecer....

Dije mientras mantenía mi mano estirada para que ella la tomase.

Miré su mano y estiré la mía dedicándole una sonrisa y fijando la mirada en sus ojos. Dejé que tomase mi mano y me levanté con elegancia cogiendo mi copa para ir con Aro - Será todo un placer, Aro- susurré sintiendo cómo mi piel se erizaba cuando puse mi mano sobre la suya

La vista del atardecer desde la terraza era realmente hermoso, no podría mejorarse, ya que incluso la grata compañía era inmejorable. Aro soltó mi mano y apoyé ambas manos con suavidad sobre la barandilla de la terraza observando el horizonte- ¿Puede haber algo más hermoso?- pregunté - Sabes que ese sol que se despide con los últimos rayos de luz, huyendo de la luna, volverá a estar aquí mañana, intentando que la caprichosa luna no le alcance.- dije sonriendo levemente, y respirando pausada y relajadamente disfrutando del olor del mar y de ver cómo la luna se abría paso

Me quedé maravillado con aquellas palabras, sentía unas ganas inmensas de besarle en ese momento aunque no tenía idea de por qué, me contuve sintiendo su aroma que se denotaba poco a poco más, Observé como se marchaba el sol finalmente viendo las estrellas luego y la luna en su esplendor, se iba su escencia, y llegaba la mía, dia era ella, noche yo.
como tú....luego volverças e irradiarás tanto como ese misterioso sol...

Desvié la mirada hacia Aro, había muy poca luz en aquella terraza. Se notaba que estaba preparada así para poder disfrutar de las luces nocturnas del cielo. Miré a Aro a los ojos sonriendo levemente - Si yo soy el sol.... ¿tú eres la luna?- le pregunté sin entender por qué estaba actuando realmente así, ese chico me atraía muchísimo, tenía algo misterioso que me resultaba casi adictivo - Aunque quizás seas un estrella... fugaz... - susurré mirando hacia el cielo viendo entre las nubes las brillantes estrellas - ¿Debería pedir un deseo?

Aquellas palabras me tenía maravillado, con una sonrisa que no podía sacar de mi rostro, le observaba de cuando en cuando, hechando un vistazo también a las estrellas y aquella luna que nos envolvía con su luz.

Si quisieses pedir un deseo, ¿cuál sería?...quizá si lo pides se cumpla.

Dije mientras mantenía mis manos en los bolsillos de mis pantalones, observaba su rostro pensativo, intrigado con su respuesta.

Sonreí levemente mirando a Aro - Si un deseo se cuenta, luego no se cumple - susurré sonrojándome levemente y mirando hacia el cielo pensando en el deseo que pediría. No sabía si pudiese quedarme con sólo uno, pero sí que desearía volver a disfrutar de otro momento con Aro, y de conocerle más

Ella finalmente me dejó intrigado, pero aunque yo con sólo tocarle pdría saber cuál era ese deseo, decidí no hacerlo por el momento, vi el rubor de sus mejillas y decidí dar un paso mas, algo en ella me hacía querer volver a verle.

Me gustaría poder volver a verle, pero el Volterra si usted quisiese, yo puedo pagar toda su estancia y viajes, cualquier cosa que tu deseases.

Comenté finalmente sin temor de que ella lo negase, algo en mí me decía que ella queria lo mismo que yo.

Me giré hacia Aro apoyando la cadera en la barandilla de la terraza - ¿A Volterra?... Me encantaría ir- afirmé - Pero no puedo aceptar la oferta de que te hagas cargo de todos los gastos

Tomalo como un regalo, me gusta complacerte y soy sincero diciendolo.

Respondía ante su negativa de yo correr con los gastos.

¿Entonces te veo en Volterra pronto?

Prenguté antes de despedirme de ella, tenía que volver a allá a resolver algunos asuntos que era de mucha importancia en cuanto a los cullen y otros clanes.

Tras unos momentos pensativa, asentí con la cabeza - Hazme llegar el billete cuando desees que vaya a Volterra. Tienes mi número de teléfono, ahí te darán los datos para hacer la reserva del vuelo- dije sonriendo levemente a Aro. Nunca había pensado en ir a Volterra, pero quizás mereciese realmente la pena, si iba a tener una compañía tan grata

asentí con una sonrisa animado de saber que le vería una vez más.

Entonces en eso quedamos mi querida Blair.

susurré acercandome a ella acariciando una de sus mejillas y besando ésta luego, volví a sonreír y me alejé, dejando encargado a mi chofer que llevase a Blair hasta el destino que ella desease.

Mi chofer se encargará de que estes bien, así también me entero de que no te suceda nada malo.

Cuando Aro me acarició la mejilla sentí que el corazón se me aceleró, y posó sus labios sobre mi mejilla. Cerré los ojos los segundos que duró el beso y cuando se apartó los abrí mirándole, y notando como el rubor acudía a mis mejillas sonrojándolas - Muchas gracias por todo, de verdad