Ring ring...

Cuando terminé de trabajar en casa de Nadia decidí llamar a Jane para quedar con ella y contarle la noticia, cogí el móvil y busqué su número y la llamé.

Cogí el teléfono y me quedé mirando la pantalla. Ryan. Suspiré y lo cogí sonriente.

- Holaaaaa... ¿como estás?- dije antes de que pudiese abrir la boca.

-Hola Jane, muy bien ¿y tú cómo estas?- le dijé cuando oí su voz por el auricular y le contesté.

- Bien, algo cansada pero no puedo quejarme. -dije mientras jugueteaba con un mechón de pelo.

-¿Cansada? Vaya, yo te llamaba por si te apetecía tomar un café en Starforks de parque central pero si lo prefieres pasó por tu casa necesito contarte algo importarte.- le dijé mientras avanzaba con la furgoneta por el camino que conducía a Forks. Seguro que si me pillaba la policia me caería una buena multa.

- Vale, por mi estupendo. No me apetece mucho salir, si quieres nos tomamos el café en casa. Tenemos una Nespresso que hace unos cafés que te mueres... -dije bastante animada. - Mmm... ¿y qué es eso tan importante que me tienes que decir? ¿Eeeeh?

-No tiene gracia que te lo diga por teléfono. Pasó un momento por el motel a ducharme y vengo ¿de acuerdo?- le dije entre unas risas radiando de felicidad

- Perfecto. Te espero. ¿Te acuerdas donde es? - le pregunté mientras me rascaba la nariz.

-Claro, no hace ni 24 horas que te llevé pero igualmente si me pierdo te llamo.- le dijé en forma de broma para que no se lo tomará mal -Dentro de un rato llego. Hasta ahora.-

- Hasta ahora, Ryan. - dije colgando el teléfono y poniéndome en pie para arreglarme ya que todavía iba en pijama.

Tardé aproximadamente una media hora en ducharme y llegar a casa de Jane ya que esta muy cerca del motel en el que estoy instalado.

Aparqué la Chevrolet frente a su casa, apagué el motor, me bajé y me dirigí hacia la puerta con paso tranquilo. Toqué el timbre.

Abri la puerta. Apenas me había cambiado. Llevaba una camiseta de tirantes de algodón azul desgastado y unos pantalones grises de algodón con zapatillas de estar por casa de gatitos.

- Hola, Ryan... adelante... - dije apartándome a un lado de la puerta para que pasase.

-Gracias, bonita casa.- le dijé mientras la admiraba.

Cuando cerró la puerta me acerqué a ella para darle dos besos en las mejillas.

- Gracias- dije mientras recibía dos besos en las mejillas. - Estás en tu casa - le dije cortésmente mientras caminaba por el pequeño pasillo que separaba la entrada de la cocina.- Por aquí. - dije indicándole el camino.

Entramos en la cocina y me fui directa a la cafetera.
- Puedes sentarte ahí si quieres - dije señalando la rinconera- Y café está el botecito azul, el verde, el... amarillo a rayas- dije cogiendo las capsulas de Nespresso de una cestita de mimbre y mostrándolas- a mi me gusta este rosita - dije enseñándole la capsula como una vendedora de teletienda aguantándome la rosa.

Me senté donde me indicó y se lo agradecí.

Se me acercó con un repertorio de capsulas de colores -¡Vaya! Si a ti te gusta el rosita a mi hazmé un amarillo, mientras sea café me va bien.- le dijé mientras miraba todas esos extraños paquetitos. Yo conociá el café de cafetera, el típico que te sirven en bares de carretera pero no podia rechazar ya que estaba siendo muy amable conmigo.

Serví los cafés en un par de jarras de loza, junto con una jarrita con leche y un azucarero en una bandeja y me senté en la rinconera justo enfrente de Ryan.

- Bueno.. tú dirás... - dije soplando levemente el humillo del café- ¿qué era eso tan importante que tenías que decirme?

-Sin rodeos ¡eh!- le dijé guiñandole un ojo -Hoy va a ser la última noche que duerma en el motel, me mudo.- mientras fuí acercando la taza hacia mis labios y noté que estaba demasiado caliente así que soplé para enfriarlo un poco.

Me quedé con la boca abierta, sorprendida.

- ¿Sí?¿En serio?¿Has encontrado casa propia o vas a compartirla? - dije divertida dando un leve sorbo al café.

-Digamos que es medio compartida, tendré mi propio baño, mi propia cocina...- le seguí contando tras darle un sorbó al café al cual se me habia olvidado ponerle ázucar y encontré que tenia un saber amargo.

Solté una carcajada al ver la cara que se le había quedado al tomar un trago de café amargo.

- Bueno... ¿y quien es él o la afortunada? ¿David? - pregunté sonriente.

Era bastante agradable quedar con alguien para tomar un café. Era algo que nunca había hecho, me hacía sentir mayor, madura y me gustaba.

-Pues con Nadia.- pusé cara de esperar una mala reacción despues de ver que se sintieron de incómodos en la cena cuando ella vino.

-Tiene como un estudio encima del garaje donde hay una instalación de gas y un baño, es muy amplio, el garaje esta a parte de la casa principal. Es muy grande.- le dijé mientras me ponia ázucar en el cáfe y lo removia con la cucharita.

Me quedé algo fría al escuchar el nombre de su compañera de piso.

- Ah, vale... ¡estupendo!- dije sonriendo.

No me caía bien, pero no estaba justificada mi antipatía, así que tenía que ser amable y no molestar a Ryan con tonterías.

- Seguro que su casa no huele a humedad como el motel - dije guiñándole un ojo.

Al principio se quedó algo sorprendida pero luego fue muy amable.

-Gracias.- le dijé sonriendo -Hoy he ido a su casa a empezar la reparaciones y me ha ayudado mucho, hemos hecho todo el exterior del garage, y parte de la casa principal.- le contaba animado por su amabilidad que me prestaba por la noticia que le acababa de comunicar.

- Jo, pues debes de estar agotado. Yo no he hecho nada y estoy hecha polvo -dije pasándome la mano por el cuello ladeando la cabeza. - En lugar de estar aquí deberías de estar descansando, que mañana te espera otro buen día de mudanzas. - dije sonriéndole.

-¿Ya me estas echando? creía que te caía bien- le dije en forma de broma. -La verdad que no estoy muy cansado, pero me puedo ir si quieres.- le dije empezando a levantarme de la rinconera sin acabar el café.