Otro día de trabajo...

Escuché el ronroneo del motor del coche de Delia antes de que se acercase por la tienda. Me miré en el espejo y salí a recibirlas como quien no quiere la cosa.
De un saltó salí del mostrador y me dirigí hacia la entrada principal, recibiendo a las chicas que se dirigían hacia la tienda con una sonrisa encantadora.

Aparqué el coche y ambas salimos del coche, mientras caminábamos hacia la tienda, cerré el coche con el mando de la llave. En la puerta estaba David.

Cualquiera diría que lleva esperándonos horas-dije a Jane acercándonos a la tienda

- Qué chico más atento, ¿eh? Ahí esperándonos en la puerta como un perrito... - dije susurrándole al oído y sonriendo con algo de malicia.

La verdad es que parecía un buen chico en el fondo. Y había conectado tan bien con Delia que me gustaba la idea de que saliese con alguien y verla feliz. Volví a pensar en Damon.

- Hola, David. ¿Qué tal?¿Está ya lista mi bici?-pregunté con una amplia sonrisa.

Sonreí.
- De eso os quería hablar. Seguidme, pasaremos al taller.- dije adelantándome un par de metros y guiándolas hasta el pequeño taller de reparaciones de la tienda.
Era un sitio pequeño y algo húmedo, repleto de herramientas y que servía a su vez de almacén. Estaba todo bastante desordenado y apilado, incluso parecía que las pilas de objetos se movían y estaban a punto de caerse, pero aun asi era un sitio agradable para trabajar, nadie te molestaba.

Dejé que Jane pasase primero y yo seguía a los dos un par de pasos por detrás. Nunca había entrado en la tienda de los Newton. Mientras ellos iban al taller, yo me entretuve mirando indicadores de frecuencia cardíaca, para deportistas. Y mirando unas chaquetas deportivas impermeables. Que me vendrían de lujo para ir a correr si llueve.

Me giré al no notar la presencia de Delia siguiéndome.

- ¿Delia? ¿No vienes?- pregunté algo molesta, ya que a ese paso nunca congeniarían.

Alcé la mirada hacia Jane - No, ve tú, yo me quedo mirando las cosas de atletismo-respondí con inocencia.

Me quedé algo parado al ver la reacción de Delia. Llegué con Jane hasta una pequeña puerta blanca que separaba la tienda del taller. La abrí y llegamos al taller.
- Bueno, os quería... te queria enseñar como ha quedado la bici y si das el visto bueno la llevo al coche. Todavia estas a tiempo de decirme si quieres que cambie algo más. - pregunte algo mas calmado de lo habitual.

- A Delia no se le dan demasiado bien los chicos- dije encogiéndome de hombros y acercándome a examinar la bicicleta.

Estaba perfecta, parecía que hasta le había sacado brillo. Agarré el manillar y comprobé la estabilidad, parecía incluso mejor que antes.

- Wow... es increíble, mi bicicleta está perfecta. Gracias. -dije alegre.

- Me alegro de que le guste el trabajo realizado, señorita - dije con una sonrisa.- Entonces no se hable más, te la llevo hasta el coche.
Cogi la bici y la lleve hasta la tienda esquivando las cajas que se apilaban en el almacen. Delia seguia mirando prendas deportivas. Nos acercamos hasta ella.

Vi salir a ambos con la bicicleta y me acerqué a Jane sonriéndole - Vaya, Jane, parece nueva - dije admirando la bicicleta

- ¿A que sí? - dije visiblemente emocionada - David ha hecho un trabajo fabuloso... -dije admirando al joven. - ¿Has visto algo que te haya gustado durante nuestra ausencia?

He estado mirando varias cosas, quizás venga algún día a comprar algunas cosas. Pero por ahora no-dije caminando junto a ellos de camino al coche, abriéndolo a distancia. Me acerqué al maletero y lo abrí apartando la parrilla para que David pudiese meter bien la bicicleta.

- Cuando quieras ven y te haré un buen descuento, ¿vale?.
Cogi la bici y sin rozar la tapiceria ni el coche meti la bici. Le cogi la parrilla a Delia de las manos para ponerla no sin antes rozar sus delicadas manos y quedarme mirando fijamente sus ojos.

Crucé mi mirada con la de David cuando rozó mis manos, las aparté lentamente y sonreí ante la oferta de él - Avísame cuando tengas mejores ofertas. Tienes mi número de móvil...-miré a Jane unos segundos - De no ser por ella, no tendrías el número correcto- añadí con cierto tono irónico.

- Lo tendré en cuenta - dije sonriendo.
Me puse en medio de las dos chicas y pasé un brazo por encima de sus hombros apretándolas con fuerza contra mi, dandolas un 'abrazo del oso'.
- Vaya... no se que haria sin mis chicas.-les di un ultimo apreton y las solte.
Puse los brazos en jarra.
- Volved cuando querais, sois bien recibidas aqui y en mi casa en la reserva.-dije guiñando un ojo.
Luego me despedí de ellas lanzando un beso al aire y volví a entrar en la tienda con aire despreocupado.

Miré a Jane alzando una ceja- ¿Sus chicas ha dicho? - dije sorprendida.

Me encogí de hombros y me limité a reir a carcajadas mientras entraba en el coche de Delia.

- Le habremos caido en gracia o algo- dije sin parar de reir.

¿Ha pasado algo en la trastienda?-pregunté entrando en el coche y encendiendo el motor.
Admite que eso ha sido raro- confirmé mirando a Jane

- La verdad es que no... se quedó algo despagado porque no entraste... le dije que eras así y que no se diese por vencido... y me enseñó la bici, me encantó y salimos al coche. Eso es todo. ¡Has triunfado! -dije apresuradamente.

Negué levemente- No lo creo Jane-respondí seria- De todos modos... no puedo tener a nadie... ya te conté que mi tío es experto en espantar chicos-le recordé algo apenada

- Recuerda que ahora cuando conquiste a tu tío y me convierta en tu tía las cosas van a cambiar...-dije intentando contener la risa pero sin mucho éxito.

Seguía pensando en qué ponerme para la clase de latín. Igual aparecía Damon que igual no, pero quería estar presentable.

Suspiré estirando la mano y poniendo la radio en modo CD, empezando a sonar ''Sing for absolution''.

¿Cenarás en mi casa?-pregunté girando hacia la carretera que llevaba hacia La Push

- Ya cené ayer en tu casa... aunque si me quedo en la mía tendré que ir a comprarla y puedo acabar otra vez rodando por un terraplen en mitad de la noche.- dije con cara de circunstancias.

Suspiré, quizás estaba abusando de su hospitalidad.

- Si quieres compramos la cena de camino...

No hace falta, hay comida de sobra en mi casa-giré la cabeza para mirar en un cruce, y al girarla pude sentir en mi chaqueta el olor de David. Me mordí el labio inferior mirando al frente y cruzando el cruce de caminos. - Ayer al final no te llevaste tu ropa limpia, acuérdate de llevártela hoy.