De camino a casa

Estábamos acercándonos a casa. Respiré hondo suavemente, no quería que el paseo en el lujoso coche acabase tan pronto. Me froté las manos, aunque por mucho que las abrigase o intentara calentar siempre estaban heladas 'Maldita circulación' pensé fugazmente.

- Es modista. - me limité a contestar brevemente. No quería resultar demasiado cargante, aunque quizás los breves silencios que se producían me resultaban más incómodos todavía, no quería resultar cargante, pero tampoco quería quedar como una sosa consumida.

¿Qué tipo de cosas confecciona?-le pregunté mirándola por el retrovisor. Aunque a ella le parecería que en vez de estar mirándola, estaba mirando la carretera. Ya que tan sólo estaba mirando de reojo el retrovisor.

- Es modista de ropa. Está trabajando ahora en el vestuario para nosequé película creo que me dijo...- dije encogiéndome de hombros.- No creo que sea conocida, pero en el taller están emocionados. - añadí frunciendo los labios ya que recordé las horas que le estaba dedicando mi madre y la soledad que sufría. - Un trabajo al fin y al cabo... - medio suspiré mientras miraba como los edificios pasaban por nuestro lado.

Esta vez, miré directamente al retrovisor - ¿Dónde vives exactamente, Jane?- le pregunté de forma directa. No tenía ganas de andar dando vueltas con el coche, tenía ganas de dejar a Delia en casa y de salir de cacería. El olor de la joven estaba despertándome el hambre.

- Aquí cerca... - dije incorporándome hacia delante apoyando la mano sobre el respaldo del asiento de Delia. - Al final de esta calle está la carretera que lleva a La Push. Mi casa es una blanca que está la penúltima a mano derecha antes de entrar en lo que es la carretera.

Miré fugazmente a Delia, seguía en la misma postura que se puso cuando subimos al coche, con los brazos cruzados y sin mediar palabra; quizás estaría enfadada por algo que no entendía, así que preferí no decir nada no fuera que se enfadase conmigo.

Miré a Delia, estaba tan callada como siempre. - Jane, si necesitas que te acerque a casa o al instituto algún día, házselo saber a Delia. ¿Os habéis dado los números de teléfono?- pregunté interesado

No daba crédito a lo que estaba escuchando. ¿Cómo alguien podía ser tan amable? No entendía como Delia lo trataba así... si era totalmente adorable...

- Muchas gracias, Damon, eres muy amable. - dije con la mejor de mis sonrisas intentando ocultar el nerviosismo que me causaban sus palabras. - Sí, -tragué saliva- ya nos hemos cambiado los números, Delia se ha ofrecido a darme alguna clase de latín - concluí con una sonrisa dirigida hacia Delia que no parecía hacer demasiado caso a nuestra conversación.

De seguro que te va a enseñar muy bien. -dije mirando a Delia unos segundos, la cual parecía dormida. Aunque en realidad no lo estuviese. Muchas veces la veía hacer eso, se quedaba relajada, en un estado de sueño, como si durmiese, pero siempre lo escuchaba todo. - Entonces, si necesitas transporte, mándale un mensaje a Delia o llámala- me ofrecí mirando de nuevo a Jane por el retrovisor. Aparqué el coche frente a la casa de ella y me quité el cinturón bajando del coche y abriéndole la puerta.

Mientras la Joven salía, abrí el maletero sacando su mochila y sujetándola caminé hacia ella cerrándole la puerta.

Te acompaño hasta la puerta-le dije de forma responsable colgándome la mochila en un hombro.

La burbuja explotó. Habíamos llegado a casa. Me desabroché el cinturón y cuando iba a abrir la puerta, Damon se adelantó. Salí del vehículo susurrándole un 'gracias' acompañado de una sonrisa. Esperé a que abriese el maletero de su coche para coger mi mochila, pero cual fue mi sorpresa cuando se la colgó al hombro e insistió en acompañarme hasta la puerta.

Arqueé una ceja.
- Gracias, Damon, de verdad, pero no quiero causar más molestias ni que Delia se incomode por tardar más en llegar a casa - dije algo preocupada al recordar cómo había estado durante el viaje.

Como adulto responsable, debo asegurarme de que las jovencitas que llevo en mi coche, llegan sanas y salvas a sus casas. Así que, insisto en acompañarte hasta la puerta.- le dije sonriéndole, alzando la mirada hacia el cielo el cual estaba empezando a amenazar con un chaparrón de nuevo - Démonos prisa, no sea cosa que nos alcance la lluvia - dije avanzando un poco hacia la entrada de la casa de la joven

- Bueno, si insistes... - dije encogiéndome de hombros - No pienso discutir. - añadí esbozando una media sonrisa mientras miraba el camino de cemento que llevaba hacia mi casa.

Cuando estábamos a un par de metros de la puerta metí la mano en el bolsillo interior de la chaqueta, abriendo la cremallera y sacando el pequeño llavero con un par de llaves.

Me detuve junto delante de la puerta a la altura de Damon.

- Sana y salva. ¿Me devuelves ya la mochila? - dije mordiéndome levemente el labio.

Sonreí brevemente ladeando la cabeza ligeramente y ofreciéndole la mochila.
Si no te importa, esperaré a que entres en casa-le comenté retrocediendo un par de pasos para darle seguridad al abrir la puerta.
Lo último que quería, era que Jane desconfiase de mí tan pronto.

- Gracias. -dije encogiéndome de hombros divertida.

Metí la llave en la cerradura y la giré un par de veces. Mamá todavía no había llegado. Suspiré dirigiendo la mirada al felpudo, alcé de nuevo la vista y miré a Damon, allí parado en el umbral de la casa.

- Bueno, ya estoy sana y salva - dije poniendo los ojos en blanco. - ¿Alguna cosa más? - dije en tono sarcástico.

Di un par de pasos y dejé caer la mochila junto al mueble del recibidor y puse las llaves en un pequeño cuenco de cristal. Me giré de nuevo hacia la puerta y Damon seguía allí, quieto, como expectante.

- Mmmm... ¿qué quieres entrar al baño o algo? - le pregunté. Acto seguido me ruboricé y añadí algo torpe - B-bueno... lo digo porque igual me has acompañado porque... bueno... eso... - resoplé poniendo los ojos en blanco y puse cara de circunstancias.

Fruncí los labios divertido por la situación - ¿Estás invitándome a entrar? - le pregunté sonriendo por la situación y por el claro nerviosismo de la joven.

- No... bueno sí, no... - me pasé la mano por el pelo echándomelo hacia atrás visiblemente nerviosa- si necesitas pasar, pasa.

Resoplé y comencé a sacar las cosas que llevaba en los bolsillos del pantalón y a dejarlas en el cuenco de cristal. Del bolsillo izquierdo saqué un par de monedas y del derecho el teléfono. Mamá me había enviado un mensaje 'No me esperes a cenar. Llegaré tarde. Te quiero. Mamá'. Suspiré y dejé el teléfono en el cuenco.

Me quedé pensativo, había conseguido lo que quería, una invitación a su casa. Pude percibir un atisbo de tristeza en la cara de la joven al mirar el móvil - ¿Va todo bien? - le pregunté fingiendo preocupación

Me sobresalté un poco al escuchar la voz de Damon, había olvidado durante un instante que seguía allí.

- Em... sí, no pasa nada... - fingí claramente, mentir no se me daba demasiado bien.

Hice un gesto pensativo y chasqueé los dedos - Te has quedado sin plan para cenar-dije sin dejar de sonreir con picardía- Si vas a quedarte sola hasta tarde puedes venir a cenar a casa, y luego que tu madre te recoja en casa, o te acompaño yo- le ofrecí venir a casa

Miré sorprendida a Damon. Acababa de conocerlo y no me podía explicar cómo alguien podía ser tan amable y atento con una persona a la que acabas de conocer y con la que no tienes ninguna obligación.

- Em... en serio, no te preocupes, no pasa nada - dije arrugando la nariz - No quiero causar más molestias, además tengo deberes que hacer. -añadí torciendo el gesto.

Asentí - Está bien, no voy a insistir-respondí con seriedad - ¿Necesitas que mañana te recoja para ir al instituto? - pregunté con total naturalidad. Sin segundas intenciones.

Empezaba a llover de nuevo, era lo bueno que tenía aquel lugar, siempre estaba el cielo encapotado. Pero por suerte, su condición de vampiro no le hacía ''Relucir'' bajo el sol. Pero sí que el Sol le afectaba en otros aspectos.

Me moría de ganas de ir a cenar a su casa, pero no creía que fuese demasiado correcto, sería abusar de su generosidad. Y pasaba lo mismo con la oferta de llevarme a clase.

- Voy a clase en el bus, para aquí cerca - dije algo desganada al recordar los asientos de polipiel rajados y tremendamente incómodos. - ¿Delia no va en el bus del colegio?

Me apoyé en el poste del porche mirando a Jane en el interior de la casa.

No, la llevo yo. Aunque bien podría ir ella solita con su coche. Pero no le gusta conducir.- comenté mirando el reloj de la muñeca. Era más tarde de lo que pensaba.

'Vaya, Dios da pan a quien no tiene dientes', pensé para mis adentros.

Vi cómo Damon miraba su reloj.

- Perdón por enredarte, mira qué tarde es ya, Delia va a acabar odiándome... -dije algo sofocada - ¿Al final vas a ir al bañ... - corté antes de volver a hacer el ridículo como antes.

La situación me resultaba divertida. Agaché un poco la cara y me bajé las gafas de sol guiñándole un ojo a Jane - Tranquila, mi vejiga está perfecta, aguantaré hasta llegar a casa-dije colocándome de nuevo las gafas e incorporándome.

No te preocupes por Delia, siempre es así cuando está conmigo.-le advertí

'Madre mía que ojazos' pensé. Me apoyé de espaldas sobre la cómoda y sonreí nerviosa pensando 'Nena, te has lucido'. Con una mezcla de vergüenza, nervios y sinceridad contesté, no sin antes hacer una mueca y cerrar los ojos mientras pensaba en mi penosa actuación.

- Bueno... si no os importa... me gustaría ir con vosotros a clase. Si es posible, claro... - añadí intentando no tartamudear. - Me encanta tu coche... - dije súbitamente sin pensar mirando hacia fuera de la casa, donde la negra sombra formada por el Maserati de Damon permanecía clavada.
Cuando me di cuenta de lo que había dicho me encogí de hombros y suspiré:
- Vaya... hoy estoy sembrada... creo que peor no podría quedar... - dije resoplando y apartando a su vez un par de mechones de pelo.