Starforks Café

Suspiré y cerré los ojos negando levemente con la cabeza... Ahí estaba mi tío, empezando el cuestionario.

Para nada, Jane. Nos viene de camino. Si quieres puedes ir y venir con Delia siempre. No me importa llevar a una chica más. Y menos a una chica como tú.-dije casi de forma burra.

Me percaté de que Delia estaba con los ojos cerrados y los brazos cruzados. Realmente, esta chica me estaba resultando difícil de tratar. Cada vez se me hacía más y más complicado entenderla.

Miré por el retrovisor incorporándome en la carretera y pisando el acelerador - ¿De dónde eres, Jane? ¿Hace mucho que vives aquí?- le pregunté interesado en saber más de ella.

La verdad es que tenía un aroma bastante peculiar, y me resultaba algo caprichoso... Quizás algún día llegase a probarla.

Me quedé totalmente parada con la respuesta del tío de Delia. ¿'Y menos a una chica como tú?' ¿Qué había querido decir con eso? Me limité a asentir y a sonreir.

Ante sus preguntas me incorporé en el asiento echándome levemente hacia delante, permaneciendo sentada pero sin la espalda apoyada en el cómodo respaldo del lujoso coche.

- Soy de Miami, Florida. Mi madre y yo nos mudamos hace un par de meses a Forks por motivos de trabajo. - dije mirando al retrovisor intentando averiguar cómo tendría los ojos... ¿Azules?¿Marrones?¿Quizás verdes? Miré durante una fracción de segundo a través de la ventanilla. Los edificios iban quedando atrás dando paso a unos nuevos. Volví a dirigir mi vista hacia el retrovisor intentando averiguar de nuevo cómo serían sus ojos.

Vaya, Miami... ¿A qué se dedica tu madre?-le pregunté refiriéndome sólo a ella, ya que al omitir al padre, deduje que la figura paterna ya no estaba en la vida de la joven.

A veces no me acordaba de que Delia era humana, y no ponía la calefacción en el coche. Me percaté de que el termómetro del climatizador marcaba 18º, puse la calefacción para que las chicas no tuviesen frío.

Giré a la izquierda con el coche, encaminándolo hacia la casa de Jane.

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Antes de regresar a casa y ponerme a trabajar, decidí pararme en Starforks café y tomarme un Frapuccino de caramelo con un croissant. Entré y me senté junto a la estufa de estilo antiguo, negra, que aún funcionaban con leña. Me quité la chaqueta y el bolso dejándolos encima de una de las tres sillas, y tomé asiento en la más cercana al calor. Saqué de mi bolsillo la pitillera y encendí uno de los porros que tenía a medio terminar. Era suave, por lo que a penas olía a marihuana.

Decidí llegar hasta a Starforks Café ya que me encantaban los capuccionos que hacia con chocolate y nata por encima. Me dirigía con mi moto nueva, la Honca CBR1000 negra, era genial como rugía. Era un día frio y uno de eso cafés me senterian de maravilla.
Aparqué justo enfrente de la cafeteria, apagué la moto y sin quitarme el casco puse las cadenas y entré, justo entrar por la puerta me paré un segundo para quitarme el casco y los guantes y a la vez mirando donde habia un sitio libre.

Al ser un día frío y festivo, el café estaba a rebosar de gente. De hecho, tuve que esperar un poco para poderme sentar. Escuché el tintineo de la campanita de la puerta y alcé la mirada viendo entrar a un chico con casco.

''Parece que este pueblo está lleno de chicos guapos'', pensé recordando a todos los chicos que había visto por las cercanías. Sonreí levemente apoyando el cigarrillo en el cenicero y sacando de mi bolso mi cuaderno de notas para ir repasando todo lo que había ido apuntando. Aún tenía que pasarme con Jer y con Lyzz por la comisaría de policía para poder acceder a su hemeroteca. Por suerte, teníamos en nuestro poder una especie de pase que nos permitiría indagar en los archivos policiales antiguos.

Como todos los dias festivos el café estaba lleno, incluso en la barra no habia sitio entonces ví a una chica rubia sentada en una mesa con dos sillas libres. Le pediré si puedo sentarme en una de las sillas pensé, así que me dirigí hacia ella ya que por suerte estaba al lado de la estufa y estaba calado hasta en los huesos.

A pesar de estar lleno el local, los camareros se daban prisa en servir, y en pocos minutos me sirvieron mi Frapuccino y mi Croissant. Estaba muerta de hambre - Gracias - dije sonriendo al joven camarero. Debía ser un estudiante del instituto, ya que su cara estaba llena de acné y parecía mucho más joven que yo.

Aparté un poco el cenicero y cogiendo de nuevo el porro, le di una nueva calada ojeando las notas. Por el rabillo del ojo pude ver que el chico motero se acercaba hacia mi mesa.

-Disculpa.- le dije a la chica -¿Podria sentarme aquí? son las únicas sillas libres.- le pregunté pero manteniendo las distancias para que no me molestará el humo que al parecer era un cigarrillo casero.

Alcé la mirada hacia el chico - Sí, claro - respondí apartando la silla en la que tenía mis cosas y dejando espacio suficiente en la mesa, para que Ryan pudiese estar cómodo delante de mí y tuviese su espacio en la mesa. Apuré el porro y lo apagué echando el humo hacia un lado para que no le molestase.

Me fijé unos segundos en él, no parecía un chico de la reserva. Removí con la pajita el Frapuccino sorbiendo un poco por la pajita y rompiendo luego uno de los extremos del croissant comiéndomelo. Crucé una pierna sobre la otra acomodándome. Nunca me había molestado ni incomodado estar con alguien desconocido. Quizás fuese por la seguridad que tenía en mí misma.

-Gracias.- le agradeci, me quite la cazadora y la colgué en la silla y el casco con los guantes dentro en el suelo a mi lado derecho. Fue amable por su parte que apagará el cigarrillo para que no me molestará y siguió con su cuaderno que tenia.

Se acercó el camarero que me conocia de ir casi cada día allí y me saludó y le pedí el capuccino con chocolante y nada y pedí también una napolitana ya que siempre las tenian calientes. Al irse el camarero me quedé en silencio con la chica que estaba concentrada, la miré un segundo. No queria interrumpirla molestandola ya que habia sido amable en dejarme sentarme con ella.

Dejé el bolígrafo sobre el cuaderno y miré a Ryan - Pareces un cliente habitual, ¿vives cerca? - pregunté mirándole y sorbiendo de nuevo por la pajita, el Frapuccino.

Dejó lo que estaba haciendo y me dirigió una pregunta -Vengo a menudo, vivo en los bosques de Forks.- le contesté -Es la primera vez que te veo aquí, normalmente aquí la gente son clientes habituales. Me llamo Ryan.- le dije y al decirle mi nombre le acerqué la mano para estrecharla con la suya.

Erika-respondí estrechando con firmeza su mano y sonriéndole - Hace poco que me he mudado a Forks. Vivo en la zona residencial - comenté quitándome del cuello la bufanda de color amarillo pastel que llevaba enrollada en el cuello.

-Conozco la zona, hace poco llevé a una amiga hasta su casa que está por allí.- le dije. A continuación me quedé en silencio sin saber que más decirle. Me giré un momento para ver si el camarero me traia lo que habia pedido.

No pude evitar sonreir al ver la reacción de Ryan ante el silencio que quedó entre nosotros. Ese tipo de situaciones me resultaban divertidas - ¿Vas a ir esta noche a La Push? - le pregunté intentando que se relajase y sacar un tema de interés común en todos los jóvenes de la zona.

Oí su risa ante el silencio y me sonrojé un poco. -Sí, iré con unos amigos que me han invitado a ir ¿y tú irás?- le dije.

El camarero me trajo lo que habia pedido y me dio palmadas en la espalda diciendome algo divertido.

Sin falta. Es un evento perfecto para conocer gente - sonreí de nuevo pasándole el azucarero para su capuccino - ¿Sobre qué hora vas a ir?

Le sonreí ante su comentario de conocer gente y cogí el azucadero que me acercó. -Iremos sobre las doce cuando haya más gente porque antes iremos a cenar creo, vaya, ahora no me acuerdo si iremos a cenar antes. Menuda cabeza, luego llamo para confirmar.- le dije divertido mientras me añadía una cucharada de azúcar en el capuccino ya que la nata edulzaba poco el café.

Nosotros imagino que iremos un poco antes - dije arrancando otro trozo de croissant - Por cierto, Ryan, ¿conoces a gente de la reserva? - pregunté interesada

-Conozco a mi compañero de trabajo, David, de la tienda de deportes Newton.- le contesté mientras removía el capuccino y le daba un bocado a la napolita que me venia muy bien para el cuerpo ya que estaba caliente.

Vaya, qué coincidencia. Ayer conocimos a un David en la reserva-reí sin pensar en que podría ser la misma persona

Tragué rapiramente el bocado que tenia en la boca y le pregunté -¿David Mitchell? ¿él que siempre lleva barba de dos dias?- cosa que no caí al llevar yo también barba de dos días y le di un sorbo al capuccino.

No sé su apellido, era un chico más o menos alto, pelo castaño, bastante guapo, con barba de dos días... Y parecía un poco mal humorado- reí ante el último comentario, recordando a la chica que se acercó a nosotros y parecía que iba a matar a David.