Habitación de Jane

- Cuando me invites iré... - dije dejando escapar un gemido ahogado- Claro que iré... -dije deslizando mis dedos hacia su vientre, perfilando cada centímetro de su musculatura, deslizándolo hasta la cinturilla del pantalón.

Me detuve y lo miré. Tragué saliva suspirando.

Tiré de los pantalones de Jane quitándoselos y dejándola sólo en ropa interior. Puse mis manos firmemente en sus nalgas, besándola en los labios con pasión, apenas dejándola respirar.

Emití un gemido ahogado al notar sus fuertes manos en mi trasero. Besé a Damon apasionadamente mientras deslicé mis manos hacia su pantalón y comencé a desabrocharle al cinturón y a juguetear con el botón de su pantalón, deslizando mi dedo índice por la cremallera.

Volteé sobre mi cuerpo, quedando encima de Jane. Pasé mi mano por su larga cabellera, enredando mis dedos con cuidado. La mire a los ojos y di un rapido vistazo a su cuerpo, para ser tan joven, tenia un cuerpo de lo mas apetecible. Pegue mi torso desnudo al cuerpo de ella sintiendo la calidez que emanaba, el olor de su piel me invitaba a alimentarme de ella.

MI corazón comenzó a acelerarse al notar a Damon encima de mí. Sonreí mientras deslicé mis manos por su pecho, arrastrando mis dedos delicadamente por sus brazos mientras mordisqueaba su labio juguetonamente. Deslicé mis manos hasta su espalda, acariciando cada centímetro de su piel mientras subía hasta su cuello, donde enrosqué mis brazos y me quedé mirándolo. Lo quería todo para mí.

Sonreí maliciosamente abriéndome de piernas y enroscándolas a su cintura mientras deslizaba los pies acariciando sus gemelos a la vez que el resto de cuerpo se contoneaba.

No sabía qué me estaba pasando, Jane me recordaba demasiado a Katherine. Ella podía despertar en mi ese deseo, que sólo Katherine podía despertar. Pero temía por hacerle daño. ¿Daño? ¿Yo temer por matar a una humana o convertirla? ¿Pero qué demonios me estaba pasando? ¡Damon estás irreconocible tío!

Con el roce de ambos cuerpos mis instintos más salvajes se iban manifestando y sentía que estaba a punto de perder el contro y abandonarme al deseo y la lujuria.

No puedo, lo siento-dije levantándome de encima de Jane y sentándome en el borde de la cama dándole la espalda, intentando relajarme. Me costaba relajar esa excitación que me provocaba el olor de su piel, de su sangre... Sentía una sed insaciable, tanto... que sería capaz de dejarla sin una sóla gota de sangre

Me incorporé en la cama, acercando las rodillas contra mi pecho. Damon estaba delante mío, dándome la espalda. Fruncí el ceño y apoyé la cabeza sobre las rodillas mirando a la nada.

Había sido una idiota, parecía que había olvidado todo lo que habíamos hablado la noche anterior. No había tenido en cuenta nada de lo que dijimos. Ni límites ni nada. Me había entregado por completo. Cuando estaba con él no podía controlarme, era algo superior a mí. Quizás sería su sangre que me dopaba, pero era incapaz de mantenerme a raya. Siempre quería más. '¡Malditas hormonas!' pensé mordiéndome el labio mientras levantaba la cabeza dirigiendo la mirada a la espalda de Damon.

Suspiré, todavía seguía allí, en silencio.

- Lo siento...- susurré rompiéndolo.

No me atrevía a mirarla a los ojos - No es por ti... es... por mí - respondí pesadamente, cerrando los puños con fuerza, contra el colchón de la cama de Jane.

Suspiré agachando la cabeza mientras se me humedecían rápidamente los ojos.

- Sí que es por mí - dije tajante intentando contener las lágrimas.- Anoche ya me dijiste que había límites -dije cada vez con más dificultad- y yo... yo.... no he sabido mantenerlos.

Una lágrima surcó mi rostro. Mis brazos se aferraban a mis piernas siendo incapaces de buscar a Damon.

Negué con la cabeza levantándome - Será mejor que me vaya, tu madre está llegando - dije caminando hacia la ventana y disponiéndome a saltar - Vendré a buscarte el jueves - dije saltando hacia el vacío y desapareciendo lo más rápido posible de casa de Jane.

Miré hacia Damon con los ojos llenos de lágrimas. Asentí con ojos suplicantes ante sus palabras y contemplé como desaparecía en la oscuridad de la noche.

Apagué la luz de la mesilla y me recosté sobre la cama, tapándome por completo mientras lloré hasta caer rendida.

Desde la lejanía pude ver como la luz de la habitación de Jane se apagaba. No entendía porqué tenían tanto reparo... ¡No era más que una humana más! Un simple alimento con un bonito envoltorio. Miré mi mano rozando con mis dedos el anillo que llevaba puesto, era el único recuerdo que tenía de Katherine. Por desgracia, Stefan tenía otro igual... Durante años Katherine y yo hicimos grandes planes de futuro, pero hasta el último momento no supe que en esos planes, mi hermano estaba incluído. ¿Porqué los fantasmas del pasado volvían a mí ahora? Ahora que todo era perfecto... Tenía una vida perfecta, con la perfecta compañera... Pero apareció Jane, haciéndome sentir cosas que creía ya olvidadas.

Me di la vuelta y continué mi camino hacia la ciudad más próxima, necesitaba evadirme unos días de aquel lugar.