Aclarando la situación

Después de vagar horas por el bosque intentando calmarme, caí en la cuenta de que estaba comenzando a anochecer. Me acurruqué bajo la protección de una enorme secoya, y me puse a darle vueltas a todo lo acontecido, pero lo único que pasaba por mi mente, era una película de recuerdos acerca de momentos tiernos, divertidos y por así decirlo "felices" entre Delia y yo. Sabía que me dolía perderla, pero todavía más, pensar en enfrentarme a ella. ¿Por qué demonios tenían que torcerse así las cosas? -pensaba y masajeaba mis sienes nerviosa-

De repente, un ruido de pisadas lentas me sacó de mi remolino mental, a lo lejos se acercaba alguien y todavía no había conseguido captar su efluvio. Entonces decidí que lo mejor era esconderme, como siempre al acecho.

Después de dejar a Damon y a Jane a cargo del bebé, decidí ir por mí misma a probar de hablar con Leah. En mi visión pude localizarla a la perfección. Caminé en esa dirección, me había puesto mi antigua ropa, ropa muy juvenil que me daban un aspecto desenfadado. Me detuve en el lugar exacto donde estaba hacía unos segundos y apoyé la mano en el tronco girando la cabeza en la dirección en la que estaba fijando la mirada en ella - ¿Por qué te escondes de mí Leah?- le pregunté apartando la mano del árbol. Algunos vampiros habían creído que yo era una de ellos ya que mis habilidades eran muy asombrosas, incluso para una bruja. Mi nivel de precognición erá tan preciso que a veces parecía que seguía un rastro por el efluvio. Pero no era así, me guiaba por la cantidad de información que recopilaba, en los flashes que obtenía.

Me sorprendí cuando escuché la voz de Dels, de nuevo creí que mi imaginación volvía a jugarme malas pasadas. La observé, era ligera como una pluma y parecía serpentear entre los árboles, y mi corazón sólo pudo encogerse al verla. Sin embargo, salí a recibirla, deseando que no me diera otra mala noticia.
No me escondo, simplemente es que en forma humana me cuesta más distinguir los efluvios...y sobre todo el tuyo Dels, porque tengo la sensación de que ha cambiado bastante...-aseguré saliendo del escondite, y apoyándome en el árbol intentando parecer desenfadada-
¿Qué quieres? Esta vez no me he peleado con David...-afirmé sin mirarla-

Me acerqué a Leah - Sé que hay cosas en mí que han cambiado... Entre ellas mi efluvio. Apenas se parece al que era antes de marcharme - susurré avanzando hasta quedar delante de ella. Di un paso más y la abracé con fuerza - Leah, necesitamos hablar. Necesito hacer que comprendas algunas cosas. No te pido que las aceptes... sólo te pido que las comprendas. - susurré mirándola a los ojos. En ellos pude ver mi reflejo, y lo que más me dolió aún, su mirada. Había cambiado su forma de mirarme, sabía que ella ahora podía verme como una amenaza, y en parte era cierto.

Cuando Delia me abrazó noté cómo algo en mí se derrumbaba totalmente, ya no era ella, pero todo en mí gritaba que la escuchara e intentara recuperarla. Dejé el orgullo a un lado, y aún temblando por sentir su enorme energía en el abrazo, volví a apoyarme en el árbol, intentando no hacer demasiados movimientos bruscos. Dels podía malinterpretar mis reacciones como una amenaza, y yo tampoco quería volver a entrar en fase por otro enfado.
¿Qué se supone que debo comprender Dels? -pregunté secamente con los ojos fijos en ella-

Me agaché sentándome en el mullido colchón de hojas secas, crucé las miernas y dejé mis manos entre éstas - Siéntate, por favor- le invité a sentarse delante de mí. Quería poder contarle todo, desde el día que nos fuimos sin decir nada. Debía contarle muchas cosas, entre ellas cosas que ella ignoraba que yo supiese.

Me senté rodeando las rodillas con los brazos y apoyando la barbilla entre ellas, esperando una explicación que no me iba a gustar. La miré entre expectante y triste.
Estoy sentada...-dije fingiendo indiferencia-

Respiré profundamente y dudé en cogerla de las manos. Finalmente estiré mis manos tomando las suyas. Sabía que mi tanto frío le sorprendería, ya que era un tacto poco humano, no había calidez. La miré a los ojos y me humedecí los labios - Necesito que sepas algo... no quise decirte nada delante de Dave... nadie lo sabe, excepto yo... Y creo que deberías saberlo- empecé, haciendo una pausa bajando la mirada unos segundos y luego alzándola buscando la mirada de Leah - Jeremy Bolton, murió... Quiso seguirnos, y cuando alcanzamos la frontera, le hicieron una emboscada los Vulturi... - apreté los labios, en ese momento, al recordar las imágenes, pude sentir dolor. Apreté sin darme cuenta las manos de Leah respirando algo agitadamente - Yo... lo siento... Intentamos ayudarle, pero fue demasiado tarde.. Yo... No pude verlo antes... Lo siento- terminé en un susurro mirando a Leah a los ojos.

Escuché las palabras de Delia muy seria, pero no sin antes haber estremecido ante la dureza y la frialdad de su piel.
Y, de repente como si un rayo cayera sobre mí, todo en mi mente se nubló y se volvió negro por momentos, hasta que enseguida cambió a una tonalidad roja como la sangre, que inundó todo mi ser en una oleada de fuego abrasadora. La explosión interna me obligaba a temblar como nunca lo había echo; sentía la mandíbula castañear espasmódicamente, y cómo sufría una especie de taquicardia imposible de controlar.
Solté la mano de Dels y sentí el terror en mi interior, cómo la muerte y el odio se abrían paso dentro de mí, clamando venganza. Me arrastré hacia atrás como pude, y todavía en el suelo con la respiración acelerada, tan sólo emití un profundo grito que salió desde lo más fondo de mi corazón.

Mi cuerpo me pedía que llorase, necesitaba llorar, por la pérdida de Leah, por compasión hacia ella... Pero también... necesitaba llorar por mí, por todo lo que había pasado hasta el día de hoy. Pero era incapaz de llorar, las lágrimas no brotaban, mi rostro seguía casi sin inmutarse. Odiaba que mi rostro hubiese perdido expresividad. Me arrodillé avanzando un poco y abracé a Leah con fuerza contra mi pecho dejando escapar algo de mi energía, permitiéndole sentir un calor agradable y confortable, que le diese seguridad - Leah... lo siento, fue por mi culpa...- dije castigándome. Sabía que yo en ese momento tenía el potencial para haber podido predecir el ataque a Jeremy, pero tenía otras preocupaciones en mi cabeza y no supe aprovechar mi potencial

¿Q-ué...Qu-é lo sientes? -tartamudeé, observando la escena ya fuera de mí, rompiendo en un llanto entrecortado y convulsionado-
Entonces me levanté y le propiné una tremenda patada al árbol, intentando disipar algo del dolor que me estaba quemando. Pero lo único que oí fue un crujido seco, y un dolor físico en la pierna, que ya no podía sentir.
Me hice un ovillo, y me acurruqué intentando hacerme más pequeña, negándome a aceptar las palabras de Delia. Tal vez la tierra se abriera, y me aceptara en su seno para darme consuelo. Cada vez estaba un poco más lejos, y tan sólo podía sentir la oscuridad cernirse sobre mí.

Miré con compasión a Leah cerrando los ojos unos segundos, respiré profundamente y me levanté. En ese momento pensé en hacerme fuerte y hablarle con rudeza, pero no podía. Apreté los puños con fuerza, la impotencia que sentía me estaba llevando a expulsar más energía de la que debía, y podría llamar la atención. Abrí y cerré los puños varias veces intentando relajarme - Leah... - dije acercándome a ella y arrodillándome a su lado poniéndole las manos encima con suavidad y me agaché un poco abrazándola y besándola en la mejilla - Déjame estar a tu lado... déjame ayudarte... como tú lo hiciste cuando el mundo se me vino encima. Cuando me derrumbé y tú me diste tu mano para seguir adelante con todo... - susurré apenada - Déjame ser esa mano para ti...- le supliqué.

Oía susurros, murmullos inaudibles que me llegaban desde alguna parte, mientras el dolor y la culpabilidad hacían una mezcla arrasadora en mi corazón. Había llorado tanto desde que Jer se había ido, noches enteras sin dormir, había buscado consuelo en Brad y había intentado olvidar que existía aquel sentimiento extraño que era la imprimación.
Y ahora estaba muerto, ya no podía hacer nada, ni llorar, ni hablar, ni luchar...ya estaba harta de las patadas de la vida. Dels...¿puedes hacerme un favor?- pregunté sin mostrar emoción-

Miré a Leah - En la medida de lo posible... - le respondí esperando a que me dijese lo que necesitaba que hiciese por ella

¿La muerte es dolorosa? -pregunté cada vez más sombría sin mirarla-

Parpadeé varias veces - No sé si es tan dolorosa como la sentí con Jeremy... ¿Por qué me lo preguntas?- dije mirándola a los ojos temiendo que me pidiese que acabase con ella.

Por nada, simplemente quería saber hasta qué punto podía doler una muerte lenta a quienes han osado matar al imprimado de Leah Clearwater...-sonreí malévola, con una mueca llena de odio- Deberías irte Delia, gracias por la información...-aseguré sin mirarla aún, todavía permanecía totalmente en shock nervioso-

Me incorporé sentándome sobre los talones - No voy a irme, hay muchas más cosas que deberías saber Leah- dije con tono serio

Una risa burlona, histérica y nerviosa comenzó a fluir natural por mi garganta, y sin poder parar me tiré en el suelo rodando hasta pasados unos minutos, en los que me incorporé de un salto y me planté frente a Dels. Sabía que mi cara reflejaba el sadismo que necesitaba infringir en aquel momento.
¿Más? -pregunté simplemente, mirándola con ojos desorbitados y una mueca de locura demasiado anormal para un humano-

Sí, sobre su muerte... y sobre mí...-le respondí mientras me quitaba la chaqueta y me alzaba la camiseta hasta la altura del pecho enseñándole a Leah mi espalda, en ella tenía marcas de mordiscos y cicatrices, nada normales en alguien como yo. Eran cicatrices más normales en alguien que se había enfrentado a muchos vampiros. Por la cantidad de cicatrices, un simple humano no podría haber sobrevivido - Fuí a por ellos.. - susurré respirando profundamente

Miré horrorizada aquellas cicatrices, incapaz de apartar la vista de ellas. Sentí otro fogonazo de bilis subirme desde el estómago a la boca, y di otro enorme alarido. Era la única forma que había encontrado de no explotar o morir de un infarto. Entonces mi respiración comenzó a hacerse más intensa y más ronca, y tuve que controlar con demasiada fuerza la inminente entrada en fase.
Miré a Delia, y la atraje hacia mí abrazándola mientras ella todavía me mostraba las cicatrices. Sentí el tacto de las mordeduras, y una nueva punzada de dolor me atacó el costado izquierdo.
Cuando ella comenzó a revolverse entre mis brazos, me di cuenta del calor que desprendía, y creo que nunca había recordado a alcanzar tantos grados de temperarura en mi cuerpo. La solté y puse mi mano sobre sus hombros, mirándola directamente a los ojos.
Gracias por haber luchado por él, eres una hermana para mí...-afirmé mostrándole mi entero agradecimiento, aunque fui incapaz de cambiar la nueva máscara de odio que enmarcaba mi cara-

Necesito que esto quede entre nosotras. Mentí a David... le dije que me atacaron un grupo de neófitos.. - le dije mirándola a los ojos colocándome de nuevo la chaqueta - Conseguí matar a tres de ellos... De no ser por la amistad que tiene Damon con Sulpicia... yo también habría muerto. - expliqué acariciándole la mejilla con suavidad - Leah... no es ni tu guerra... ni la mía... ni la de David... Pero estamos en ella - dije con amargura - Tú estás en ella por lealtad a los tuyos... yo por lealtad a Damon... y David.. por lealtad a mí- susurré respirando profundamente y arrodillándome y sentándome de nuevo sobre mis talones, esperando a que Leah se sentase también conmigo.

Las palabras de Delia consiguieron relajarme unos segundos, tenía alguien que me había ayudado pese a apenas conocernos, que me quería y un sólido hombro en el que llorar. Sin embargo, había una especie de "rún-rún" en mi cabeza que interrumpía mis pensamientos continuamente: Damón estaba por el medio.
Dels, necesito estar sóla, tengo que intentar asimilar todo lo que me has dicho...cuando pueda hablar civilizadamente, te localizaré...-le dije intentando aclararme, ya que me sentía muy aturullada-

La miré en silencio y me levanté del suelo sacudiéndome las piernas eliminando las hojas - No hay tiempo... Damon ya ha empezado a provocarles - dije mirando a Leah antes de empezar a caminar en dirección opuesta.

¿Qué? -exclamé alarmada, el mundo se me caía encima, a pedazos cada vez mayores- ¿Cómo qué a provocarles Delia? -pregunté horrorizada, y enseguida me vino a la mente mi hermano Seth-