Fachada de la casa

Fachada de casa de las Green a las afueras de Forks.

Así como lo había prometido, llegó el día del cumpleaños de Jane y aparqué su regalo en frente de su casa. Salí del regalo y me apoyé sobre éste. Se trataba de un Maserati, ya que días antes me había confesado que le gustaba mucho. Esperé en silencio a que se despertase y abriese la ventana de su habitación, para verme esperándola junto a su nuevo coche.

Las 7:00 am. Sonó el despertador y lo apagué con desgana. 'Pffff... maldito seas, despertador...' dije mientras me incorporaba en la cama.

Bostecé y me desperecé mientras me pasaba la mano por el pelo. Miré a mi alrededor fijando la vista en el escritorio en un calendario que tenía en la pared. El día de hoy estaba marcado con una pequeña pegatina de una estrella dorada. Hoy era mi cumpleaños.

Fruncí el ceño al pensar que aunque fuese mi cumpleaños nada especial iba a ocurrir y esbocé una leve y a la vez triste sonrisa al recordar la promesa de Damon. 'El jueves nos veremos', sus palabras retumbaban en mi cabeza, desde aquel día no lo había vuelto a ver si tenía noticias suyas. Delia me dijo que se había ido de viaje.

Me puse en pie y me dirigí al baño. Cuando salí me dirigí a la ventana para abrirla y airear la habitación. Me detuve antes de llegar. Por esa ventana había visto a Damon deslizarse por última vez. Suspiré y corrí las cortinas. Mi corazón dio un vuelco. Allí estaba él, apoyado en un coche nuevo mirando hacia mi ventana. Fruncí el ceño curiosa para luego esbozar una tímida sonrisa y saludar con la mano.

Le sonreí y le enseñé un juego de llaves que moví con los dedos índice y pulgar indicándole con la otra mano que saliese.

Sonreí ante la reacción de Damon. 'Vaya, me va a dejar conducir su coche nuevo', dije mordiéndome el labio y sonriendo.

Abrí la ventana para que se airease la habitación y le mostré la palma abierta de mi mano.

- En cinco minutos bajo... - dije apenas sin voz y gesticulando en exceso para que pudiese leer mis labios.

Sonreí y salí disparada hacia mi armario para vestirme con unos vaqueros pitillo y una camisa color beige entallada y con unas pequeñas chorreras en la parte del pecho. Me puse unas bailarinas a juego en un tono un poco más oscuro que la camisa y entré rápidamente para arreglarme el pelo. 'Menos mal que me había duchado y secado bien el pelo la noche anterior', pensé. Me puse un poco de agua de peinado y me maquillé rápidamente: unos brochazos de polvos, un poco de rimmel y raya en el ojo.

Cogí una chaqueta del armario en el mismo tono que las bailarinas y una bandolera de piel marrón. Me puse unos pequeños pendientes y metí apresuradamente todas mis cosas en la bandolera. Me eché un poco de colonia y bajé al trote las escaleras, abriendo la puerta y saliendo la porche casi de una zancada.


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El modelito

Me acerqué a Jane dándole un suave beso en los labios y poniendo en su mano las llaves del coche - Feliz cumpleaños - susurré mirándola a los ojos sin borrar mi sonrisa - Espero que te guste

Sonreí mientras me besaba, aunque rápidamente mi sonrisa se tornó algo escéptica.

- ¿Cómo?-dije mientras miraba intermitentemente a Damon y a las llaves intentando escuchar algo distinto a lo que mi mente estaba pensando. 'No habrá sido capaz de regalarme este cochazo...'

Si te gusta, podemos ir en él hasta el concesionario a firmar los papeles a tu nombre y será todo tuyo- sonreí abriendo la puerta del piloto e invitándola a entrar.

Sonreí incrédula.

- Sí que me gusta y podemos ir hasta el concesionario para... ¿devolverlo?.-dije inquieta- No puedo aceptarlo... Es... es... demasiado- dije mirando el coche una vez más y acercándole las llaves para que las cogiese.- ¿No me podías haber regalado un cheque regalo de ropa como todo el mundo...? - dije esbozando una sonrisa y mirando de nuevo el coche mientras me mordía el labio.

La verdad es que me moría de ganas de subir al coche y conducirlo. De que fuese mío (sí, tanto el coche como Damon)... pero sabía que no podía ser, no sería lo correcto.

Hoy es tu día, disfrútalo. No tienes que ir a clase, me he encargado de ello. Vayamos al concesionario y luego seguiremos con tu regalo-sonreí rechazando las llaves y apoyándome en la puerta abierta esperando a que entrase. Le ofrecí mi mano como un buen caballero para que aceptase la invitación

Fruncí el ceño intentando esconder una sonrisa. Cogí su mano y entré en el coche.

Aspiré el aroma a nuevo, a la piel de la tapicería entremezclado con la colonia de Damon. Esperé que Damon cerrase la puerta y se dirigiese a la del copiloto.

Deslicé mis dedos por la piel del volante con la mano izquierda mientras en la palma de mi mano derecha observaba con detenimiento las llaves.

Cerré con cuidado la puerta y di la vuelta entrando en el lado del copiloto y acomodándome en el asiento - Tiene todos los caprichos que podrían gustarte... Como no sabía qué extras querías, te los puse todos... - dije algo inocentemente. Estaba claro que el dinero para mí, no era un problema.

- Damon... esto es... demasiado. Te has pasado, lo sabes, ¿no?- dije sin poder dejar de mirar a mi alrededor.

Cada vez que miraba descubría un nuevo detalle. Aquello era un coche de ensueño y encima el color era perfecto.

- No deberías... te habrá costado una fortuna... - dije algo agobiada.- Y, a todo esto, ¿cómo que me voy a librar de ir hoy a clase?- pregunté curiosa y algo desconfiada.- ¿Qué has hecho?

Cuando vives cientos de años, el dinero deja de ser un problema. Y por lo de clase... sólo hablé con tu tutor y le dije que hoy tenías que ocuparte de unos asuntos familiares.- sonreí - Vamos, arráncalo-la incité

Esbocé una sonrisa y puse las llaves en el contacto arrancando el motor del coche a la vez que sonreía escuchando el rugir del motor.

Me puse el cinturón y apoyé la cabeza en el asiento para mirar a Damon.

- ¿Y has preparado también alguna excusa para que yo le pueda explicar a mi madre de dónde he sacado semejante cochazo? - pregunté algo irónica.

Asentí - Tu madre cree que lo has ganado en un concurso - sonreí cándidamente mirándola, disfrutando de verla feliz.

- Dios... - dije soltando una carcajada- Algún día me tienes que decir como lo haces... - dije sonriendo mientras nos poníamos en marcha.

Aquel coche era una auténtica gozada. Era la perfección hecha coche y junto a mi estaba la perfección hecha hombre. Suspiré al pensar en el conjunto en el que estaba.

- Bueno, ¿hacia dónde tenemos que ir? - dije sin quitar la vista de la carretera.

Hacia Seattle. Nos esperan el concesionario y la otra parte de tu regalo- dije mirando la carretera. La verdad es que el coche llamaba la atención por su color y su ostentosidad .

- Vale, a Seattle... ¿¡C-Cómo?! ¿Otra parte de mi regalo? - pregunté sorprendida- Creo que te estás pasando... - dije pisando un poco más el acelerador.

Era sorprendente lo rápido que podía ir aquel coche sin esfuerzo alguno y también era sorprendente lo falsa que podía llegar a ser, aunque estuviese sorprendida e indignada por la magnitud del regalo y la sorpresa que venía... no podía dejar de pensar divertida en qué podría ser y las ganas que tenía por descubrirlo.

Ya te he dicho que hoy es tu día. Quiero compensarte por estos últimos días-respondí sonriéndole.

- Hoy es mi día... lo sé... pero tanto como para que me regalen este cochazo... - dije sonriendo sin dejar de mirar la carretera.

Suspiré aferrando mis manos al volante al tiempo que continuaba acelerando suavemente.

- Damon, no tienes que compensarme por nada.- dije suavemente levantando el pie un poco del acelerador mientras lo miraba con ternura.

Los 18 son una edad importante. Simbolizan un gran cambio.-dije sonriendo

Arqueé una ceja.

- Pues yo estoy igual que ayer. No he crecido... menos mal- dije por lo bajo- No tengo arrugas. No me siento distinta... - así que supongo que será una leyenda urbana dije algo sarcástica.

Sonreí pensando en la sorpresa que le esperaba en Seattle. No acostumbraba a hacer este tipo de cosas, pero con ella era distinto.

Con aquel coche sí que era fácil conducir. Casi iba solo. A lo lejos comenzó a aparecer la ciudad. Me quedé casi boquiabierta mirándola: edificios altísimos, tráfico en las cercanías...

- Bueno, Damon, tú dirás por donde es... - dije sonriendo sin perder de vista el tráfico.