Preparando la comida para la manada

Me había acercado con el coche hasta el centro de La Push a comprar provisiones, ya que había días que la compra semanal se consumía en dos días. Iba a preparar un guiso de venado con patatas asadas.
Dejé el coche en la puerta y descargué las cosas guardando toda la compra en la nevera y la despensa, dejando fuera todo lo que iba a necesitar para hacer la comida. Saqué de un cajón un delantal y me lo puse anudándolo en la espalda. Me lavé las manos y empecé a preparar las cosas para la comida. Cuando estuviese todo en el puchero, me pondría a asear la casa y quizás, si tenía tiempo, volvería al centro a comprar algunas plantas aromáticas para plantar en casa.

Mi madre me había pedido que fuera a buscar a Seth a casa de Christine, más que nada para saber que estaba bien y de paso echarle una reprimenda por no visitar más a nuestra celosa matriarca. Para llegar hasta el camino que llevaba a la ciudad, era un paso obligado atravesar el pequeño claro en el que se situaba la casa de Sam y Emily. Estaba acostumbrada a evitarlo, dando un tremendo rodeo, pero esa mañana no me importaba atravesarlo con naturalidad y parsimonia, incluso caminaba silbando una cancioncilla.

El fuerte odio con el que había convivido varios años, acompañado del destructor rencor que sentía por Sam y Emily se habían desdibujado significativamente desde que me había enamorado de Brad. Sin embargo, todavía no había sido capaz de perdonarlos del todo, ya que una herida abierta a causa de una traición no cicatriza con facilidad.

Una ráfaga de aire me hizo saber que tan sólo Emily se encontraba en la casa, y que como siempre estaba cocinando para la manada de Sam. Después de avanzar un par de metros la vi a través de la ventana, cortando algunos vegetales, y me quedé observándola un par de segundos sin saber bien el por qué, esperando a que no se diera cuenta.

Hoy iba a probar un nuevo plato, había estado ojeando un libro de cocina que conseguí en la biblioteca y tenía platos de carne muy bien elaborados y con muchísimas proteínas, que a fin de cuentas era lo que más necesitaban los chicos de la manada. Me giré buscando las especias para poner la carne en adobo y vi la figura de alguien através de la ventana, enseguida reconocí a Leah y le saludé con la mano dibujando una leve sonrisa. A pesar del tiempo que hacía que yo estaba con Sam, aún no me había perdonado.
Sin borrar la pequeña sonrisa le indiqué con la mano que entrase, quizás pudiésemos hablar un rato

Vi a Emily sonreírme y noté la tensión que destilaba entre nosotras. Me hizo un gesto invitándome a entrar, y dude un par de minutos eternos si hacerlo o no.
Finalmente opté por acercarme hasta la entrada y apoyé una mano sobre el marco de la puerta, sin pisar ni un centímetro del hogar que compartía con Sam.
Vaya, veo que las viejas costumbres no se pierden...-murmuré seria refiriéndome a su trabajo de "mamá" de la manada-

La puerta de casa siempre estaba habierta durante las horas de sol - ¿Por qué no pasas Leah? Podríamos tomarnos un café- le ofrecí intentando mantener mi sonrisa, pero ésta se volvió algo amarga. Siempre intentaba acercarme a Leah con la intención de conseguir su perdón, aunque supiese que era una tarea casi imposible

No me gusta el café, deberías saberlo ya...o no, es verdad, ahora que me acuerdo tú y yo decidimos ser unas completas desconocidas...-murmuré molesta dando un par de pasos en su dirección y apoyándome ligeramente sobre la encimera- ¿Tienes invitados a comer? -pregunté con sarcasmo, ya que era obvio que sí-

Respiré profundamente mordiéndome la lengua para no contestarle mal, ya que no era algo normal en mí y volví a sonreír con tristeza - Vienen los chicos, como siempre. Podrías quedarte a comer si quisieses, siempre hay comida para todos - dije intentando avanzar al menos un paso en nuestra relación, pero Leah nunca ponía las cosas fáciles

Clavé mis ojos en Emily directamente al escuchar su oferta, sin inmutarme lo más mínimo. No creo que me sentara bien la comida, y creo que a tu amado Sam le daría una indigestión si me encontrara sentada en su mesa familiar...-murmuré irónica jugando con una de las zanahorias-

¿Cómo os van las cosas? ¿Para cuándo la boda querida prima? -pregunté con curiosidad e indiferencia-

Dejé de pelar las verduras y apoyé las manos en el fregadero mirando a Leah - Leah ¿por qué no dejas ya tanto rencor?- le pregunté de forma ya directa. Me consideraba una persona tolerante, pero a veces el rencor de Leah me hacía sentirme realmente mal y culpable

¿Disculpa? ¿Rencor yo? -pregunté teatralizando una mueca exagerada de sorpresa- Emily, si me he preocupado por vuestro futuro...sólo te he preguntado para cuándo la boda...más que nada para planificar un viaje a China para ese día....-murmuré con una pequeña risa irónica al ver cómo se molestaba-

Quería pedirte que fueses mi dama de honor, pero mira si fuí idiota que llegué a pensar que algún día podrías llegar a ser la mitad de feliz de lo que lo soy yo, y así conseguir olvidar todo ese rencor que te está agriando el caracter- le respondí empezando a cansarme de sus salidas de tono y de sus ironías. Cada vez que yo avanzaba un paso hacia ella, ella se aganaba en retroceder tres

Emily no deberías tener esas ideas tan disparatadas...-reí con una carcajada sonora- Y para tu información, yo ya soy feliz, muy feliz...-modifiqué mi expresión a una liviana mueca de felicidad-

Pero, nada volverá a ser como antes Emi...no por ahora...-aseguré sintiéndome aliviada, ya que me había dado cuenta que al llamarla inconscientemente como cuando éramos pequeñas, ya no sentía un odio visceral por ella como hacía un par de meses antes-

Entonces, si eres feliz amando a alguien, deberáis entender cómo me siento yo. Sabes que yo jamás quise acercarme a Sam mientras estuvo saliendo contigo, yo no tengo la culpa que se imprimase de mí, Leah- dije con tristeza al darme cuenta de cómo me había llamado. Al escuchar el mote cariñoso en labios de Leah, mi corazón dió un vuelco

Fruncí el ceño al escuchar su respuesta. Lo tengo claro Emily, pero él era mi pareja y creía que estaba enamorada de él...fue muy duro darme cuenta de que la que consideraba mi hermana me había traicionado...es un sentimiento horrible, ni te puedes imaginar hasta qué punto ha forjado mi personalidad...-aseguré tomando asiento-

Debería irme y dejarte trabajar...-murmuré sin mirarla, en un intento de no revivir el regusto amargo de aquella oscuridad que me había invadido durante años-

Deberíamos sentarnos un día las dos y aclararlo todo, porque creo que ambas discrepamos en algunas cosas. Quizás así ambas entenderíamos. - dije, aunque lo que realmente necesitaba era que Leah me dejase explicarle, y quizás, si Sam estuviese presente, podría ayudar a que Leah entendiese lo que ocurrió. La imprimación era algo que se escapaba a la comprensión del amor.

Termine mi guardia y llegue cansado a la casa, tenia unas grandes ojeras cubriendo mis ojos y el corazon latiendo a su maxima capacidad, entre en la casa y me sorprendi ver alli a Leah - Buenas tardes - dije un poco incomodo

Se me iluminó la mirada cuando Sam entró en casa. Me limpié las manos y me las sequé con un trapo y me acerqué a él dándole un suave beso en los labios - Bienvenido a casa- dije con una sonrisa en mis labios. Posiblemente querría descansar, se le veía muy cansado - ¿Te preparo algo Sam?- le pregunté volviendo junto a Leah

Miré a Emily con interés al escuchar sus palabras, pero me envaré cuando me llegó el efluvio de Sam a un par de metros, y apreté mi mandíbula cuando oí su voz y sentí su hostilidad al entrar por la puerta.

Ya no son tan buenos...-murmuré ante el saludo de Sam, sin mirarlo y poniéndome en pie de un salto mientras Emily lo recibía cariñosamente-
Ya ha llegado tu protector, creo que sobro, no quiero que le siente mal la comida...-aseguré caminando hacia la puerta-

Leah, ven un día a merendar o a tomar un café o lo que sea, y hablemos- dije con sinceridad, mi propósito era solucionar aunque fuese sólo un poquito las cosas entre ella y yo. Sabía que no podríamos volver a ser como hermanas, que eso sería muy muy difícil, pero al menos quería poder recuperarla como prima.

Claro querida prima...-sonreí perversamente-
Aunque no vendré a tomar café, que no me gusta demasiado....se me ocurre que la próxima vez vendré acompañada de mi imprimado para que lo conozcáis, porque creo que deberíais ser los primeros en saber quién es la persona que me ha curado de todos vuestros golpes y heridas...-aseguré sonriendo de oreja a oreja, expresando todo mi orgullo-

Me encantará conocerlo- dije intentando sonreir, el cinismo de Leah a veces me resultaba realmente molesto y conseguía hacerme sentir mal.