Fábrica abandonada (David y Delia)

Sólo sabía que tenía que agarrarme con fuerza a ese pelaje suave. Era como estar encima de un enorme osito de peluche que desprendía un calor agradable.

Tras varias horas de camino, llegamos a una fábrica textil abandonada hacía décadas. Poca cosa quedaba allí sólo algunas cajas de jeans y camisetas de algodón, y retales de tela de grandes tamaños.

Me sentía agotada, y somnolienta. A penas podía moverme.

Todavía en mi forma lupina me tumbé junto a Delia para que no pasase frío ya que iba con el pijama y hacía frío puesto que estaba amaneciendo.

Pasaron unas cuantas horas, hasta que sentí el sol calentando mis piernas a traves de uno de los ventanales de la fábrica. Entre abrí los ojos quejándome por el dolor de espalda de haber dormido sobre el suelo.

Miré a mi alrededor confusa

- Vaya, ya te has despertado - dije mientras me ponia una camiseta blanca algo mostosa.
Me habia puesto unos pantalones marrones que había encontrado y unas chanclas que me estaban algo pequeñas, pero algo era algo.
- ¿Como te encuentras? - dije mientras le acercaba un montón de ropa que había encontrado y parecía ser de su talla. - Ponte algo de esto, no seas que cojas frio.

Miré a mi alrededor y retrocedí al ver que estaba en una fábrica abandonada, semi desnuda, y con el chico de la tienda de deportes.
¿Qué...qué me has hecho?- balbuceé retrocediendo en busca de una salida

- Tranquila, Delia. No pasa nada... - dije adelantando las manos mostrándole que no iba a hacerle nada.- Damon está de camino... - mentí intentando tranquilizarla.- Nos tenemos que reunir con él aquí... -le dije dulcemente para que no se asustase.

Tiré hacia abajo del camisón intentando taparme, cubriéndome como podía con la bata de algodón que llevaba encima.
¿Po-porqué estoy aquí?-pregunté desconfiada, dispuesta a salir corriendo hacia una ventana rota

- Delia, no te preocupes.- me quedé parado un instante y pensé que ya no recordaba nada- Tu tío y yo somos amigos... anoche hubo un problema en tu casa, llegó alguien que quería hacerte daño... y tu tío me dijo que te trajese aquí y se reuniría hoy con nosotros... - dije manteniendo la calma, lo ultimo que quería es que se asustase.

¿Quién iba a querer hacerme daño?-pregunté guardando las distancias, dispuesta a salir corriendo en cualquier momento

- No lo sé, Delia, no lo conocía. - dije encogiéndome de hombros.- No tienes nada que temer, aquí estás a salvo. Te lo prometo. - dije mirándola a los ojos con ternura, acordandome de que ella ya no recordaba nada de lo nuestro y no pude evitar que mis ojos se humedecieran, pero era por su bien.

¿Sabes? Yo creo que me estás mintiendo. Mi tío nunca me haría ir a un sitio así. -dije con cierto repelús - Das asco -espeté caminando decidida y con paso ligero hacia la ventana - ¿Sabes que soy menor de edad y que puedo denunciarte por abuso verdad?- le dije acercándome a la ventana rota

- Si no te lo crees, llámalo. Justo aquí fuera hay una cabina. Vamos y lo llamamos- dije señalando hacia afuera.

Me voy a casa - dije asomándome por la ventana, mirando hacia abajo. Estaba bastante alta, pero podría saltar. Iba con unas zapatillas con la suela de tela y espuma. Poco podrían amortiguar el impacto.

Apoyé las manos en los bordes mirando los cristales rotos, y me subí a una caja de madera dispuesta a pasar al otro lado de la ventana

- Delia, ven aquí- dije mientras iba corriendo hacia donde ella estaba- No hagas tonterías... - dije cogiéndola de la cintura.

Cuando sentí las manos de David sobre mí, tuve una extraña sensación que invadió mi cuerpo. Sentí algo muy agradable, como un cosquilleo en el estómago, y...amor...

La sensación fue tan intensa, pero breve, que me hizo tambalearme y caer de la caja de madera, quedando sujetada por los brazos de David. Le miré a los ojos en silencio, sin entender lo que había pasado. Ese sentimiento me resultó más que familiar, pero no sabía encontrarle el contexto correcto

- Tranquila Delia, no voy a hacerte daño... Nunca te lo haría - dije mirándola a los ojos intensamente.

Algo en mi interior me decía que debía fiarme de él. Pero la situación era más que extraña. - ¿Po-porqué, estamos aquí? Dime la verdad - pregunté mirándole a los ojos

- Te lo he dicho ya: alguien quería hacerte daño y Damon me mandó aquí contigo para que te protegiese. El va a venir a por nosotros, no tienes nada que temer. Sé que todo es muy confuso - dije tomando aire- pero tienes que creerme, en cuanto él llegue nos lo explicará todo, yo tampoco lo sé todo. Tienes que creerme, Dels...

Eh, eh, eh... ¿Cómo sabes mi nombre?-pregunté. Una pregunta tonta, ya que Jane se lo podría haber dicho. Pero yo no recordaba su nombre.

- Cariño, ¿tu tío te confía a mí y me preguntas que como se tu nombre?- dije con una amplia sonrisa- Nos conocemos bastante bien... pero tu memoria ultimamente anda algo trastocada. - dije acariciando su cabello fugazmente, ya que no podía tomarme tantas libertades de momento.

Lo aparté aún más confusa - ¿Cariño? ¿Pero quién te crees? - le di un bofetón en la mejilla apartándome y sentándome en la caja de madera bastante molesta

Me quedé parado con mi mano posada sobre la mejilla golpeada.
- Pues te llamo 'cariño' igual que te podía llamar 'niña', 'princesa' o incluso 'alma de cántaro'.- dije algo molesto mientras me acariciaba la mejilla.- No creía que te iba a sentar tan mal... - refunfuñe- Lo siento - añadí casi entre dientes.- ¿Hay algo que pueda hacer por ti? - le pregunté ya más calmado.

Sí. Llevarme a casa. Quiero volver a mí casa-respondí cruzando una pierna sobre la otra. La verdad es que el chico me estaba resultando bastante plasta, y molesto. Y aún más cuando me llamó ''Cariño''

Me mordí el labio. No sabía como actuar ante Delia ahora con sus lagunas.
- Bueno, pues ponte algo de ropa y vamos ahi fuera a la cabina a llamar, ¿vale? - dije mostrandole unas monedas que había encontrado sobre unas cajas. Apenas llegaban a un par de dólares, pero para llamar teníamos más que suficiente.

Miré con asco la ropa vieja y luego miré a David - Lo siento, pero ni de coña voy a ponerme esa ropa tan sucia, vieja, y cutre. Prefiero salir en camisón. - me levanté - Vamos a llamar a mi tío - casi ordené.