Habitación de Jane

Habitación de Jane

Dejé caer la mochila y los zapatos junto a la puerta y me dirigí hacia el escritorio encendiendo el ordenador.
Volví a donde había dejado la mochila y saqué un libro y un cuaderno, teníamos que hacer un pequeño trabajo de investigación 'Una pequeña búsqueda en google será suficiente', pensé.
Miré por la ventana, ya estaba oscureciendo. Volví a mirar la pantalla del ordenador y suspiré.

Una vez acabé de buscar la información que necesitaba, la imprimí y la guardé en una carpeta. El estómago me rugía, era ya de noche y todavía no había cenado. Mamá no daba señales y recordé que en la nevera apenas había nada que me apeteciese.

Me puse las zapatillas y cogí una bandolera del armario con mis cosas y fui en busca de algo para cenar ya que en Forks el servicio a domicilio parecía que todavía no había llegado.

Antes de dirigirme a casa decidi pasarme por casa de Jane, esta chica tenia un aroma especial. Me colé en su habitación por la ventana y me acerque a su cama reclinándome sobre ella - Jane, vas a despertar, todo esta bien, es normal que este en tu habitacion, me estabas esperando, no vas a llamar la atencion - susurre al oido de la joven humana rozando con mi nariz la fina piel de su hombro oliéndola

Me desperté con el pelo algo alborotado. Me incorporé y froté los ojos.

- ¿Damon?- pregunté en un susurro apartándome el pelo de la cara y aguantando la cabeza sobre la mano.- ¿Qué quieres?- dije bostezando.

Sonreí pícaramente recostandome sobre ella, tapandole con el dedo indice sus labios - La curiosidad me puede, necesito saber lo bien que sabes - susurre aprisionandola entre la cama y mi cuerpo - No vas a resistirte, deseas entregarte a mi siempre que yo lo quieras, no te importa ser mi alimento, todo va a estar bien- susurré mirandola a los ojos

Puse cara de sorprendida y asentí. Total, no podía resistirme ante su persuasión.

- Claro, Damon- dije deslizando mis dedos por su mejilla hasta hundirlos en su cabello.

Nadie sabría nunca que me alimentaba de Jane, seria nuestro secreto. Deslice mis manos juguetonas por el escote de Jane apartando su ropa, dejando al aire su cuello y su hombro. Empece a besarle por el cuello con suavidad, susurrándole al oído - No vas a sentir nada de dolor, todo será puro placer, no gritarás, ni llamarás la atención - la miré a los ojos esperando la confirmación de que la orden había sido acatada

Sonreí levemente y estiré la cabeza hacia un lado, dejando a la vista y bien estirado mi cuello mientras con mis manos jugueteaba y apartaba el pelo para que no pudiese molestarle. Nada más podía hacer, simplemente esperar e intentar disfrutar.

Rodeé el frágil cuerpo de Jane con mis brazos y hundí mis colmillos en su clavícula, sintiendo casi al instante su cálida sangre llenarme la boca y empezar a saciarme. Apreté el cuerpo de ella contra mí bebiebo con ansia, era un sabor de lo más dulce y embriagador

Noté su cuerpo contra el mío, apretándolo, hundiendo sus colmillos en mi cuerpo. Notaba el dolor, pero era un dolor diferente a lo que jamás había experimentado, era un dolor placentero que hacía estremecerme. Proferí un grito ahogado parecido a un gemido y deslicé mis manos a la nuca de Damon, enredándose con su cabello, al que estiraba con cada embestida de sus colmillos.

Seguía bebiendo de ella sin parar, hundiendo más y más mis colmillos, era una sangre pura, fresca, casi adictiva. Seguí bebiendo de ella hasta que noté que la sangre fluía más lenta. Esa era la señal para dejar de beber, ya que podría llegar a matarla. Aparté el rostro y me llevé mi muñeca a mi propia boca mordiéndome - Ahora vas a beber de mi sangre - acerque mi muñeca a los labios de ella incorporándola con mi otra mano y sujetándola, esperando a que bebiese de mí para sanarse la herida.

Comencé a lamer las gotas de sangre que se deslizaban por la muñeca de Damon. Poco a poco comencé a recobrar fuerzas milagrosamente y me aferré con ambas manos a su muñeca, no podía dejar de succionar. Cada sorbo era una descarga de energía en mi interior que hacía que mi cuerpo se estremeciese con cada gota.

Mientras la humana se alimentaba de mí, yo me dedicaba a relamerme y a limpiarme la boca, mirándome en un espejo. Cuando terminé de limpiarme acaricié el pelo de Jane con suavidad - Ya es suficiente pequeña - susurré apartándola de mi brazo

Me aparté de la muñeca de Damon y me incorporé levemente limpiándome la sangre. Miré a Damon y le sonreí.

No vas a recordar nada de lo que ha ocurrido. En unas horas, iras a buscarte la cena a La Push, pero antes te aseguraras de que tu herida ha sanado por completo. - Sonreí triunfante, me levanté de la cama no sin antes darle un beso en los labios a Jane, un beso lento y suave - Cuando salga de tu habitación te dormirás y no despertarás hasta que tengas que irte - susurré acercándome a la ventana saltando por ésta y convirtiéndome en cuervo justo cuando dejé de tener contacto con algún punto de apoyo.

- Hasta... luego... Damon...-conseguí balbucear justo antes de quedarme dormida mientras él salía por la ventana de mi habitación.

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Subí las escaleras en silencio, con los zapatos en la mano y a oscuras, iluminándome con la pantalla del móvil. Me asomé a la habitación de mi madre. No estaba. Suspiré y me dirigí tranquilamente hacia mi habitación, cerrando la puerta a mi paso. Dejé los zapatos junto al armario y me quité el vestido dejándolo en el respaldo de una silla. Cogí el pijama de un cajón y me dirigí al baño. Me desnudé y me puse el pijama que a su vez ejercía de ropa interior.
Me quité las horquillas y cepillé el pelo recogiéndolo en una coleta informal. Me desmaquillé y cepillé los dientes y volví a la cama dejando el móvil en la mesilla. Me senté de rodillas en la cama y miré por la ventana, quitándome la bata y dejándola a los pies de la cama.
Me dejé caer hacia atrás, abrazándome a un almohadón.


El pijama en cuestión aquí

Llegué a casa de Jane, y subí trepando con agilidad y sigilo hasta su ventana, la cual estaba abierta. Me senté en el marco de la ventana con los brazos cruzados mirándola.

¿Necesitas algo más duro que abrazar? - pregunté en un susurro para no asustarla

Me senté asustada en la cama.

- ¿Damon? - pregunté girando levemente la cabeza - ¿Q-qué haces ahí? Te puedes caer... - dije poniendome de rodillas en la cama y poniéndome apresuradamente la bata para cubrirme.

¿Puedo pasar?-pregunté con cortesía

- S-sí, claro. - dije anudando el cinturón de la bata.

Me aparté levemente el pelo de la cara e intenté articular una frase sin éxito, moviendo la boca sin hablar.

- ¿Qué estás haciendo aquí? - le pregunté sorprendida una vez conseguí articular palabra.

Entré y me acerqué a ella, apoyando una rodilla sobre la cama - He venido a verte - susurré deslizando mi mano por el cuello de ella hasta su nuca con suavidad, era el momento de usar la persuasión, a penas tenía energía para poder usarla y que funcionase de forma efectiva al 100% - Jane, vas a pedirme que me alimente de ti, y vas a disfrutar haciendolo - susurré mirándola a los ojos fijamente

- ¿Qué te deje alimentarme de mi? - arqueé una ceja- ¿Te pasa algo, Damon? - dije sin separarme pero sin haber sucumbido.

Notaba algo en mi interior que quería caer, pero mi parte racional no cedía.

Mierda, estaba demasiado débil como para que surtiese efecto. - ¿Qué demonios...? - me dije a mí mismo. Ya tendría tiempo de limpiarle los recuerdos después de alimentarme. Cubrí con la mano la boca de Jane y con la otra mano la sujeté con firmeza mordiendo con fuerza en su cuello empezando a beber de ella con ansias.

La necesitaba más de lo que yo creía.